Ya anunció que se iniciarán las negociaciones con el Congreso local en torno a la ley de ingresos y egresos 2012 y anticipó que el gobernador Marco Adame Castillo ha colocado como prioridad el tema de la seguridad, es decir, que se pedirá al Legislativo acrecentar el dinero para las tareas de prevención y sanción del delito.
Son altísimos los costos que en esta materia venimos pagando los ciudadanos a través de los impuestos para no tener ningún resultado satisfactorio, porque en la calle las cosas siguen igual o peor.
Algunos diputados, durante el inicio del periodo ordinario de sesiones, el primero de septiembre, daban cuenta del negro panorama que en el estado y el país enfrentamos en lo relacionado a la delincuencia. Particularmente en nuestra entidad está proliferando el robo de autos, robo con violencia a casas habitación, clonación de tarjetas bancarias, abigeato, y párele de contar.
Hay empresarios de diversas ramas de la actividad productiva, de comercialización o prestación de servicios que están en condiciones muy desafortunadas porque padecen de amenazas de extorsión y las denuncias no tienen ningún avance. Se aprecia pues que las instituciones están siendo rebasadas.
No obstante, vamos nuevamente por destinarle más recursos a una tarea que no ha sido la adecuada de parte de las autoridades "competentes" en esa materia. Los números y estadísticas de las violaciones a los derechos y garantías de los demás no disminuyen, sino que crecen.
Seguimos esperando la integración de ese "súper cuerpo policiaco" denominado "policía acreditable" que en esta entidad contará con unos 420 elementos, a decir de las instancias públicas, muy bien adiestrados y capacitados.
La cosa es que se han sacado de la manga tantas modalidades y experimentos, que no han dado los resultados esperados, que ya nadie cree en otras acciones.
En su momento, se le dio vuelo y publicidad a aquello de los frustrados y fallidos exámenes de confianza a los funcionarios y elementos del sector justicia, pero las complicidades con la delincuencia siguieron.
Luego se insistió mucho en la instalación de las cámaras de video para grabar delitos en la vía pública; que sepamos, no hay ningún reporte que nos diga de las bondades de todo ello, porque el ambiente es peor.
Y recientemente hicieron suyo el programa propuesto por la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) denominado "Observatorio Ciudadano", que sigue esperando el apoyo económico institucional porque todo quedó en el papel y el discurso.
Los ensayos han sido pues innumerables, pero en cada ocasión no salimos de nuestros problemas y éstos contrariamente evolucionan. No obstante, el gobierno insiste en que se necesita más dinero para modernizar las acciones policiacas con equipos sofisticados, para poder competir con la tecnología que usan los maleantes.
Pero cuando se acepta dar más dinero por algo, lo menos que se puede exigir es que se ofrezcan los resultados suficientes que justifiquen dicho gasto; de otra manera, estaríamos considerando esto como un fraude a la ciudadanía, que es la que carga con tan pesada carga.
El Congreso local tendrá que valorar esta petición; antes que nada deberá llamar a los titulares de las dependencias encargadas de la prevención, sanción y persecución del delito para que expliquen cómo es que a pesar de tantos millones gastados en el rubro, el ambiente está complicándose.
Más aún, estamos a un año de concluir este sexenio: si en cinco años no se ha logrado revertir la tendencia de la delincuencia en el estado y en México, ¿se logrará en esta fase final, cuando ya la misma fuerza del Estado mexicano viene a menos?
Claro, tampoco se debe perder la esperanza porque entonces estaríamos acabados. Pero ateniéndonos a lo que hasta este momento se nos ha ofrecido, sostenemos que de ningún modo se viene correspondiendo con hechos con un presupuesto creciente en materia de seguridad desde el 2006.
La relación de buena parte de las estructuras públicas policiacas, incluidos altos funcionarios, con el delito organizado no mengua; pareciera que se está fortaleciendo.