Lo decimos porque el desgaste de los institutos políticos y el descrédito de los políticos por los pésimos resultados en su desempeño, abren la brecha a fin de que figuras de la sociedad logren empezar a tomar ventaja mediante la construcción de un proyecto electoral diferente.
Sólo para que usted mismo considere estas posibilidades le haremos una pregunta, si hoy fueran las elecciones del 2018 ¿quién o quiénes, estima, estarían en condiciones de ganar la gubernatura?, casi estamos seguros de que sin mucho esfuerzo y reflexión respondería que sólo hay dos, el edil electo de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, o el rector de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM), Alejandro Vera Jiménez, ¿o acaso nos equivocamos?
Pero observe también sus orígenes, en el caso del famoso futbolista, podríamos considerarlo apartidista, para contender por la capital morelense y conforme a la ley tenía que buscar una plataforma de partido, pero en realidad ganó por sí mismo; , esto podría repetirse hacia el proceso que viene, es decir, contender por la vía ciudadana.
En lo que se refiere a Vera Jiménez, sucede algo similar, por lo menos hasta hoy, no le conocemos alguna militancia de partido, se viene construyendo una imagen a partir de su desempeño como rector, sólo cumpliendo con la responsabilidad que le corresponde, nada más.
Y reflexionaríamos sobre algo más, de lo que ya se polemiza en los cafés o los pasillos del poder, como aquello de que, como decía aquel viejo priísta Carlos Hank González, un político pobre es un pobre político, sosteniendo que se necesita mucho dinero para tal efecto. Y que tanto Vera como el Cuau no parecen contar con lo suficiente.
Pero Blanco Bravo es el mejor ejemplo de que sí es posible, le aseguramos que en el proceso electoral pasado si se gastó la décima parte de lo que sus adversarios le invirtieron fue mucho, y ganó de calle, así que ese no parece ser obstáculo, lo que se requiere es liderazgo, credibilidad y cercanía con el electorado.
Claro, estamos por lo menos a un año y medio para que inicien los movimientos pre electorales y se nos podría decir que para entonces pueden ocurrir muchas cosas, es cierto, pero si en el resto de las trincheras partidistas no vemos en este momento prospectos al nivel de las circunstancias, es muy difícil que en año y medio se construyan, más aún, considerando a una clase política en picada.
Ahora bien, en torno a los dos cuadros en referencia, sí hay posibilidades de que se generen cambios sustanciales y aquí es de considerar que el rector la tiene menos difícil, desde la UAEM puede sin problemas continuar creciendo en perspectiva; en cambio, Blanco a partir del primero de enero comenzará a gobernar Cuernavaca y todos sabemos que ejercer el poder público, desgasta, ese es el riesgo del futbolista.
Y aunque muchos, sobre todo sus adversarios políticos le siguen apostando a que fracasará, por las condiciones de inclemencia financiera en las que recibirá el ayuntamiento, puede dar la sorpresa, ya empezó a moverse con la asesoría, apoyo y sugerencias de algunos panistas.
Esta visita que hizo al Congreso de la Unión, donde se reunió con los diputados federales del blanquiazul Margarita Alemán Olvera y Javier Bolaños Aguilar, da fe de que sabe que está obligado a tocar puertas en aquellos niveles políticos y de gobierno para poder enfrentar la situación.
Pero también le diríamos que ello fue ya resultado de una alianza al interior del futuro cabildo, que de entrada busca consolidar un frente ligeramente mayoritario para poder avanzar frente a los opositores, y para tal efecto se aceptó hacer acuerdo con los panistas, los dos regidores de este partido se sumaron a los siete que están en torno al Cuau, haciendo mayoría relativa. Es decir, de los 15 elementos que conforman el cabildo, nueve jalarán con el edil, seis conformaron un grupo de oposición con dos regidores del PRI, dos del PRD y dos que comanda el ex alcalde Manuel Martínez. O sea, no anda tan perdido como se insiste en algunos círculos políticos.
Ahora, eso de que por su falta de oficio político carece de instrumentos para obtener resultados de gestiones con el gobierno federal o las cámaras de diputados y senadores, es igualmente relativo y lo podemos apreciar en la imagen de la reunión con los legisladores del PAN, quienes buscaron lucimiento con el encuentro, sabiendo que estar con ese personaje les daría espacio en medios nacionales, fueron los otros, el edil electo fue quien les regaló reflectores.
Y así podrá ocurrir con actores de otra índole, llámense representantes populares en la cámara alta y baja o funcionarios públicos del gobierno federal, seguro que si llega el Cuauh a tocarles la puerta, le abren y con mucha disponibilidad, porque el famoso es él. Y no me diga que el presidente Enrique Peña Nieto no sabe quién es él.
Por eso resulta por demás interesante que al paso de los meses le demos seguimiento a todo lo que ocurra respecto a esas dos figuras, ahora emblemáticas, Cuauhtémoc Blanco Bravo y Alejandro Vera Jiménez, porque a pesar de que todavía no parece ser el momento adecuado para iniciar la carrera por el 2018, hay candidaturas que se van perfilando con mucha anticipación.
Es suficiente con ver que Andrés Manuel López Obrador lleva haciendo campaña para la candidatura presidencial, que ya perdió dos veces, más de 10 años, y va por la tercera. Claro, por más que se diga que es el precandidato puntero, acabará igual que Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, cada vez más lejos de ganar, porque quienes deciden en este país no van con él, incluida la Casa Blanca, es decir, Estados Unidos, por lo tanto, es más fácil que gane el Bronco, Jaime Rodríguez.