Hay de todo, lo mismo rastreo de la procedencia de gordas bolsas de dinero que algunos “suspirantes” han recibido de las arcas oficiales, tanto estatales como federales, o ciertos datos que llevan a comprometer a dos o tres aspirantes con la delincuencia organizada y también la ubicación de personajes que andan desarrollando encuestas de desacreditación de los adversarios para buscar debilitarlos.
Y en medio de este escenario aparecen fundamentalmente dos cuarteles severamente enfrentados, el de los amarillos y el de los tricolores. Por ahora, la mayor lucha parece centrarse entre esos dos bandos, lo que lleva a pensar que cada uno considera como el adversario a vencer al otro.
Bueno, ya un medio de información identificado con el sector oficial ha comenzado a lanzar acusaciones contra la aspirante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la alcaldía capitalina, Maricela Velázquez Sánchez, bajo el argumento de que se viene beneficiando con fondos públicos gestionados a través de algunas delegaciones.
Pero la verdad es que ellos tienen también materia para lanzar dos o tres cañonazos que bien pudieran cimbrar a los de enfrente, porque se destaca que disponen del expediente completo de una investigación iniciada por la Procuraduría general de la República (PGR) contra un ex diputado priista que ahora va con los amarillos en busca de regresar al Congreso local. Que tienen el registro de la llamada que en su momento estableció con aquel capo ultimado en el lujoso condominio “Altitud”, Arturo Beltrán Leyva y que lo harán público.
Reiteramos, se ve una decisión muy marcada de enfrentamiento entre priistas y perredistas, muy en particular, en lo que corresponde a la lucha por la presidencia municipal de Cuernavaca. Ello nos lleva a considerar que las cosas se pondrán bastante pesadas y que ninguna de las fórmulas se siente segura.
Pero no obstante el argumento discursivo en el sentido de que se colocarían candados y se harían exámenes de confianza para garantizar que ningún aspirante, del partido que fuera, con complicidades con el delito organizado, pudiera lograr alguna candidatura, se comienza a ver que sólo fue un maquillaje y cortina de distracción, porque hay más de un maloso en la contienda y lo vamos a ver cuando comience la batalla electoral en serio.
No sabemos hasta dónde algunos de ellos tendrán que ser “bajados del caballo”, porque lo más sano es que les revocaran las candidaturas ante datos contundentes, aunque eso implicaría que el partido se quedaría sin contendiente en determinada presidencia municipal o distrito local, porque ya no habría reposición.
Lo cierto es que, como en procesos anteriores, éste viene muy cargado de campañas de desprestigio, golpes bajos sin misericordia que habría que ver hasta donde siguen siendo rentables, porque frecuentemente los efectos se revierten, sobre todo cuando no llevan sustento.
Tampoco esta vez será la diferencia en lo que toca a una batalla más equitativa, ya hay sobradas razones para que algunos candidatos impugnen a otros por derroche de recursos y gastos de precampaña que superar en muchas veces los topes oficiales y le aseguramos que aunque las quejas se presenten, no pasará nada.
En nada parecen ser útiles a la democracia los cambios y reformas en la materia, los vicios y componendas serán nuevamente el método de partidos y candidatos para “convencer” a los ciudadanos de votar por ellos. Ya desde ahora y en el tiempo de pre campañas aparecieron señalamientos de quienes, en el proceso interno de aspirantes, sacaron todas esas mañas para vencer al adversario.
La pregunta sigue siendo ¿y de dónde sale tanta lana? porque se gastan importantes sumas, pero tampoco es imposible advertir que en buena medida, son apoyos que bajan desde el presupuesto de algunas instituciones públicas. Para acabar pronto, es del producto de nuestros impuestos, dinero nuestro que perversamente es usado para que los más poderosos continúen manteniendo el control del poder público mientras buena parte de la sociedad sigue hundiéndose en la miseria.
Pero en la búsqueda de privilegios no parece haber barreras ni escrúpulos, los actores suelen hacer lo que humanamente les es posible para continuar colgados del presupuesto, porque en su gran mayoría ya pasaron por esos espacios y saben cuán satisfactorio es.
Salvo algunas excepciones, que las hay, no lo podemos negar, en buena medida, quienes buscan una presidencia municipal, una diputación local, federal, sindicatura o regiduría son políticos de muy baja estatura, aventureros que han basado su “modus vivendi” en las nóminas oficiales y a quienes lo que menos interesa es hacer un esfuerzo y sacrificio por enderezar todo lo que está torcido, al contrario, van con la firme determinación de abonar en la rapiña, la corrupción, la demagogia y el engaño para buscar la evolución, pero en su economía personal y de familia, grupo o partido.
Claro, cuánto desearíamos estar equivocados, pero ya nos la sabemos, desafortunadamente, no hay evolución en el actuar de quienes se dedican a la política, más bien se ha venido apreciando un empobrecimiento de figuras y de cuadros, no hay pasión por los colores, de partidos, la ética no aparece por ningún lado, la vergüenza y el pudor se perdió, los poderes públicos suelen funcionar con base en negociaciones de beneficio mutuo, ni siquiera guardan las formas, como que no les importa que la población observe con desánimo cómo se burlan de la Ley y de sus intereses. Sin embargo, habría que conceder el beneficio de la duda, esperar que aparezca alguna luz en el camino y que el elector sepa por fin decidir a favor del menos peor, porque tampoco hay mucho de donde escoger.