Hablamos del caso, porque en Morelos ese par de aventureros también dejaron huellas, durante la administración como alcalde de Adrián Rivera Pérez, éstos lograron los permisos del mismo -panista tenía que ser- para construir las torres de Altitud, donde por cierto ultimaron a Arturo Beltrán Leyva en el 2008 porque tenía ahí un lujoso departamento. Se insiste en que el propio Rivera Pérez también, ya que fue una especie de “regalía” por sus contribuciones en apoyo a los antes mencionados.
Pero todo lo que hicieron en complicidad con la empresa Oceanografía pareciera de película. Se fueron muy recio con la entrega de contratos de cientos de millones de dólares para prestar servicios a Petróleos Mexicanos, y todavía hay quienes siguen diciendo que el petróleo es nuestro. ¡Por Dios!, los negocios que se hicieron al amparo de esas firmas, son realmente como para colgar a todos los involucrados juntos.
Y pensar que eran los que salvarían a la nación, que aquel personaje que en calidad de diputado federal se colocó unas orejas de burro durante el informe de quien fuera mandatario en su oportunidad, Carlos Salinas de Gortari, ocuparía ese espacio para cometer los más grandes atracos de que se tengan memoria o por lo menos permitirlos a favor de sus hijastros.
Lo malo es que esas investigaciones suelen ser sólo para ajustar diferencias políticas entre partidos y grupos, pero son suficientes como para poner tras las rejas a más de un pez gordo que facilitó todo para que robaran a su antojo y en ello no sólo van los hijastros, el propio Fox y su pareja deben dar la cara.
Cómo vamos a poder salir de pobres con este tipo de autoridades, las riquezas de la nación son explotadas por camarillas de políticos aventureros, quienes actúan sin ningún rubor y se enriquecen a costa de la marginación de la mayoría de la sociedad, que ya ni se sorprende de tantas calamidades porque hasta a eso se ha acostumbrado.
No hay de otras, lo responsables intelectuales de todo eso son dos: Fox Quesada y Felipe Calderón, porque también él dejó correr las cosas como si nada. Hay pruebas y evidencias de que las instituciones a su cargo, se rehusaron proceder cuando se les ofrecieron datos de las corruptelas.
Es lamentable ver que como ciudadanos estamos indefensos, que no tenemos opciones ni alternativas, que partidos y políticos sólo buscan cargos para hacer de las suyas, no importan los colores cuando las ambiciones de desbordan, como en el caso que nos ocupa.
Aquí en Cuernavaca, cuando se empezaron a construir las torres referidas, muchos colonos cercanos se quejaron porque el tipo de edificación no correspondía, es decir, no había manera de justificar la entrega de un permiso de esa naturaleza. Desde luego que sus gritos se perdieron en la nada, ni quien les hiciera caso, menos viniendo de personajes encumbrados tras el trono de Martita y Fox, nada menos que desde la Presidencia de la República.
Pero estamos en México, donde todo es posible, dudamos que a esos personajes los alcance la justicia, suelen tener redes de cómplices en todas partes y seguramente salvarán el cuero, sin embargo, es indispensable sentar precedentes para que tales escándalos no se vuelvan a repetir.
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Pero hablando de irregularidades, aquí en la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social comienzan a aparecer inconvenientes, hay indicios de actos de corrupción, particularmente en lo que corresponde al área de control de las guarderías, cuyo responsable es Antonio Miranda.
Para comenzar, hay señalamientos respecto a que la esposa del propio Miranda ya cuenta con una guardería, además de controlar una lechería de Liconsa. Claro, se ha usado otro nombre para disfrazar las cosas, es decir, se empezó haciendo negocio con los programas y recursos públicos, habría que ver si el delegado Jorge Meade Ocaranza tiene conocimiento de todo esto, pero debería, porque las cosas se le salen de control.
Y las inconformidades vienen precisamente de madres que han logrado conseguir recursos del programa para administrar guarderías y de otras que, a pesar de justificar que lo necesitan, se les ha negado el apoyo. Más aún, también se mencionan actos de extorsión para poder lograr acelerar trámites.
Por cierto, aseguran que la secretaria de Miranda, de nombre Isabel, trata con los pies a la gente, que presume de inamovible porque está ahí por recomendación directa del delegado y que maneja adherentes en el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Incluso se reportan acciones de nepotismo, que Humberto Torio, asistente de Meade, tiene trabajando ahí a dos de sus hijos, y hay otros funcionarios en las mismas condiciones. Para acabar pronto, hay un desbarajuste que tendrá que ser controlado porque ya hay señales de inconformidad fuera y esto recién comienza.
La Secretaría de Desarrollo Social es una de las dependencias del gobierno federal que más debe cuidar su presupuesto, a través de ella el presidente Enrique Peña Nieto busca revertir el deterioro progresivo de millones de familias mexicanas, no pocas en extrema pobreza, distraer los recursos para intereses particulares y más aún de funcionarios de las mismas estructuras, es algo imperdonable, por eso se debe tener mucho cuidado en eso.
De ahí dependen una serie de instrumentos de asistencia social como la Cruzada Contra el Hambre, el programa de 70 y Más, el de Oportunidades y tantos otros que administran muchos fondos, y que ciertamente, con mucha facilidad pueden ser objeto de mal uso si no se establecen reglas claras y medidas de supervisión como en el asunto que nos ocupa.