En los últimos días, sólo en Cuernavaca, en el primer cuadro de la ciudad se registran atracos permanentes. Bueno, el viernes pasado, al medio día agentes del "orden" andaban buscando afanosamente a dos mujeres que robaron a otra mujer en pleno Centro Histórico, desde luego, hasta donde nos quedamos, sin éxito.
Tal vez como una hora después robaron un negocio en la calle Guerrero, ahí seguido pasa lo mismo, y como suele suceder desde hace meses o años, llegó la Policía Federal, la Estatal y algunos militares, que lejos de tranquilizar las cosas, convierten el escenario en algo espectacular, aunque difícilmente dan con los responsables.
Las instituciones competentes en esta materia no pueden pues controlar por lo menos el delicado ambiente que priva en cuestión del delito en sus distintas modalidades.
Era visto que el simple cambio de mandos en la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) no acabaría con el asunto y lo estamos viendo, las corporaciones llegan cuando los hechos se han consumado y es muy poco lo que a partir de ahí puede lograrse.
Pero por lo menos en la capital del estado, así sea tardíamente, se observa presencia policíaca, donde la ciudadanía se encuentra a merced de los "amigos de lo ajeno" es en el interior de la entidad, en los pueblos y comunidades los negocios son blanco permanente de los rateros y las denuncias no sirven de nada.
Es más, lo aconsejable para algún empresario o comerciante que ha sido hurtado en sus pertenencias es que se quede quieto, porque si inicia alguna averiguación, seguro que le van a caer a los pocos días, porque se aprecia que desde el interior de los cuerpos del orden hay ‘soplones’ que alertan a los malosos.
Desde Temixco, Acatlipa, Alpuyeca conocemos a diversos comerciantes que han optado por bajar las cortinas debido al asedio permanente de las bandas delincuenciales que no encuentran freno.
Y como suele suceder en cualquier otro concepto de los delitos, se tienen identificados a algunos de los rateros, pero así como andan las cosas, se prefiere guardar silencio.
Es decir, cualquier establecimiento que de muestras de prosperidad y ganancia se encuentra en la mira de esos enemigos públicos y la población ha perdido la fe en quienes tienen el compromiso de salvaguardar sus intereses.
Por eso insistimos en que todavía en Cuernavaca se tiene a la mano más seguridad que en provincia, porque las policías municipales francamente no tienen los alcances para ayudar mucho, independientemente de que estén o no penetradas por la delincuencia.
POLICIA UNICA, HECHOS BOLAS
Pero hablando de seguridad, es muy difícil encontrar avances a pesar de que se le busque cuadratura al círculo, eso de la policía única, propuesta desde el Gobierno federal, como que también se comienza a hacer bolas.
A estas alturas del sexenio, cuando muchos personajes comienzan a mirar hacia el futuro, le buscan muchas "mangas al chaleco" y cuestionan toda sugerencia, los ayuntamientos, por ejemplo sienten que esto los despoja de las facultades y autoridad que tienen respecto a sus policías municipales.
Y en esencia así sería, porque los esquemas prevén que a nivel estados, sean los gobernadores quienes controlen esta fuerza pública que cuando se quiere, es igualmente un instrumento para amedrentar a enemigos políticos.
Pero buscando un poco más profundo, dialogando con algunos profesionales del derecho, uno de ellos decía que "eso de la policía única es sólo una campaña mediática y bandera de distracción oficial frente a la incapacidad para dar seguridad y justicia al pueblo".
Sostuvo que "no se trata de nada nuevo, a quienes lo dicen, les invito a que consulten el artículo 70, fracción 20 de la Constitución General de la República y se encontrarán con que no se inventa el hilo negro, es algo añejamente dispuesto en las leyes y que en algunas coyunturas, como en la administración de Lauro Ortega, se puso en marcha en Morelos".
Será el sereno, como dicen por ahí, los ciudadanos lo único que exigimos es que se cumpla esta obligación gubernamental y no le vemos para cuándo, eso sí, se vienen gastando fortunas de nuestros impuestos en ello y para nada.