La distancia fue apabulladora, previo al inicio de campaña las cosas iban más o menos 30 por ciento ella, 10 por ciento el abanderado priísta, Andrés Huicochea Santaolaya. No era para menos, la sola presencia del candidato a la diputación local por el quinto distrito, César Cruz Ortiz, abonó en la tensión.
Parece que no hay muy buena relación entre ellos y eso llevó a mayores conflictos que obviamente se reflejaban en los números, pero ahora y a pesar de todo eso, ellos señalan que el panorama viene cambiando y que están en condiciones de darle pelea al perredismo.
Bueno, aseguran que ya algunos perredistas se vienen sumando a su equipo y que hay adhesiones importantes que muestran una tendencia a la alza, aunque faltan menos de tres semanas para que termine el proceso electoral y el camino no es nada sencillo.
Y es que eso de las corrientes antagónicas en los partidos políticos es lo que rompe con acuerdos y la escasa unidad que suelen ofrecer, en particular, cuando van por candidaturas de elección. En el caso de Temixco, este fenómeno afectó a perredistas y priístas casi de la misma manera, en el caso del tricolor, el ex alcalde Nereo Bandera Zavaleta, inconforme con la designación de Huicochea, se fue a refugiar en el Partido del Trabajo.
Por el lado de los perredistas, el síndico municipal, Miguel Ángel Tovar Martínez, también se fue al PT, llevándose a bases, en el caso de ambos, para aquel lado, pero en el transcurso de las semanas las fuerzas vienen presentando un reacomodo y hacia la recta final se ve que habrá mayor competitividad entre ambas fórmulas.
Como en cada elección, cada fórmula presenta sus números, los tricolores sostienen que ya están rebasando las tendencias y que seguramente van a ganar, los amarillos mencionan por su lado que sus datos les indican que llevan en promedio 25 puntos porcentuales arriba del PRI.
Pero lo que se aprecia en este territorio, es que la justa se limitará a dos partidos, PRI y PRD, ya ni los panistas muestran signos de vida, porque se considera que el abanderado a la alcaldía no tiene ninguna identificación con el electorado, su puntuación oscila alrededor de los ocho puntos, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y Movimiento Ciudadano todavía algo más abajo, qué decir de los otros dos partidos nuevos, simplemente no pintan. Es razonable, una elección cuesta mucho dinero y si consideras que vas a perder, para qué arriesgar capital. A lo único que podrían aspirar es a una regiduría y seguramente que en el caso del PES y Humanista ni a eso llegarán, andan a ras de piso.
MMG: aciertos y errores
Y en otro tema, todavía en la elección por la presidencia municipal de Cuernavaca aparece constantemente la figura del diputado local y ex edil Manuel Martínez Garrigós, lo cierto es que desde su punto de vista, seguramente vendrá aplicando aquello de que: “hablen mal o bien de mí, pero no me ignoren”, porque un político deja de vivir y de ser figura cuando se pierde en el tiempo y el espacio.
En alguna ocasión platicamos largamente con él y en efecto, admitió que cometió varios errores, uno de ellos, el admitir al interior del equipo de colaboradores, a personajes con mala fama y nulo compromiso social, que aprovecharon su paso por la alcaldía para beneficiarse, sobre todo económicamente.
Pero sostiene igualmente que no todo fue malo, que muy sobradamente, la inversión pública que ejerció en obras como el distribuidor vial Emiliano Zapata, el parque Acapantzingo o la avenida Morelos sur, rebasa la deuda pública heredada. Pero recordó algunos pasajes interesantes que le tocó vivir, porque las fuerzas panistas que gobernaban el estado opusieron total resistencia a proyectos que pudieron estar hoy en servicio, como en el caso de la construcción del segundo piso en la avenida Plan de Ayala.
En este tema en particular, culpó a quien fungía como delegado en la entidad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), “quien perversamente declaró desierto el concurso por la obra, permitiendo que esos 600 millones de pesos que venían de la Federación para Cuernavaca, se fueran a otro estado”.
Bueno, Jorge Morales Barud ha tenido que sufrir amargas experiencias similares, los adversarios políticos han buscado permanentemente impedir cualquier acción de trascendencia en su administración, un caso bastante claro es que desde el Congreso local se manipuló a fin de que se le autorizara la contratación de un crédito para reestructurar la deuda.
Ello daría márgenes de ahorro en el pago de intereses a los acreedores y consecuentemente, algunos remanentes para poder orientarlos hacia obra pública o mejora en la calidad de los servicios públicos. Es claro que ya no le queda tiempo, la actual legislatura no le permitirá conseguir recursos frescos y para cuando lleguen los nuevos diputados, él estará con un pie en el estribo, porque termina su gestión al frente de la presidencia municipal.
Son muestras de cómo los mismos “servidores públicos” y representantes populares, en aras de impedir el buen desempeño de contrarios políticos que pudieran derivar en una mayor presencia y simpatía ante los electores; son intereses los que mueven a esas camarillas, que por la alternancia que vivimos en el país y en Morelos, suelen ser afortunadamente pasajeras y coyunturales, pero mientras tanto, a quienes afectan es a los gobernados. Y no se trata de algún partido en particular, todos suelen hacer lo mismo para mantener privilegios y seguir viviendo del erario público, aunque eso venga ya siendo motivo de un severo enojo ciudadano que los ve con desprecio y desconfianza.