Es por ello que el juego por la sucesión está en su apogeo, a nivel de estructuración de cuadros de campaña y de partidos, porque la lucha se antoja muy complicada desde ahora.
Nos encontramos fácilmente con más de media docena de personajes que a través de sus diversos partidos políticos esperan formar parte de las boletas electorales de ese 2012 que trae el platillo más fuerte, el de la presidencia de la república.
El Partido Acción Nacional (PAN) no tiene aún una definición. Es cierto que el senador Adrián Rivera Pérez hace bastante tiempo que inició la lucha preelectoral por ser el abanderado de ese instituto político, pero el desgaste que ha padecido lo pudiera dejar fuera; no obstante, es uno de los que están en la lista.
Ahí mismo, se sigue hablando de un Demetrio Román Isidoro, secretario de Obras, o del titular de Finanzas y Planeación, Alejandro Villarreal Gasca, que pudiera dar la sorpresa en su oportunidad.
Es decir, Acción Nacional estaría apostándole a alguno de estos tres en función de cuadros de casa. Si llegado el momento no hay condiciones adecuadas para que de ellos salga el bueno, no es descabellado que el ex priista Jorge Morales Barud sea el ungido en una alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Aunque desde nuestro punto de vista estimamos que Morales podría terminar siendo el candidato de alguna alianza de partidos pequeños a través de Convergencia por la Democracia, con quienes ya ha venido platicando.
En el PRD, las cosas siguen un tanto inconsistentes porque a pesar de haber llegado a un acuerdo en el Estado de México, aquí se aprecia que hay dos corrientes que se van a disputar la candidatura al gobierno estatal, la que alimenta Andrés Manuel López Obrador y la de los "chuchos", que siguen posicionados en la dirigencia nacional.
Tomando en consideración esas dos vertientes, por un lado se perfila el tabasqueño Graco Ramírez Garrido y por el otro, del lopezobradorismo, el diputado local Rabindranath Salazar Solorio.
No se descarta que acaben enfrentados y cada grupo con su candidato, porque el senador tabasqueño no va a declinar tan fácilmente, aunque una buena negociación no le caería mal. A eso está acostumbrado.
Y en lo que toca al Partido Revolucionario Institucional (PRI), aunque hay priistas de viejo cuño que se autoconsideran candidateables a la gubernatura, en la práctica sólo hay dos: el líder del CDE, Amado Orihuela Trejo, y el presidente municipal de Cuernavaca, Manuel Martínez Garrigós.
Entre ellos harán el uno dos, es decir, quien llegue al momento de la selección de candidato mejor posicionado ante el electorado, será el que busque la gubernatura; el otro tendrá que ser cabeza de la fórmula por el Senado de la república, seguramente acompañado ya sea del diputado federal Félix Rodríguez Sosa o de su compañera de curul, la ixtleca Rosalina Mazari Espín.
Desde nuestra óptica, ésos son los que pueden participar en la lucha por el gobierno morelense el año entrante; no hay más, es decir, los panistas Adrián Rivera, Demetrio Román, Alejandro Villarreal, los perredistas Graco Ramírez, Rabindranath Salazar y los priistas Amado Orihuela y Manuel Martínez, considerando por separado a Jorge Morales.
Y, ¿quiénes tendrían hoy más posibilidades de ganar? Las tendencias colocan a un MMG a la cabeza, en una medición partido candidato; le sigue su líder partidista, Amado, también porque el tricolor en presencia popular prácticamente duplica al PAN.
Es de considerar que ante la disponibilidad de recursos económicos y las ventajas que concede el ejercer el poder, los panistas se estarían colocando como segunda fuerza, es decir, que de ser así, se quedarían con la diputación de representación proporcional que actualmente ostenta Graco.
Los perredistas estarían situándose en tercera posición, ello con base en la ruptura interna y los problemas de división que no los han dejado crecer desde la elección del 2009. A la que viene tampoco llegarán muy unidos. Sin embargo, durante el año y un mes que falta para las votaciones, los escenarios pudieran cambiar.