Ya se han dado casos de enfrentamiento ante la complacencia de las autoridades "competentes" que parecieran estar alimentando el conflicto, tal vez con fines político-electorales.
Uno de los añejos problemas del pueblo ha sido el abastecimiento de agua potable. La dotación es por tandeo porque hay sólo dos pozos de extracción y en muchas ocasiones únicamente se opera con uno por los continuos desperfectos.
Bueno, pues el pasado 31 de mayo los antorchistas fueron a armar su alboroto ante la presidencia municipal de Xochitepec para exigir al alcalde Juan Carlos Rivera Hernández agua potable para esa improvisada colonia apoyada desde la administración pública estatal.
Lo hemos dicho muchas veces: los cabecillas de esa agrupación comienzan pidiendo un terreno donde vivir --aunque los líderes llegan a tener decenas de predios en diversos municipios del estado--, luego van a demandar agua, pavimentación de calles, luz --que en este caso ya se la bajaron-, escuelas, becas para sus hijos y desde luego materiales para construir sus casas.
En términos concretos, hay que mantenerlos de todo a todo; de otra manera, vendrán ejerciendo presiones con sus marchas y plantones ya muy conocidos, como está ocurriendo.
El alcalde no deberá ceder a sus pretensiones. Ellos saben de origen que el gobierno estatal los llevó a este lugar sin consentimiento previo de la población anfitriona, y si desde arriba traían intereses comunes, pues que los resuelvan entre ellos y no involucren a nadie más.
Conociendo los antecedentes de tal movimiento, sosteníamos que en las primeras de cambio buscarían comercializar los lotes al mejor postor; ya lo vienen haciendo discretamente.
Una beneficiada con espacio dijo al reportero que "yo no soy antorchista; me invitaron a comprar un terreno aquí pero ya estoy arrepentida porque el gobierno se comprometió a darnos todos los servicios y no vemos nada. Lo malo es que ya muy pronto se irá".
Más adelante confió que "es cierto que hay algunas familias con mucha necesidad pero otras que no lo necesitan y además entre los que llegaron hay gente muy mala que se dedica a la delincuencia".
Esto pudiera ser cierto porque en las últimas semanas grupos de pandilleros han robado algunos establecimientos comerciales en el lugar, y esto se le atribuye a células ligadas a los antorchistas.
De la manera que sea, el problema es que agua no hay ni para la comunidad, menos para quienes, apadrinados, quieren hoy que se les dote del líquido.
Además, al presidente municipal nada lo compromete con ese movimiento. Los llevaron antes de las elecciones del 2009 cuando el titular era el arrepentido perredista Basiliso Miranda Román, actualmente titular de Protección Civil, que terminó como panista.
Pero el gobierno les abrió la puerta, comenzó a atender sus demandas .
Se antoja que es lo que menos le preocupa. Hay indicios de que la estrategia fue meter una cuña para generar divisionismo y a ello se le ha apostado. Han buscado comprar los servicios de algunos líderes naturales del pueblo para equilibrar fuerzas con la mayoría que pide la salida de los antorchistas.
Algunos diputados se sumaron a la queja de la comunidad de Alpuyeca; entre ellos, Fidel Demédicis Hidalgo y Hortencia Figueroa lograron acuerdos para reubicar a esas familias, pero nada se ha cumplido. Le apuestan al cansancio de la reacción colectiva.
Hay un acta levantada en tiempos de Jorge Morales en la Secretaría de Gobierno, que establecía una fecha límite para que salieran. Hace más de un año que se cumplió y las cosas siguen igual.
Está visto que ya no van a cumplir; sólo que este gobierno va de salida. Los propios antorchistas entran en una grave situación de riesgo porque no será nada fácil la obtención de algún otro servicio aparte de la luz que ya tienen.
Esto es lo que les inquieta, que los dejen "colgados de la brocha" y a merced de los lugareños que preparan una reacción en la que se estaría solicitando el apoyo de otros pueblos como Xoxocotla y Coatetelco para recuperar las tierras.