Se trata de un gran problema de salud pública, porque la acumulación de grasas lleva recurrentemente a contraer una de las enfermedades más peligrosas de los últimos tiempos, la diabetes, que mata silenciosamente.
Es por ello que igualmente ocupamos los primeros lugares en el mundo en esa enfermedad y el fenómeno es creciente, porque no hay medidas correctivas particularmente en niños y jóvenes respecto a su alimentación.
Desde la Secretaría de Educación Pública (SEP) se comenzó a trabajar sobre algunas medidas que induzcan a la reducción de los porcentajes en la presencia de la gordura, pero tampoco se observa mucho empeño.
Todos somos testigos de cómo en torno a los planteles escolares proliferan todo tipo de negocios en los que se expenden productos conocidos como "chatarra", entre ellos dulces, chocolates, sabritas y sobre todo refrescos o bebidas con altos contenidos de azúcar.
Y no sólo es en el exterior de las escuelas, los mismos maestros y asociaciones de padres de familia inundan de esos productos sin valor alimenticio el interior, a través de las cooperativas, sin que nadie haga algo por remediarlo.
La SEP hizo publicar hasta un largo listado de "alimentos" que deberían ser retirados de negocios cercanos a los planteles, de aquello ha pasado más de un año y seguimos en las mismas. Ahora se asegura que será a partir del siguiente ciclo escolar que se tomen medidas sobre el tema.
El asunto es que como en muchos otros aspectos de nuestra vida diaria, aquí hay intereses creados que van a oponer resistencia a cualquier modificación de las reglas de consumo, porque finalmente todo es dinero.
Y son maestros, directores de escuelas, inspectores y demás estructuras del Instituto de la Educación Básica, quienes tendrían que haber iniciado desde hace mucho un trabajo intenso para ir liberando a los planteles de tantas vendimias que son el origen de esa mala alimentación.
Reiteramos, de ello los padres de familia no están exentos, por flojera o lo que sea, prefieren comprarle al chamaco cualquier golosina en la primera tienda de la esquina, que prepararle algún alimento de calidad en casa.
Pero insistimos, la Secretaría de Educación (SE) emitió todo un catálogo de productos prohibidos y sugeridos, pero ahí se quedó, en espera de nuevas instrucciones, y no hay consciencia social, que es lo más preocupante, porque de ser así, desde abajo se debería estar obligando a las autoridades a impedir el establecimiento de cualquier negocio a las afueras de las instituciones como hoy ocurre.
Las autoridades vienen proponiendo estas modificaciones no por el compromiso social sino porque se les ha vuelto problema de salud pública que casi les revienta en las manos, no hay dinero que alcance para atender tanta enfermedad derivada de una alimentación en desorden. Les viene pegando en el presupuesto público, que es donde más duele.
Ahora se afirma que será a partir del ciclo escolar que viene cuando se pongan en práctica esas reglas, al menos así lo dijo el titular del IEBEM, Felipe Sedano Reynoso, recordando que por ahora sólo se han prohibido unos dos o tres productos relacionados con los refrescos.
Pero claro, si hay conocimiento de que decenas de vendimias no alimentan y si provocan enfermedades a largo y mediano plazo, ¿por qué seguir permitiendo su elaboración y comercialización?
Es claro que esto le pega a algunas empresas industrializadoras y procesadoras de "alimentos", por eso decimos que hay intereses creados con los que las autoridades no se quieren meter.
Es pues el reflejo de una degradación cultural en los patrones de consumo, que no sólo impacta en cuestiones de alimentación, son factor de una terrible contaminación que no deja de crecer.
A partir de cualquier compra nos llevamos a casa desechos que requieren de decenas de años para su degradación, por eso cuando recorremos el estado lo que encontramos en caminos y carreteras es un panorama desagradable de basura por todos lados que tiene que ver con lo mismo, una ausencia de reglas en la comercialización y elaboración de tanto alimento "chatarra" que es causa de demasiados males.