Es curioso, por todo aquel acontecimiento que llevó a Jorge Carrillo Olea a renunciar al cargo de gobernador, se le han atribuido los peores conceptos, sin embargo fue precisamente durante sus cuatro años de gestión, que la mencionada reforma del Estado logró los mayores dividendos.
En particular, la oposición, esa que fue la que le dio el tiro de gracia, fue la que salió más beneficiada, porque se ampliaron los espacios de participación de todos los partidos políticos y desde entonces, de 18 diputados locales, el Poder Legislativo llegó a 30.
Es decir, hace cerca de 12 años se ventilaban en el ambiente político la mayor parte de los temas que nunca lograron avanzar y que hoy en la mesa de la reforma serán nuevamente puestos a consideración de las partes, pero dudamos que algunos de éstos, que serían realmente instrumentos para que el ciudadano pueda contar con mayor decisión en aspectos del ejercicio público y del poder, sean aprobados.
Seguramente aquellos relacionados con el artículo 58 constitucional que limita la candidatura a Gobernador exclusivamente a morelenses por nacimiento sí será reformado, porque hay muchos personajes avecindados que llevan años intentando meterse a la lucha por esa máxima representatividad y el texto constitucional actual les es muy molesto.
Sólo recordemos que el tabasqueño Graco Ramírez Garrido Abreu o el defeño-poblano Adrián Rivera Pérez, ambos senadores, uno perredista el otro panista, esperan ser ungidos por sus respectivos institutos políticos como candidatos a la gubernatura en el 2012.
Estos asuntos que para la población en general no son de mayor trascendencia, son los que a algunos personajes de la grilla interesa y por ahí van a presionar, pero las reformas estructurales, las que se necesitan para acotar el manejo discrecional de funcionarios públicos, representantes populares (diputados o alcaldes) en la disposición de recursos económicos del erario, poca evolución tendrán.
En esta instalación de la mesa lo que permeó en todo momento fue el tema de la justicia y la seguridad, lo ocurrido el fin de semana con el presunto toque de queda se llevó la mañana, el mismo Gobernador Marco Adame Castillo le dedicó buena parte de su intervención al asunto y no era para menos, las especulaciones respecto a si se trató de una maldad de la delincuencia organizada o una estrategia oficial, hasta ahora negada, continúan.
Por lo menos observamos que sin distinción de colores o ideologías, la absoluta mayoría de los actores ahí representados se declararon dispuestos a sumarse a la lucha contra los promotores del terror y la confusión, aunque reiteramos, eso suele ser muy recurrente en los discursos, los hechos pueden significar todo lo contrario.
Pero de todos modos, en medio de toda esta zozobra seguramente que lo mejor es que partidos políticos, poderes, empresarios y demás personajes con incidencia en decisiones fundamentales, estén de acuerdo, de otra manera peor nos puede ir.
Y bueno, regresando a los comentarios iniciales en relación aquella reforma de finales de la década pasada, tras la salida de Jorge Carrillo Olea del Gobierno, en los dos años que encabezó Jorge Morales Barud no se tocó el tema, luego llegó Sergio Estrada Cajigal y como que tampoco le interesó mucho mover las aguas, de tal manera que debieron pasar más de 11 años para que con bombo y platillo se anuncie un trabajo que dudamos toque temas de fondo, los políticos van por lo suyo, ya lo veremos.