Aquí le advertimos hace unas dos semanas, que de acuerdo a la teoría que traían algunos amigos muy conectados con las esferas políticas de primer nivel nacional, la corte sí estaba ya predispuesta a inclinarse porque las asignaciones se dieran conforme al orden de prelación de las listas enviadas por los partidos políticos.
En esas reflexiones le señalamos que conforme a dicha teoría, había figuras partidistas de primer plano metiendo las manos a fin de que se echara abajo eso de la paridad de género asumida en nuestra entidad, porque podía repercutir, sentar precedentes y había posiciones en juego para políticos como quien fuera presidente del CEN del PAN, Gustavo Madero.
Bueno, pues parece que le dimos al clavo y ya la determinación es inapelable, es decir, nadie puede cambiarla, por lo tanto retoman las posiciones, entre otros, Francisco Moreno Merino del tricolor, Víctor Manuel Caballero Solano del blanquiazul, el licenciado Javier Estrada González del Partido Verde y Jaime Álvarez Cisneros de Movimiento Ciudadano.
Pero además, había sólo dos criterios bajo los cuales se conduciría la Corte en el tema que nos ocupa. Primero, que la paridad de género llegaba hasta la composición definitiva de la legislatura que entre en funciones este primero de septiembre, es decir, al precio de lo que fuera, debían ser 15 mujeres y 15 hombres.
Segundo, que esa equidad terminaba con la selección de candidaturas y que ya dependería del liderazgo, propuestas y oferta política de las féminas, si ganaban o perdían. La SCJN se definió por éste último criterio y se nos antoja que era lo más prudente, ¿por qué?, pues a decir verdad, como que esa ley de equidad de paridad de género en materia política salía sobrando, ya la Constitución General de la República establece claramente igualdad de oportunidades entre damas y varones, lo demás es buscarle mangas al chaleco.
O sea, en estricto estado de derecho, las instituciones políticas tenían, con base en dichos preceptos constitucionales, que darles iguales espacios a mujeres y hombres en las candidaturas de elección popular, pero como no se hacía, fue necesario buscar una norma que las obligara. No obstante, son los electores quienes tienen la facultad de decidir por quién votar y a quien darle la confianza para que los represente y si muchas mujeres se quedaron en el camino, fue ya decisión ciudadana y no hay nada que hacer.
Sí se discutió en la Corte el que los partidos políticos, en el caso especial de Morelos, llevaran a hombres en el primer lugar de las listas y los ministros admitieron que ahí se cometieron excesos, pero aclararon que eran facultades del Impepac estatal el haberlos obligado a que lo corrigieran, aquí nunca se hizo, simplemente se dejó pasar.
Pero independientemente de que más de media docena de mujeres se consideraban diputadas electas y se empezaban a preparar para el trabajo legislativo a partir de septiembre, lo anterior generó una serie de repercusiones en lo que toca a la correlación de fuerzas y equilibrios previstos en el recinto legislativo.
Ya se habían dado acuerdos, había compromisos “amarrados” entre el Congreso y el Poder Ejecutivo. Por ejemplo, algunas fracciones parlamentarias se habían constituido con base en la paridad total de género y hasta se tenía ya a los coordinadores de las bancadas. Pues parece que se tendrá que comenzar de nuevo en buena parte de esos aspectos, porque el escenario cambió diametralmente.
Pero a partir de todo esto, ya no hay más cambios, así se van y nos complace que valores políticos como en el caso del doctor Caballero, que de otra manera habría quedado fuera, puedan seguir aportando sus experiencias, es un ser humano que puede sentar la diferencia, por encima de colores partidistas.
Claro, la SCJN sólo nos dio la razón en nuestra percepción de que el Impepac en Morelos y la “carabina de Ambrosio” eran la misma cosa, que nunca pudo garantizar el ejercicio democrático de los ciudadanos en las elecciones del 7 de junio y que se manejó inconsistentemente.
En general, los reintegrados son políticos que también traen ya experiencia en el trabajo legislativo, Moreno Merino fue ya diputado federal, Estrada González federal y local, Jaime Álvarez federal y local, Caballero Solano no, pero fue secretario de salud en la administración estatal anterior y eso refleja capacidad y conocimiento, además de sus valores personales, así que si quieren sentar la diferencia frente al penoso papel que están mostrando los legisladores salientes, lo podrán hacer.
Y en lo referente a las féminas que fueron sustituidas, la mayoría eran de nuevo ingreso, que necesitaban necesariamente de un periodo de aprendizaje, a fin de comenzar a dar resultados. Queda pues ahí para la historia y como antecedente que seguramente tendrá repercusiones hacia la elección del 2018, porque hay ya una experiencia para que los institutos políticos tomen las decisiones correctas en materia de paridad de género. O sea, que el Impepac exija su cabal cumplimiento, también en la entrega de listas de representación proporcional para evitarse conflictos, inconsistencias y jaloneos en su interior, conociendo ya los criterios de la Suprema Corte. Pero fue entonces esta decisión la que da por concluido el resultado de las elecciones recientes, en materia legislativa, porque todavía dictaminará respecto a diversas impugnaciones interpuestas en resultados de candidaturas a ayuntamientos, como en el caso de Jiutepec, donde el priista Rafael Reyes pudiera darle la vuelta al perredista Manuel Agüero Tovar.