Claro, a estas alturas ya el distanciamiento es mucho más pronunciado, sin embargo todo se remonta a ciertos malentendidos en el pacto no escrito que derivó en una adhesión de grupos y estructuras electorales que decía manejar MMG y que habría puesto al servicio de los impulsores de la figura del futbolista.
Algunos de los que formaron parte de esta estrategia dijeron a La Unión de Morelos que “como llegó a trascender en su oportunidad, en aquellos momentos pre-electorales, el ex edil y el aspirante a la alcaldía capitalina por el Partido Social Demócrata hicieron una especie de alianza, mediante la cual Martínez Garrigós aportaba mil 500 operadores para gestionar el voto ciudadano a favor del proyecto”.
Y refieren que “independientemente de negociaciones personales de ambos en cuestión de posiciones en el Ayuntamiento, con la dirigencia del partido se ofreció pagar en efectivo a quienes hicieron esa tarea en caso de ganar, y como se alcanzó el objetivo, pues una vez terminado el proceso, se pidió entregar lo acordado”.
Agregan que “inicialmente recurrimos con Manuel, porque finalmente fue él quien nos comprometió en esto, pero nos salió con que teníamos que ir a ver a los Yáñez porque quienes tenían que soltar el dinero eran ellos, los beneficiados con el triunfo”.
Señalan que “acudimos con ellos, pero dijeron que no había dinero y que en todo caso las cosas se arreglarían con Garrigós, no con los operadores”, o sea quedaron en medio de las dos partes. Al final, nadie les pagó nada por lo realizado y a partir de ahí comenzaron los problemas, porque en su oportunidad, ya en el proceso de entrega-recepción, algunos cuadros ligados al también ex legislador local intentaron reponerse, ofreciendo en venta algunos cargos públicos en el nuevo gobierno por ciertas sumas, cosa que volvió a calentar los ánimos y los del PSD lo hicieron público.
Cabe decir que por lo menos, la versión de los quejosos es en el sentido de que Blanco Bravo no sabía de esos convenios de palabra, se hicieron a nivel de dirigencia del partido con el ex edil capitalino. Sin embargo, a estas alturas, ya el propio presidente municipal electo ha decidido pintar su raya y deslindarse de todo eso; sin embargo MMG sí logró meter dos o tres gentes suyas a nivel de Cabildo para la próxima administración, pero hasta ahí.
MORALES, HIZO LO QUE PUDO
En otro tema, ayer el presidente municipal de Cuernavaca Jorge Morales Barud rindió su tercer informe de actividades. No negó que se va insatisfecho, porque le tocó gobernar a la capital en un momento bastante complicado, pero sostuvo que a pesar de todo, se evitó la parálisis y el quebranto de la comuna.
En un mensaje muy corto, Morales Barud aprovechó también para reclamarle, sobre todo a quienes formaron parte de la anterior legislatura local, porque “les solicitamos la autorización para conseguir un crédito de poco más de 700 millones de pesos a fin de reestructurar la deuda, con ello habríamos dispuesto de unos 120 millones de pesos para atender necesidades de la ciudad, pero por intereses políticos lo negaron”.
Y recordó que ya se volvió a pedir a la nueva legislatura autorice la contratación de 600 millones, “pero eso sería ya en bien de la administración que entra a partir del primero de enero, ojalá que la actitud y disponibilidad de los actuales diputados sea diferente”.
El escenario descrito por JMB no es nada halagüeño, sólo recordó que el alcalde en turno, por pago de deuda pública tendrá comprometido el 78% de las participaciones mensuales, o sea que le quedará una miseria para gasto corriente e inversión y eso que logró reducir los pasivos a casi el 50%.
Pero pudo presumir que tras haber recibido una administración reportada en el buró de crédito y con Cuernavaca formando parte de las diez ciudades más endeudadas del país, logró dejarla en condiciones distintas, ante los organismos calificadores en la materia, con calificación aprobatoria.
Volvió a dejar muy claro que como edil nunca fue omiso ante aquellos que “agraviaron a los capitalinos y la dejaron al margen del progreso y desarrollo por algunos años más. Ahí están las denuncias correspondientes en las instancias competentes en la materia, toca a esas instituciones aplicar la ley y el pueblo sigue esperando que se haga”.
Las referencias fueron directamente en contra de su antecesor Manuel Martínez Garrigós, quien, por cierto, también fue parte de la anterior legislatura y hasta el momento ha podido evitar ser alcanzado por las acusaciones y señalamientos por presuntos malos manejos durante su mandato como alcalde.
Pero volvemos a recordar: los últimos seis meses de la gestión de Morales Barud, que concluye este 31 de diciembre, han sido los más tranquilos del periodo, los restantes dos años y medio transcurrieron en medio del fuego cruzado de sus detractores, que por cuestiones electorales, buscaron siempre minar su autoridad e imagen ante sus gobernados.
Casi la totalidad de la artillería pesada que lo asedió venía de Palacio de Gobierno. Era ahí donde despachaban sus adversarios, el más visible Jorge Messeguer Guillén, entonces secretario de gobierno, aspirante a sustituirlo en la comuna y hoy secretario de Movilidad y Transporte luego del rotundo fracaso en su intento.
Hereda un escenario menos comprometido a quien lo sustituye, pero de todos modos con serios problemas que reclamarán de mucho talento en el manejo financiero para poder abrir espacios que permitan ir superando el enorme rezago en que se encuentra la ciudad, por claras omisiones de quienes pasaron por la presidencia municipal en tiempos recientes.