Por eso es que con una actitud de mutua responsabilidad, el jefe del poder ejecutivo y algunos grupos parlamentarios han venido estableciendo las bases para evitar desavenencias y alcanzar acuerdos en la materia en los tiempos correctos, para que no se llegue a contingencias como en el pasado.
No se trata de ceder o de medir fuerzas, aquí lo más conveniente es que esos dos poderes entiendan que su responsabilidad es garantizar la gobernabilidad, la paz social y el desarrollo de los morelenses, y agarrándose del chongo únicamente complican las cosas, si hay diferencias políticas o partidistas, hay que dejar los pleitos para los tiempos electorales, aquí sí tienen que echar mano de todas las armas a su alcance, pero una vez al frente de representaciones populares, se tiene que pensar de otra manera y conjuntar esfuerzos a fin de que todo salga bien o por lo menos, no echarle más leña al fuego del que ya hay.
Pero afortunadamente en el encuentro que tuvieron Ramírez Garrido y el grupo parlamentario del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el trato fue de civilidad y de respeto mutuo, por lo menos esa es la información que tenemos, de ambas partes y esto nos lleva a estimar que el tema del presupuesto del año entrante está siendo resuelto tempranamente.
Todavía el paquete o propuesta no se entrega al legislativo, parece que se hará el 15 de noviembre, pero en esta materia, hay que comenzar a generar los consensos desde mucho antes, para que llegado el momento, el terreno esté aplanado y haya señales que indiquen que por ahí viene el asunto.
Después del grupo parlamentario del bloque de izquierda, que suma 13 votos, está el de los priistas con ocho, es decir, entre ellos dos son mayoría absoluta, pero con los tricolores suelen jalar el Partido Verde y Nueva Alianza, es decir, andaríamos ya por los 26 sufragios, con ellos es suficiente para aprobar la ley de ingresos, sin embargo consideramos que Acción Nacional no pondrá resistencia y entonces, la cosa estará resuelta.
Pero ha sido directamente Graco o algunos de sus más cercanos colaboradores, quienes han establecido las redes para adelantar acuerdos positivos, consideramos que los representantes populares del PRD y sus aliados en el recinto local no han hecho buen trabajo en este sentido.
Juan Ángel Flores Bustamante no ha mostrado liderazgo hasta ahora, en su calidad de coordinador del grupo parlamentario, el hombre se inclina más por el uso de la fuerza que por el entendimiento y razonamiento, aquí lo que se requiere es sensibilidad, humildad y capacidad, con eso se sale adelante.
De parte del Gobierno del estado, observamos tres o cuatro personajes con experiencia y nivel para resolver la operatividad política de la administración pública, el resto del gabinete es muy técnico y poco entiende de esos menesteres, hablamos del propio gobernador Graco Ramírez y de su secretario de Gobierno, Jorge Messeguer Guillén, que ha tenido algunos tropiezos, cosa lógica al inicio de cualquier responsabilidad, pero que parece ir en evolución.
Al subsecretario de Gobierno, José Luis Correa Villanueva, político de añejas batallas, le tocó representar a las fuerzas perredistas en la mesa de la reforma del Estado, en el Instituto Estatal Electoral (IEE); desde aquellos tiempos cuando el PRD apenas surgía como tal. Posteriormente a las elecciones del seis de julio de 1988, traía mucho callo e incluso el director de Gobierno, Fernando Celerino Pacheco Godínez, ex legislador local pero con mucho trabajo de base, igual que los otros dos le dieron la formación y la sensibilidad.
Este es el equipo decisivo para enfrentar la problemática política, no hay más, pero se antoja que las cosas les están saliendo bien, porque han sabido ser humildes, algo que le faltó al principio de sus respectivos mandatos, a Sergio Estrada Cajigal y Marco Antonio Adame Castillo.
Llegaron prácticamente pateando la puerta de enfrente, considerando que su calidad de gobernadores les daba las facultades para ordenar, no tenían mucho respeto por la división de poderes y entonces nos llevaron a conflictos serios con sus respectivas legislaturas.
Aún recordamos al tristemente célebre Eduardo Becerra Pérez, como secretario de Gobierno con Estrada Cajigal, quien hasta a los de casa agredía, sí, sus opiniones respecto a la mayoría de panistas, ya fuera en la dirigencia estatal o en el Congreso local, eran de menosprecio, ya imaginará usted lo que pensaba de priistas o perredistas, para él no deberían existir.
Al final, debieron recular, porque la guillotina amenazaba con cortarle la cabeza al propio gobernador; bueno, la de Becerra sí rodó, pero a ese grado de confrontación política y social se puede llegar cuando no se conoce mucho el oficio político, en ello Ramírez Garrido sí tiene muchos años de ejercicio y parece que los va a poner en práctica.
Bien por el estado, finalmente en la clase política está la posibilidad de enderezar el camino o empeorar las cosas y francamente ya necesitamos como ciudadanos, una tregua, llevamos mucho tiempo esperando que pase la tormenta, inseguridad, desempleo, rezago en obras y servicios, tenemos que volver a ver la luz.