Pero por la relación directa con los ciudadanos a través de sus programas asistenciales, otra dependencia a modo es la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) que acaba de estrenar delegado, porque Oswaldo Castañeda Barrera fue desplazado por malos manejos administrativos y de recursos públicos.
En este caso en particular, todavía hay resistencia de quienes tenían las manos metidas a través de recomendados en posiciones estratégicas, porque el recién llegado, haciendo uso de sus facultades, ha liquidado a parte del personal para generar su propio equipo, algo muy razonable, por cierto.
Pero como ya decíamos, muchos de ellos atienden a cualquier interés, menos el del trabajo a favor de los ciudadanos, y en este caso, el senador Adrián Rivera Pérez anda bastante molesto porque le siguen desmantelando toda una red que ya tenía preparada para desde ahí estar haciendo precampaña electoral.
No se trataba únicamente de Oswaldo, él sólo era la cabeza ahí; hay más gente mediante la cual se desarrollaba el esfuerzo de proselitismo, y es lo que viene provocando reacciones en otros lados.
Por cierto, uno de los errores de Oswaldo fue medir fuerzas con Fidel Giménez Valdez, quien es el coordinador de delegados en la entidad. Seguramente sintiéndose bien "apadrinado" por ARP, llegó a menospreciar la autoridad de aquél que a su vez cuenta con un hermano funcionario muy cercano al presidente de la república y sólo esperaba un pretexto para pedir que le cortaran la cabeza, como ocurrió.
Pero el nuevo delegado ya trae otras instrucciones y compromisos, en donde no aparece la figura del senador, además de que efectivamente para poder dar resultados, necesita rodearse de un buen equipo propio, institucional y responsable con el compromiso social.
El asunto es que la grilla sigue porque los despidos se han dado en contra de aquellos que no estaban ahí para cuidar la correcta aplicación de programas de desarrollo social, sino para utilizar como trampolín a la delegación a fin de irle abriendo paso a quien sigue soñando con ser el candidato de Acción Nacional al gobierno estatal el año entrante, cosa que vemos cada vez más lejana. Ya nadie le concede posibilidad alguna de ganar y el partido comienza a ver hacia otros lados.
CUADROS, PROBLEMA DEL PAN
Y ése es precisamente el principal conflicto al interior del instituto político, que las pocas figuras que tiene han envejecido --en el desempeño de cargos públicos o de representación, no tanto en edad-- y para la justa electoral en puerta no tiene gallos de pelea.
El único espacio donde incluso le sobran prospectos, es en Jiutepec; aquí se requiere de un candidato a la presidencia municipal y de dos para las diputaciones locales. No tiene problema. Ahí está el titular de la Comisión Estatal del Agua y el Medio Ambiente, Fernando Bahena Vera, que puede ir a la comuna; también se ha apuntado Hugo Barenque Otero para la misma posición y hasta el secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Demetrio Román Isidoro, pudiera serlo si no logra la candidatura al gobierno morelense.
Pero está además Oscar Santos que se desempeña en la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y tiene un interesante trabajo en el sector rural. De tal manera que ahí el asunto está resuelto.
Pero en contraparte, salvo algunos elementos de valía en el resto del territorio estatal, incluida Cuernavaca, el PAN se encuentra prácticamente desmantelado y hasta considerando la posibilidad de candidatos externos.
Hacia el oriente de la entidad, donde se requieren de unos 15 ó 20 aspirantes para las alcaldías y las diputaciones locales o federales, tiene como tres. El edil de Yecapixtla, Irving Sánchez; el diputado local Israel Andrade y el presidente de la Unión de Ejidos de Jonacatepec que podría pelear una legislatura local, y párele de contar.
En la parte sur poniente tampoco andan muy bien que digamos. Acaso se podría hablar del titular de Desarrollo Agropecuario, Bernardo Pastrana Gómez, con el agravante de que ya perdió frente a Rosalina Mazari en 2009 la diputación federal.