Debido a su entonces abundante riqueza natural, es que se le atribuyó aquello de "Cuernavaca, ciudad de la eterna primavera", pero en mucho sólo el recuerdo nos queda.
Y no era únicamente la capital del estado, todavía hasta hace unos 20 años, en la mayor parte del territorio predominaba un escenario sin igual en materia de recurso forestal, acuífero, sobre todo en los pueblos y comunidades los pequeños canales del vital líquido pasaban por todos lados y aquello sólo reflejaba abundancia y riqueza en todos los sentidos.
La ausencia de valores ecológicos y culturales, los bajos índices de preparación en buena parte de la sociedad, pero sobre todo la inexistencia de políticas regulatorias en la materia por parte de las mismas autoridades responsables de preservar el medio ambiente, fue dejando estos desafortunados resultados que ya comenzamos a lamentar, porque es cierto, el clima ha cambiado casi en forma drástica.
En años recientes, a estas alturas el calor llegaba a su máxima intensidad, era casi imposible que lloviera, estamos cerca de mayo y la temperatura es cambiante, todo tiene que ver con el cambio climático que en algunas partes del mundo ha dejado saldos lamentables en pérdidas humanas por fenómenos meteorológicos poco comunes.
Lo triste es que no corregimos errores, sólo nos acordamos de la trascendencia de conservar el planeta en días de conmemoración como el de ayer, pero luego de ello las actividades destructivas continúan sin que a nadie pareciera preocuparle.
Muy responsables de lo que pasa son las instituciones, porque en buena medida, en aras de obtener beneficios económicos, desde esas esferas se permite la depredación a través del desarrollo de sendos proyectos urbanos, que vienen acabando con lo poquito que queda de recursos naturales y ecosistemas.
Ayer mismo, el subsecretario de CEAMA, Pedro Juárez Guadarrama; y el delegado de la Semarnat, Juan Ramón Acosta, decían que desde hace dos años, el Congreso local decretó obligatorio para los municipios establecer el ordenamiento ecológico de su territorio.
Lo que dicen es que únicamente Cuernavaca, Tepoztlán y Jiutepec cuentan con él, los otros 30 municipios no lo tienen, a pesar de que contaban con un año de plazo para tal efecto.
Como se ve, el asunto es bastante grave y es desde las mismas esferas oficiales desde donde se pone el mal ejemplo, así que poco se puede hacer mientras no se demuestre algo de cordura.
Particularmente en ayuntamientos como Xochitepec, Emiliano Zapata, Temixco, Cuernavaca, lo único que se viene ‘sembrando’ son casas, que además van transformando el entorno en un verdadero crucigrama, porque se llega prácticamente al hacinamiento.
Un ejemplo bastante claro de cómo las instancias públicas promueven el desorden es la intención casi consumada de instalar 300 familias a campo traviesa en Alpuyeca, donde no hay drenaje, agua potable, pavimentación y demás servicios, ¿cómo se puede justificar esto?.
Por todo eso estimamos que no teníamos nada que celebrar ayer, por el contrario, aún pudiera ser tiempo para buscar remedio a nuestros males y entender que de continuar con esas mismas actitudes, las generaciones en puerta pagarán las consecuencias de su inconsciencia.
No hay duda, lo que fue un Paraíso terrenal hasta hace poco más de dos décadas, es ahora una enorme mancha urbana que alcanza ya los municipios de Xochitepec, Huitzilac y Jiutepec, en el caso de Cuernavaca, porque en torno a Cuautla y Jojutla, las cosas van por el mismo sendero.
Es cierto, a pesar de todas las calamidades contamos con recurso acuático suficiente, pero en un 80% se encuentra seriamente contaminado, de ahí que la Comisión Estatal del Agua y el Medio Ambiente (CEAMA) esté desarrollando un proyecto de rescate en ese rubro, pero la extinción de bosques y selvas pareciera empujarnos hacia un futuro poco prometedor y a muy corto plazo, porque en otra década más la situación puede ser realmente complicada.