El hombre es bien visto, tanto al interior del Gobierno como en el mismo Partido Acción Nacional (PAN), cosa por cierto muy rara, porque en general se trata de dos proyectos políticos casi antagónicos.
El doctor es uno de los cercanos al jefe del Poder Ejecutivo, conjuntamente con otros compañeros de equipo, como el secretario de Desarrollo Económico Rafael Tamayo Flores y el ya ex secretario de Gobierno Jorge Morales Barud; se la jugaron con todo en la campaña a favor del actual mandatario, nos queda claro que por lo menos esta posición es ya un logro de Adame y estamos seguros que contará con posibilidades de meter cerca de media docena de sus cuadros en la competencia electoral que se aproxima.
No era simple casualidad que se le diera mucho ímpetu al trabajo de Caballero, antes de mediados del año, nos llevamos algunos meses en recorridos para inaugurar hospitales, clínicas, programas relacionados con salud y a los cuales invariablemente asistió el Gobernador.
Todo ello le fue dando una imagen bastante bondadosa y sin duda que por sus perfiles, será un candidato competente, que le dará fuerza a nivel territorial a las fórmulas panistas, aunque si se equivocan de abanderado a Gobernador, difícilmente podrán sacar un buen resultado.
De la manera que sea y lo decíamos hace algunos días, Acción Nacional es el más aventajado en la definición de cuadros electorales, ya asignó la candidatura federal circunscripcional a favor del coordinador de la fracción parlamentaria en el recinto legislativo local a Luis Miguel Ramírez Romero y hoy estaría prácticamente definiendo la fórmula al Senado, mientras priistas y perredistas aún no dan señales precisas.
Claro, cada instituto político maneja sus tiempos, sobre todo a través de la emisión de convocatorias, pero de todos modos en ello se refleja el grado de unidad interna y ya sabemos que cualquier inconformidad puede cambiar todas las tendencias y mediciones.
Todavía se sigue hablando de serios conflictos entre las dos grandes corrientes panistas, la que jala con Adame Castillo y la del senador Adrián Rivera Pérez que se reduce a buena parte del CDE de su partido y algunos adherentes o simpatizantes.
No obstante que históricamente es el candidato a Gobernador el que suele definir la mayoría de los espacios a disputarse en una elección, como aún no se conoce quién será el abanderado azul, es el mandatario saliente quien pareciera llevar mano en la colocación de piezas del ajedrez.
Y tiene cierta lógica, el PAN no supo aprovechar estos 12 años de ejercicio del poder público en Morelos para mejorar estructuralmente y llega a la contienda en condiciones muy desfavorables, algunos cuadros están ya tan envejecidos como los priistas de antaño y Rivera Pérez pertenece a esa ala desgastada.
Más bien es Adame Castillo quien ha logrado formar algunas figuras a través de cargos públicos de primer nivel y ante esa pobreza de partido, es entendible que no obstante la presunta rivalidad entre MAC y ARP, el primero tenga la puerta abierta para montar en candidaturas de trascendencia a una importante parte de sus colaboradores.
Y es que simplemente no puede ser de otra manera, los más rentables están en Palacio, los demás irán a ver qué agarran a la sombra de éstos, porque no tienen capital social. El propio Adrián Rivera, si llegara a ser el ungido, sería una carga para el resto de los miembros de la fórmula.
De la manera que sea, los que pueden llevar más votos a Acción Nacional son -si se les llega a tomar en cuenta- el secretario de Finanzas y Planeación Alejandro Villarreal Gasca, que ya lleva un buen tiempo en precampaña, el secretario de Obras Demetrio Román Isidoro, que igual está apuntado por la gubernatura, el secretario de Desarrollo Agropecuario Bernardo Pastrana Gómez que ha dicho que va por algo y el de Desarrollo Económico, Rafael Tamayo, que es otro en la lista de aspirantes.
Entre ellos se conjunta en este momento el 80% o más de los sufragios que el PAN pudiera atraer, si no se incluyen, simplemente estaríamos anticipando una apabullante derrota blanquiazul.