Lo razonable pues es que como contribuyentes demandemos atención a nuestras necesidades, sin embargo hay casos en los que sucede lo contrario, lo estamos viendo claramente en lo que se refiere al mercado Adolfo López Mateos de Cuernavaca -el famoso ALM- y el tianguis de Temixco.
En ambos casos, es curiosamente la autoridad municipal la que propone hacer interesantes transformaciones y remodelaciones que para los consumidores son indispensables, porque en los dos casos, los riesgos e incomodidades de los clientes son tan elevados, que se hace indispensable una transformación.
Pero a la mayoría de quienes viven del comercio en estos dos espacios poco o nada les interesa que sus consumidores sean maltratados, robados por grupos delincuenciales que encuentran en la anarquía y el desorden, la mayor de las oportunidades para hacer de las suyas.
En el ALM grupos de comerciantes han llegado al extremo de insultarse, agredirse y casi agarrarse a golpes entre sí, debido a posiciones encontradas en la propuesta de mejorar integralmente la vieja nave que ya muestra envejecimiento y destrucción por tantos años sin mantenimiento adecuado.
El alcalde capitalino Manuel Martínez Garrigós parece optar por retroceder en su propuesta de realizar una interesante inversión para ir rescatando un mercado tradicional que lo no único que genera hoy son conflictos.
Pero los fuertes intereses entre grupos y la insensibilidad de algunos de los dirigentes está echando atrás la posibilidad de intentar por lo menos mejorar algunas deficiencias.
En el caso de Temixco, difícilmente algún consumidor bien informado podría negar el apoyo a la construcción de naves, que acabarían con todo el desorden que tienen que padecer miles de personas que acuden a este lugar los lunes para realizar sus compras.
Se habla de venta de droga, hurto de bolsas de mano a las amas de casa que acostumbran frecuentar este sitio, incluso robo de autos y otros delitos perpetrados por bandas no sólo del municipio, porque hay indicios de que vienen de otros lugares a realizar sus fechorías.
Pero de los más de mil 400 tianguistas, hay unos 200 que rechazan el proyecto y están recurriendo a manifestaciones de protesta en Cuernavaca, a fin de impedir su concreción.
El ALM y el tianguis de Temixco presentan problemas de delincuencia e incomodidad muy similares, la insuficiencia de controles propicia escenarios ideales para el florecimiento de la delincuencia.
Pareciera que hay quienes desde dentro están metidos en esto, de otra manera no se entendería el rechazo que se está dando, porque lo más sensato es que fueran esos comerciantes los que exigieran las mejoras.
La información pública por lo menos, tanto en lo que se refiere al ALM como al tianguis, es en el sentido de que buena parte de los comerciantes conocen perfectamente a los delincuentes, pero no hacen nada por ayudar a su captura, lo cual los convierte en cómplices.
Esas posturas llevan a pensar también que algunos personajes se mueven ya con intereses político-partidistas y están respondiendo a instrucciones externas en sus actuaciones.
Lo malo es que están cancelando el futuro y la posibilidad de entrar en una dinámica de modernización que los haga más competitivos frente a la constante avanzada de las tiendas de auto servicio, que se antoja es el futuro en esta rama del quehacer humano.
Y en efecto, mientras en el ALM o en el tianguis hay que padecer los peores tratos, exponiendo la propia integridad física. En las tiendas departamentales, quizás por unos cuantos pesos más, se pueden comprar productos frescos, de marca y calidad, con kilogramos completos y en un entorno hasta con aire acondicionado.
Pero muy poco se podrá hacer a favor de los tradicionales mercados si los mismos interesados no se dejan ayudar, se antoja que progresivamente el rezago y hasta las condiciones insalubres los llevarán a la extinción, porque los niveles de venta irán a la baja.
Sólo que hay monopolios que difícilmente podrán aceptar cualquier cosa que afecta sus ingresos así sea a costa de la parálisis, oponiéndose al cambio y la transformación indispensable.