Bueno, Morelos ocupa el nada honroso primer lugar en alcoholismo, cosa que se traduce en constantes accidentes viales y decesos de gente joven que en estado inconveniente conduce sus vehículos sin precaución alguna. Lo malo es que en no pocas ocasiones las víctimas son terceros perjudicados que nada debían.
Cuando hacemos reflexiones al respecto, entendemos la necesidad de establecer reglas, de hacer modificaciones a las normas establecidas para intentar frenar esta cambiante realidad que nos lleva hacia un futuro incierto.
El consumo de drogas, el alcoholismo, la pornografía, las publicaciones morbosas que no miden los alcances de imágenes de sangre son asuntos que deberían ocuparnos y obligarnos a establecer reglas de ética para no seguir alimentando las malas costumbres y la pérdida del asombro.
Sin embargo, vimos con tristeza cómo, desde el Congreso local, la actual legislatura tuvo la oportunidad de valorar una propuesta encaminada a aplicar candados para que no se abuse en esta materia y no lo hizo, es decir, es partidaria de este tipo de panfletos que van pervirtiendo la mente y el espíritu de las nuevas generaciones, contribuyendo de manera decidida a la proliferación de información inmoral y de mal gusto.
Es aquí cuando entendemos el doble discurso que suelen manejar servidores públicos y "representantes populares" que están obligados a sembrar las bases para enderezar el rumbo, que hace mucho empezamos a perder.
Claro, lo que priva en la mayoría de ellos son los intereses, no le quieren entrar a nada que pueda representarles un riesgo en sus ambiciones a futuro y menos en estos momentos preelectorales.
Y mire que entre ellos hay padres y madres de familia a quienes debe preocupar el estado de cosas en que nos vemos envueltos, porque al paso que vamos nadie escapa de la maldad que estamos alimentando.
Incluso algunos de ellos andan ya tras otro "hueso". Así tenemos a una Hortensia Figueroa que quiere la candidatura a la alcaldía de Jojutla, una Lilia Ibarra que busca regresar nuevamente como alcaldesa a su municipio o por lo menos la diputación federal, un Julio Espín Navarrete que ya fue alcalde de su pueblo, Puente de Ixtla, y quisiera la candidatura a la diputación federal y qué decir del coordinador de la fracción priista, Omar Guerra, que quiere ser presidente municipal de Cuernavaca.
¿Con qué cara se van a presentar ante sus electores? Porque tampoco es sólo este asunto de la moral lo que se les puede cuestionar. En general su desempeño al interior del recinto legislativo es demasiado pobre y con esa carta se tienen que presentar ante el pueblo si logran que sus respectivos partidos políticos los promuevan a otro cargo de elección.
Es el Congreso local el que está obligado a desarrollar trabajos legislativos tendientes a generar armonía, sana convivencia y paz entre los ciudadanos. Está siendo omiso, y como reza aquella máxima, "por sus acciones los conoceréis", y lo que está pasando no recomienda a muchos de nuestros 30 legisladores.
La interrogante es ¿en manos de quiénes estamos?, ¿son este tipo de actores los que pueden contribuir a edificar un mañana distinto y mejor para nuestros hijos? No lo consideramos así; por el contrario, son cómplices de lo que pasa.
Los electores deberán ser más conscientes y analistas para saber en quiénes depositan su confianza, porque venimos acrecentando la decepción cada tres años. La capacidad para hacer las cosas mal pareciera no tener límites. Es realmente sorprendente el mal proceder de muchos.
Estamos en buen momento para decidir el futuro con el proceso electoral del año entrante. Más que atender a sus promesas y discursos de demagogia, hay que hurgar un poco en los antecedentes de cada quien para poder valorarlos con mayor precisión.
La falta de reflexión al respecto nos lleva a un callejón sin salida: quienes nos "representan" atienden a todo, menos a nuestras necesidades. Estamos acabados, ¿no le parece?
1 comentario
Hey
como dicen ya estamos hasta la madre de los politicos que solo… Compartelo!