La determinación tuvo que esperar hasta ayer, porque no había de otras. Moreira era gobernador de Coahuila con licencia; si hubiera salido del CEN antes, estaba obligado a regresar a su estado natal, retomar el gobierno unos días mientras su hermano tomaba protesta constitucional --es quien ganó la elección para relevarlo-- y ya se imagina usted la golpiza que sus enemigos le podían haber propinado. Así que esperó que terminaran sus seis años de mandato para poder renunciar a la presidencia del PRI.
De manera interina, queda al frente del CEN Cristina Díaz, quien por acuerdo del Consejo Político Nacional, igualmente realizado ayer en la sede nacional del instituto, llamará a elecciones en un plazo determinado, claro, previa convocatoria.
Los priistas no están dispuestos a poner en riesgo el proyecto 2012. Sobre todo el aspirante panista Ernesto Cordero había tomado como bandera de su precampaña precisamente al dirigente tricolor, aunque de nada le ha servido dado que incluso bajó en sus tendencias.
No obstante, tampoco era conveniente para ellos mantener esta parte débil y estaba ya sellado su destino. Como referimos líneas arriba, debieron aguantarlo mientras su hermano tomaba formalmente protesta como mandatario estatal en Coahuila.
Pero en su calidad de líder, Moreira comenzó a encaminar el proceso electoral del año que viene. Nos queda muy claro que el jefe real es el cuasi candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, pero finalmente era a través de él que se desarrollaba el trabajo.
La interrogante aquí es, ¿cambiará en algo el escenario electoral para el estado de Morelos? Ya algunos personajes andan muy encarrilados y cerca de la estafeta deseada, la candidatura a gobernador, especialmente el dirigente estatal Amado Orihuela Trejo y el alcalde de Cuernavaca con licencia, Manuel Martínez Garrigós.
Pero de acuerdo con opiniones de las dos corrientes más fuertes de este partido que arropan tanto a Manuel como a Amado, las cosas no cambian, la tendencia sigue siendo la misma y hay acuerdos y compromisos muy avanzados que se van a respetar aun sin la presencia de Moreira en el CEN.
Más aún, se comenta que es altamente posible que Pedro Joaquín Codwell, quien se desempeñaba como responsable de los procesos electorales internos y que ayer mismo fue sustituido en esta responsabilidad por Jesús Murillo Karam, sea quien finalmente sustituya al coahuilense tras un proceso formal.
Pero más allá de las apariencias, los propios priistas asumen que "el dueño del partido hoy es el ex gobernador del Estado de México, Peña Nieto. Cualquier definición en la cúpula del instituto vendrá apadrinada por él. Eso está claro. Así que sólo se tendrán que cumplir algunas formalidades".
Y es que hubo comentarios en el sentido de que para poder "bajarse del caballo" en sus aspiraciones presidenciales, Manlio Fabio Beltrones había negociado quedarse al frente del partido, pero otros actores lo descartan totalmente.
Dicen que "eso es imposible. Manlio encabeza una pequeña corriente frontal a Peña. Si las cosas salen como van, ya en la presidencia de la república el mexiquense no se arriesgará a tener al frente del instituto político a un enemigo". Y en eso parece que tienen razón, así que la teoría se antoja descabellada.
En el caso de Pedro Joaquín, si llegara a ser real, beneficiaría sobre todo a MMG, porque hay que recordar que fue uno de los que vivieron la apertura de los foros de análisis organizados por Manuel antes de pedir licencia a la comuna capitalina.
Pero en realidad y tratándose de candidatos a gubernaturas, tampoco es el dirigente nacional el que decide quiénes van; éste sólo oficializará las instrucciones de Peña Nieto. Él será el gran elector, aunque todo ello nos indica que el "dedazo" continúa vigente a pesar de la supuesta apertura democrática y la alternancia en el poder.
Pero esto no es sólo privativo del PRI. Andrés Manuel López Obrador “palomeará" los abanderados del PRD y quien sea el candidato panista hará lo propio conjuntamente con el presidente saliente, Felipe Calderón.