En los últimos tres años se han logrado imponer algunos impuestos que incluso provocaron la reacción del sector empresarial, porque sobre todo fueron ellos el blanco de dichas políticas impositivas.
Desde la presidencia de la república se asumió el compromiso de cancelar el cobro de la tenencia vehicular, cuya recaudación a nivel nacional supera los 22 mil millones de pesos. En el caso de Morelos este concepto deja hasta hoy cerca de 400 millones. Es un hecho: a partir del 2012 quedará suspendido.
El gobernador del estado, Marco Adame Castillo, acaba de declarar que secunda esta decisión y no solo eso, sino que no creará ningún otro impuesto ni elevará los ya existentes.
Que bueno, porque el jefe de la Unidad de Coordinación de Entidades Federativas de la SHCP, Carlos Alberto Guerra, durante su estancia ayer en Cuernavaca para asistir a la inauguración del Foro Binacional México-Estados Unidos, dijo que esa dependencia federal ha propuesto la aplicación de un impuesto al consumo final de todos los productos, entre el uno y cinco por ciento del costo. Imagínese.
Claro, nada lentos, serán las entidades federativas las que hagan el trabajo de convencimiento respectivo y busquen consensos con el recinto legislativo para la aprobación legal de esta propuesta.
Y consecuentemente cada gobernador valorará entre el uno y el cinco qué porcentaje quiere aplicar. Pero en esta ocasión nadie quedaría a salvo porque estaría cubriendo este gravamen todo tipo de productos y entonces la situación se agravaría aún más para quienes apenas si logran sobrevivir.
Se trata, a decir del funcionario, de una propuesta ya oficial. Toca a los estados buscar aplicarla en los niveles que estimen conveniente, pero seguramente que ello despertará resistencias por todos lados, porque en las circunstancias en que nos encontramos no es nada halagador.
Pero sobre todo porque los recursos públicos siguen siendo dilapidados de la manera más irresponsable por buena parte de las instituciones de gobierno en sus tres niveles.
No hay para nada una justa distribución en su ejercicio. La mayor parte de los presupuestos se orienta a gasto corriente por los elevados ingresos de los funcionarios o representantes populares, y al pueblo le llegan solo migajas.
En estas condiciones nunca será suficiente la recaudación para poder resolver tanta necesidad y rezago que existe en materia de servicios y obra pública en bien de la colectividad.
Ya en sí cubrir el 15 por ciento por concepto de Impuesto al Valor Agregado (IVA) es una verdadera carga para un sector mayoritario que a duras penas logra resolver sus necesidades económicas.
Todo mundo busca la manera de evitar convertirse en contribuyente cautivo y menos de la federación, porque si no cumple por las razones que sean, lo persiguen hasta con perros y tendrá que pagar fuertes multas si no se quiere llegar a embargos de bienes y propiedades.
Por eso es que cada vez florece más el comercio informal. Las calles y banquetas de nuestras ciudades, pueblos y comunidades están invadidas por vendedores de todo tipo que de esta manera buscan un ingreso extra sin tener que rendirle cuentas al estado. Porque de ser así, lo poco que ganan se irá a las arcas públicas.
Pero ahora nos salen con que puede aprobarse un nuevo impuesto, porque hoy no existe, para que ellos sustituyan lo que están dejando de percibir por la cancelación del cobro de la tenencia.
En el caso del impuesto vehicular, por lo menos lo pagaban solo quienes cuentan con un automotor cuya sola posesión pudiera significar que más o menos se defienden económicamente. Pero el impuesto que se pretende aplicar irá en contra de todos, de él nadie escapará a menos que todo se compre en las calles y banquetas con los vendedores informales, pero de todos modos provocará una escalada de precios.
Pero, reiteramos, el porcentaje correrá a criterio de cada gobierno estatal y de los acuerdos que se puedan dar con los Congresos locales. Si los diputados se niegan a avalar esta intentona, simplemente no pasaría, pero ya tenemos amargas experiencias. Por lo menos aquí en Morelos, con una buena mochada, los representantes populares son capaces de ceder.