Hoy día pareciera que el país y consecuentemente nuestra entidad, basan sus esperanzas de superar este ya muy prolongado letargo en lo que viene ocurriendo en los principales mercados financieros y de las bolsas en países cercanos, mucho se insiste en que Estados Unidos da señales positivas de evolución que pudieran impactar en México y desde luego, algún día en nuestro territorio local.
Es decir, la posibilidad de que logremos siquiera concretar los pronósticos -que tampoco son muy halagüeños- en lo que toca al crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) este año, están fuera de nuestro alcance, dependemos del exterior, como acontece en el tema de la baja del precio internacional del petróleo.
No se puede negar que en el caso concreto de Morelos hay algunos capitales crecientes, muy en particular respecto a rubros como el comercio, con la apertura de grandes tiendas de auto servicio, pero la industria como tal no ha podido dar algún paso interesante en los últimos 15 años.
Este año, por ser electoral, será más complicado, porque buena parte del escaso circulante que hay se orienta al apoyo de campañas políticas y son recursos que dejan de ir a fortalecer el desarrollo estructural del estado para poder tener mayor competencia frente a entidades vecinas y quiérase o no, genera un impacto, pero en reversa.
Ya parecen estarse generando condiciones distintas; cierto, la delincuencia que azotó con tanta saña desde el 2008 a la fecha, causó enorme mengua en el comercio, la prestación de servicios y la ampliación de inversiones porque muchos empresarios decidieron reducir personal o de plano tomar distancias y buscar lugares más tranquilos.
Sin embargo, no aparece el factor detonante que nos lleve a considerar que estamos de regreso y que venimos remediando esas pérdidas, como que nos quedamos casi estáticos y sin mayores movimientos en esa materia, mientras se acumula el rezago en lo que corresponde a apertura de oportunidades de empleo para las nuevas generaciones de jóvenes que se incorporan a la edad laboral y qué decir de los que egresan de de las universidades e instituciones de educación superior, con un título en la mano pero sin poder ejercerlo.
Bueno, es hora que no logran florecer desarrollos en lo que se le ha dado en llamar el “mar de Morelos”, el lago de Tequesquitengo, tenemos décadas escuchando discursos sexenales respecto a grupos de inversión que se han interesado en apoyar la transformación, pero no cae el primer gran capital que lo defina.
Igual y en la región de Yecapixtla, donde se fomenta un espacio empresarial se puede romper el maleficio, pero será de manera gradual y muy lentamente, claro, tampoco es falta de esfuerzo institucional, se hace lo que humanamente es posible, pero atravesamos por un momento ciertamente complicado en materia económica que nos llevará largo rato superar.
Y sobre el tema, un funcionario estatal experto en el ramo admitía que “si bien es cierto que a nivel internacional o en los grandes centros financieros hay ciertas señales positivas que igual y podrían impactar positivamente en México a media no plazo, en el caso de Morelos estaríamos demasiado lejos de conseguir algunos beneficios tangibles a nivel de economía popular, porque somos una de las entidades con menos infraestructura de desarrollo”.
Y en efecto, recordaba que a diferencia de estados como Puebla, Estado de México, Distrito Federal, Nuevo León y que decir de su capital Monterrey, la industria aquí es incipiente, no representa un detonante en materia, el sector campesino tampoco da para más, muchas actividades productivas están ya a nivel de auto consumo, incluso, en lo que se refiere a los servicios y al comercio, el 90 por ciento de los consumidores somos los morelenses, o sea, el dinero se mueve en círculos, porque no hay otra manera de hacerlo”.
Se menciona que somos un estado turístico, pero le propio servidor público reconocía que no hay ofertas de calidad, cualquier visitante agota su trayecto en dos o tres horas, tras visitar el Jardín Borda, Catedral, Museo Cuauhnáhuac, porque llevarlo a Plaza de Armas no tiene sentido, es un verdadero cochinero.
Y es que en efecto, Morelos en particular presenta condiciones muy distintas a buena parte del resto de la federación, no se ha logrado aprovechar el clima y el agua en abundancia, acaso por el lado de los balnearios, pero son instalaciones que operan por temporadas, en tiempos de lluvia y de frío son poco concurridos.
Es decir, si hay algunos indicios de que el desarrollo nacional podría ir revirtiendo el estancamiento, pero nosotros parecemos estar en la cola de la reactivación, porque no se ha logrado evolucionar en muchos aspectos, el retraso en la mayoría de las actividades productivas, aquellas que generan plusvalía es inmenso y no se resuelve en unos cuantos días.
En este momento se aprecia que los ajustes federales en materia presupuestal sí están reflejándose en la entidad, inversiones comprometidas como la autopista siglo XXI a cuyo acto de iniciación de obras asistimos hace ya meses, no ha caminado, se dio banderazo de salida al paso exprés Cuernavaca, no hay fecha para comenzar las acciones físicas, bueno, ya no sabemos con claridad en que quedó todo aquello de la ampliación a cuatro carriles de la autopista la Pera-Oacalco, rumbo a Cuautla.
Evidentemente que todo lo anterior en su conjunto oxigenaría la economía local, abriría espacios laborales y en números interesantes, los insumos representarían una ventana de ingresos para algunos empresarios del ramo, es decir, sí se movería el circulante, sin embargo, parece que el flujo de recursos será lento y tardado.