Ello desde luego representa un nuevo reclamo al jefe policíaco Jesús Alberto Capella Ibarra, que por momentos parece comenzar a presentar serias deficiencias. Ayer mismo se hacía escarnio de su figura, luego de que entre otras cosas, declarara que “la degollada en Yautepec era síntoma de que la delincuencia va a la baja”, o sea que si hubieran sido unos diez ejecutados, entonces la baja sería mucho mayor ¿o no?
La cosa no está bien, seguramente que el propio gobernador debe estar preocupado porque por más lucha que se hace el ambiente es el mismo, pero sobre todo, se presentó a Capella como la solución a nuestros problemas, como el súper policía que vendría a poner de rodillas a los delincuentes y por lo menos hasta hoy esto no se ha dado.
Y ese es uno de los problemas que se le ponderó mucho y generó sobradas expectativas que una vez en los hechos no se aprecian, y las cosas se le comienzan a salir de cauce porque el que ya desde el Senado se tenga que hacer un exhorto, es porque a esos niveles está llegando información sobre lo que venimos padeciendo. Claro, para algunos funcionarios de Palacio, también pareciera que en ese llamado de la cámara alta aparece un poco de “fuego amigo”, hay quienes le atribuyen al senador perredista Fidel Demédicis Hidalgo, haber contribuido de manera decisiva, sobre todo en lo que se refiere a la presentación de un escenario desafortunado.
El temixquense sigue siendo una “piedra en el zapato” para el Gobierno en turno, busca por todos los medios a su alcance cuestionar el desempeño de un régimen surgido de las filas del Partido de la Revolución Democrática (PRD), pero de una corriente antagónica, sigue tratando de apuntalar su candidatura al Gobierno hacia la elección del 2018 y en eso no pierde tiempo.
Pero al que le pegan de manera directa es a Capella, que a juicio del Senado, no está cumpliendo con su responsabilidad en la prevención del delito. El asunto es por dónde acreditar que hace lo humanamente posible, los delitos de alto impacto son recurrentes y en algunas de sus declaraciones no es muy atinado, quizás sea por eso que ya busca evadir encontrarse con los medios informativos. Eso le ocurrió a su antecesora Alicia Vázquez Luna cuando asumió la secretaría, hablaba hasta por los codos, le encantaban las cámaras y los reflectores, todos los días salía en prensa, radio y televisión, pero cuando las cosas comenzaron a complicarse, tuvieron que cerrarle la boca, guardó silencio absoluto por sugerencia superior, finalmente cayó de la gracia del jefe superior y se fue como llegó, al anonimato. Hoy pocos saben a qué se dedica.
Capella parece llevar el mismo rumbo, ya empieza a sentir el rigor de la crítica, sabe que en lo que resta del mes debe darlo todo, asestar algún golpe espectacular que simplemente no lo consigue, a fin de cambiar algo la percepción colectiva respecto al clima de inseguridad.
Estamos como ciudadanos en medio de dos visiones totalmente opuestas, por un lado la opinión y pensar de las mayorías en el sentido de que no hemos podido remontar las adversidades y que por momentos estamos peor, y la de funcionarios como el secretario de Gobierno Jorge Messeguer Guillén, o del propio Capella Ibarra en el sentido de que los índices vienen disminuyendo de manera importante.
El Mando Único pudiera ser el instrumento que logre algunos avances, pero se continúa sosteniendo que igual como ocurrió en el pasado, está penetrado por la delincuencia, la depuración no ha sido total, al interior de las corporaciones policíacas sobreviven manzanas podridas, elementos que son el puente incluso informativo de cabezas de los cárteles de la droga o de las bandas de secuestradores. Y mientras no se toque fondo en cuestión de la eliminación de complicidades, las cosas mejorarán muy lentamente, no al ritmo que los gobernados exigen, esa es la cosa. Son aún muchos los testimonios que llevan a pensar que se sigue protegiendo a los pillos.
Bueno, la queja de Sergio Guerrero, recientemente en Palacio, donde sostiene que un falso policía federal lo amenazó de muerte y que nadie le hace caso, llama a suspicacias. En pleno centro de Cuernavaca hacen lo que les viene en gana y nadie interviene. Pero además ya se levantaron las denuncias, se entregó a la procuraduría nombres y domicilio de los delincuentes y no existe reacción alguna o indicio de que por lo menos se simula investigar, y eso de que una hermana del maleante, Yolanda Bello, trae un uniforme de la “Nueva Visión”, es aún más complicado porque se supone que trabaja en la administración pública estatal. Por todos estos detallitos es que se pierde toda confianza y se llega a dar por hecho que continuamos tan mal como estábamos antes de estar peor.
Bajo tales circunstancias es que resulta muy a modo que desde esferas superiores, se aproveche para echarle un poco más de “leña al fuego”, como el exhorto del Senado de la República que, insistimos, pudiera llevar algo de “fuego amigo” alimentado por Demédicis Hidalgo. Pero seguramente que en las siguientes dos semanas de marzo, los riflazos aumentarán, a medida que se acerque el cabal cumplimiento de los 18 meses comprometidos para entregar buenas cuentas en materia de seguridad, por ahí se aprecia alguna tendencia y también, en mucho, desde otros espacios, tanto de carácter informativo como político, aunque ambas cosas suelen ir de la mano.