El hombre ha optado por mantener cierta distancia del quehacer político en los últimos años luego de haber entrado en serios conflictos con quienes le sucedieron en el poder estatal en el 2006.
Lejos de reconocerle todo lo que hizo para hacer posible el ascenso del Partido Acción Nacional (PAN) al primer plano de la administración pública estatal, los panistas arremetieron en su contra y fueron quienes tras bambalinas intentaron llevarlo a juicio político a finales de su mandato.
Estrada Cajigal les abrió la primera puerta de acceso en aquella polémica elección local de 1997, cuando con cerrada votación logró vencer a la entonces candidata del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Ana Laura Ortega Vila, en la lucha por la alcaldía de Cuernavaca.
Desarrolló un trabajo más o menos interesante que fue bien visto por los capitalinos, y con ese ánimo dentro, consiguió ser el abanderado blanquiazul al gobierno estatal en el 2000. No le fue muy difícil conseguir ese espacio, porque siendo edil cultivó una cercana amistad con quien en aquella época era gobernador de Guanajuato y a la postre también candidato pero a la presidencia de la república, Vicente Fox Quesada.
Sergio ganó de calle la justa electoral al abanderado tricolor Juan Salgado Brito, y así, proveniente de una candidatura externa en el 97, abrió la siguiente puerta a los panistas, la del gobierno estatal, y los instaló en Palacio de Gobierno.
Pero los azules seguían inconformes; exigían ser incluidos en masa, por rama familiar en las posiciones más importantes del régimen. Cosa que Estrada Cajigal rechazó, y conformó un equipo de colaboradores de su confianza.
Ello le trajo inconvenientes con la "sagrada familia", que se refugió en espacios menores de poder como la comuna, que ya había sido heredada a un panista, y en el Congreso local donde llegaron a tener gran presencia.
No obstante, esas diferencias y conflictos llevaron al ex gobernador a anunciar públicamente su separación del PAN previo a las elecciones del 2009 y se colocó detrás de la figura del aspirante priista a la presidencia municipal de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós.
Éste le arrimó una auténtica paliza a la fórmula de Acción Nacional encabezada por el aún senador Sergio Álvarez Mata, pero está claro que Estrada fue el elemento importante para tal hazaña, es decir, ayudó a cerrarle la primera puerta a los de la derecha en el control del poder estatal y nuevamente en Cuernavaca.
Hasta este momento, el hombre se mantiene en las sombras. No ha dicho "esta boca es mía" ante la proximidad de la justa del 2012, pero hay algunas versiones en el sentido de que le gustaría regresar a las lides políticas por cualquier partido menos por el PAN, lo que significa que sigue muy lastimado y adolorido con sus ex compañeros, quienes en efecto nunca le agradecieron el haberlos llevado a la conquista del poder total en Morelos.
El asunto es que las condiciones se antojan muy propicias como para que el ex gobernador sea pieza fundamental para cerrarles la segunda puerta a los panistas en el 2012 y dejarlos como estaban antes de aquel 1997, cuando dieron el primer gran paso por la conquista de la gubernatura.
En estos momentos todos los análisis en la materia sitúan a un Acción Nacional muy a la zaga. Las encuestas le dan al partido 20 puntos porcentuales contra 41 del Revolucionario Institucional; por aspirantes, el senador Adrián Rivera Pérez anda en los 11 puntos contra 25 de dos del tricolor que se siguen perfilando fuertemente.
Es decir, que ni como partido o como fórmula ganarían la elección en este momento, aunque todavía falta mucho tramo por recorrer. Viene lo más fuerte y difícil para los contendientes y se antoja que será una lucha a muerte. Pero reiteramos, SEC les abrió la primera puerta en 1997 con la alcaldía de Cuernavaca, ya se las cerró en el 2009, es muy probable que les cierre la otra en la elección presidencial del año entrante. Sería algo muy sintomático pero doloroso para la derecha, que no ha sabido capitalizar esa oportunidad.