No nos equivocamos cuando en otra entrega, en este espacio decíamos que la encuesta que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) para poder destrabar el conflicto la volvió a ganar Juan Salgado Brito, pero a pesar de ello, los dueños del partido responden que no la acatarán, es decir, de ningún modo se la cederán. ¿Qué va a pasar entonces?, porque se supone que la única condición para poder registrar a alguien en esa desértica posición al Senado es que se acate el ordenamiento del TEPJF. Ayer, el afectado, Juan Salgado Brito, acompañado de un cercano colaborador del candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador (AMLO), de un abogado y del ex presidente estatal del PRD, Ignacio Suárez Huape, se presentó ante los medios de información para mostrar su inconformidad ante esa cerrazón de aquellos que están dispuestos a cerrarle la puerta, así sea violentando el estado de derecho. Esto apenas se comienza a poner bueno, porque legalmente el TEPJF tendrá que presionar para que se respeten sus decisiones y por intereses de grupo, en el estado ese partido en manos de auténticos rufianes amenaza con el desacato.
Es lo que aquí le hemos venido describiendo, la percepción social que se tiene en torno al desempeño electoral de dicho instituto político parece buena, sin embargo al interior, sus estructuras están casi destruidas, los grupos y las tribus se siguen dando con todo y en el caso de la senaduría en disputa, se observa un claro ejemplo.
Por lo pronto, Salgado Brito, ya advertido de que no se acatará el resultado de la encuesta, volvió a recurrir al Tribunal Electoral Federal para pedir que sean ellos quienes, con base en la encuesta, decidan a quien inscribir.
Porque precisamente por haber transgredido normas elementales de transparencia y democracia en la elección de la fórmula, el Poder Judicial revocó el registro de Fidel, quien ya había sido convalidado por el frente de partido de izquierda.
Y mire que las cosas andan bastante críticas en ese partido, el hecho de que algunos ex líderes del CDE anden operando en contra de la dirigencia formal actual, es una prueba fehaciente de que no han logrado sanar heridas y no sólo producto de la elección de candidatos en su proceso interno, sino de años atrás. En alguna ocasión le decíamos aquí que entre Juan Salgado Brito y algunos otros personajes perredistas hay agravios insuperables, el perredismo fue el que le impidió a este sustituir al general Jorge Carrillo Olea en la gubernatura aquel 18 de mayo de 1998, por eso se tuvo que buscar a alguien más, que fue Jorge Morales Barud, pero desde Los Pinos, la decisión ya estaba tomada a su favor. Han pasado 14 años, pero las ofensas nunca se subsanaron, entonces Juan andaba en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), al paso de los años acabó trabajando por el movimiento de AMLO desde las elecciones anteriores, pero entre las corrientes rivales no se ha superado esa diferencia. Y en esta ocasión, se vuelven a encontrar, ninguna de las dos partes cederá y además por los antecedentes que referimos, no hay ninguna posibilidad de negociación, primero se rasgarán las vestiduras que sentarse a platicar.
Por la radicalización de cada parte, pronosticamos que no habrá satisfacción en la decisión que se imponga y esto seguirá dando para más, si los partidos coaligados reinstalan a Fidel, el otro seguirá peleando en el Tribunal Electoral Federal y no descansará hasta anular la candidatura y si Juan pudiera, con el apoyo de ese órgano federal quedarse con el objetivo, simplemente será abandonado y marginado a su suerte, nadie de las estructuras oficiales de partido harán algo por él y al contrario, buscarán desesperadamente socavar su campaña para que pierda.
Al nivel de confrontación al que han llegado hace pensar que sus enemigos preferirán que ese escaño lo gane alguien del PRI o del Partido Acción Nacional (PAN) antes que Salgado Brito, porque en política las cosas suelen llegar a esos extremos.
Pero por encima de los intereses que cada quien trae, no deja de ser lamentable atestiguar que algunos partidos políticos rayan en el exceso de la demagogia y la falsa democracia interna, muestran hacia los ciudadanos actitudes que distan mucho de ser verdad, los grupos hegemónicos de control no comparten espacios, buscan adueñarse de todo para poder ejercer el poder a plenitud en el entendido que detrás de ello hay beneficios de toda naturaleza, entre ellos, el económico. Pero la cuestión es ¿Qué plazo tienen para poder definir el conflicto?, porque ya estamos a menos de un mes del cierre de campañas y así como los vemos, no tienen para cuando, mínimo deberán haber superado el asunto antes del día de la elección, más aún, ya el Instituto Federal Electoral (IFE) tiene que empezar a ordenar la impresión de las boletas electorales y ¿A quién pondrá en la imagen de la fórmula perredista al Senado?, por eso sostenemos que el tiempo se les agota.