Saben que una confrontación con aquellos que vienen promoviendo la figura del ex candidato presidencial, los dejaría muy diezmados y tenemos entendido que están buscando puntos de coincidencia para lograr acuerdos entre sí.
Podemos decir muchas cosas del senador Graco Ramírez Garrido, pero la verdad es que no es tonto, lleva tantos años metido en el re juego político que algo se le ha pegado y como dice el dicho "no hay loco que trague fuego", y si quiere sobrevivir con éxito a la justa en puerta, tendrá que obrar con inteligencia y por ahí va el asunto.
Claro, el tabasqueño de ninguna manera está dispuesto a ceder la candidatura ante nadie, pero por lo visto si a ofrecer otros espacios a cambio del apoyo, ¿cederán los lopezobradoristas? Habrá que esperar, parece que ya se desarrollan encuentros en ese sentido, pero AMLO tiene sus cartas para la grande en la entidad, entre ellos el diputado local Rabindranath Salazar Solorio y el ya ex aspirante al Gobierno morelense en el 2000, Juan Salgado Brito.
Por mucho que se aparente un conflicto superior por la candidatura presidencial entre el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, y el propio López Obrador, estamos seguros que se trata únicamente de una estrategia, éste siempre será institucional a quien ha sido su jefe.
Es decir, que no hay duda de que Andrés Manuel será nuevamente el abanderado perredista para la grande y por lo tanto quien veta o palomee al aspirante al Gobierno de Morelos ¿acabará aceptando a Graco a pesar de tantas traiciones? En política todo es posible.
Pero más allá de esas especulaciones, sin duda que lo mejor que pueden hacer es sacrificar intereses -en esto, mucho más los chuchistas- si no quieren sufrir otra escalofriante derrota a manos de panistas y priistas.
Todavía no es el momento, pero la verdad es que ya a nivel de precampañas el juego político está bastante intenso, pudiéramos considerar incluso que al interior de cada partido, grupo o corriente, ya los principales cargos de elección popular están distribuidos, sólo esperan formalizarlo.
Más aún, pudiéramos sostener que por lo menos eso es real en el PRI y en el PAN. En lo que toca a los primeros, quien tenga mayor liderazgo social en el momento de la selección de cuadros entre el alcalde capitalino Manuel Martínez Garrigós y el líder del partido, Amado Orihuela Trejo, se quedará con la candidatura al Gobierno estatal, el otro irá por una senaduría, eso ya se definió en el CEN. Hacia abajo, es muy posible que la diputada federal Rosalina Mazari Espín sea la segunda en la fórmula al Senado y un Félix Rodríguez Sosa abandere al tricolor por la comuna de Cuautla.
En lo concerniente al PAN, ya en su interior saben con mucha precisión, quienes contarán con el privilegio de seguir en cargos de representación popular a pesar de que sufrieran otra derrota como en el 2009.
Sostenemos por ejemplo que el secretario de Gobierno Oscar Sergio Hernández Benítez, el ex alcalde capitalino José Raúl Hernández Ávila o el dirigente estatal panista Germán Castañón Galaviz cuentan con espacios reservados y prácticamente asegurados por la vía de la representación proporcional.
A los cargos por voto mayoritario van a enviar a quienes no pertenecen al círculo cerrado de la "sagrada familia" e incluso están obligados a echar mano de figuras no propiamente panistas si quieren ser competitivos.
El secretario de Salud Víctor Manuel Caballero Solano, el secretario de Finanzas Alejandro Villarreal Gasca o el de Turismo Hugo Salgado Castañeda, que parecieran ser quienes ofrezcan mejores posibilidades, no son militantes formales de ese instituto político, acaso adherentes.
Ante un eventual rechazo del CEN del PAN a las aspiraciones del senador Adrián Rivera por la primera magistratura, alguno de los antes señalados podría sustituirlo y con mejores pronósticos.
Pero como decíamos líneas arriba, todos andan ya en trabajos preelectorales y buscando a quienes toman las decisiones para no quedar fuera de la repartición electoral.