Al día siguiente, hizo lo propio en lo que se refiere a las armas, equipos de radio comunicación y unidades vehiculares, ¿y a qué se debe esa acción?, a la decisión del edil de no renovar el convenio del Mando Único, considerando que por lo menos en esta capital, los resultados no han sido los prometidos.
Y desde la asunción de Cuauhtémoc, sonel Ejército y elementos federales de seguridad los que custodian la ciudad, por instrucciones del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, o por lo menos eso es lo que el gobierno local viene sosteniendo.
Usted recordará que hace ya algún tiempo, Capella advirtió que de no aceptar el M. U. la Policía en la eterna primavera sería desarmada y responsabilizó a Blanco Bravo y su equipo de lo que en materia de delincuencia pudiera pasar en este territorio.
Ha comenzado a cumplir las amenazas y esto anuncia mayores desencuentros entre la comuna y la administración pública estatal, en detrimento de los ciudadanos, porque son ellos los que quedan en medio de estas diferencias políticas que lamentablemente parecieran ser sólo el principio.
El jefe policiaco se excede en sus facultades, ya que finalmente es decisión del presidente municipal en turno aceptar o rechazar dicho modelo de seguridad y prevención del delito, más aún si en los hechos nunca se demostró la eficiencia y bondades que se prometían.
Pero el señor ve en la decisión de la nueva autoridad una amenaza y posible foco de contaminación hacia el resto de las alcaldías, porque por encima de eso, no hay argumentos legales para actuar de tal manera. Blanco Bravo sólo hace valer la autonomía municipal. Y todo indica que el asunto se irá a los tribunales, precisamente donde se apelará al derecho que tiene el presidente municipal de optar por una estrategia diferente.
La adhesión de los ayuntamientos al M. U. implicó también que la mayor parte de los recursos federales que éstos manejaban para el rubro de la seguridad y prevención del delito pasaran a manos del comisionado y esa ha sido otra difícil discusión, porque Capella no ha clarificado el uso de los fondos y hablamos de cientos de millones de pesos.
Es decir, buena parte de esas armas, equipos de radio comunicación y unidades vehiculares de las que fueron despojados los elementos de Cuernavaca, se compraron con el dinero de la propia ciudad, o sea, no le pertenecen y entonces quitarlos es un atrevimiento. Pero noble es que Blanco comenzara su gestión poniéndole la atención que merece a este rubro de la seguridad y a las 00:15 horas del primer día de su mandato, tomaba protesta al titular del ramo Carlos de la Rosa Segura, sin importar que fuera año nuevo.
Pero no sólo es en este punto donde se agudizará la confrontación, hay más, entre éstos, las obras de remodelación en el primer cuadro de la capital, que de manera unilateral las viene desarrollando el gobierno estatal. Por lo menos así ocurrió con el anterior alcalde, Jorge Morales Barud.
A nivel de acuerdos con comerciantes y empresarios del Centro Histórico, los colaboradores de Blanco se han comprometido a reabrir al tránsito vehicular la calle Guerrero, ahora peatonal, si una mayoría social así lo quiere. Pero además, a diferencia de la postura asumida por JMB, todo indica que Cuauhtémoc también reclamará decidir sobre el resto de las calles y áreas de la capital que, se ha anunciado, van a sufrir cambios, porque es el territorio que gobierna.
Todo lo anterior llevará pues a ambas partes a un desgaste y un conflicto que dividirá opiniones y decisiones, no sólo en el ámbito político y de los directamente involucrados, también de los capitalinos, porque es claro que irán tomando partido.
No es la primera vez que se vive un clima de esta naturaleza en Cuernavaca. Algo similar ocurrió en el inicio de la administración del gobierno de Manuel Martínez Garrigós. Desde el principio, el entonces alcalde mostró duras discrepancias con el gobernador en turno, Marco Antonio Adame Castillo. Sin embargo nunca se llegó a los extremos.
A Manuel le tocó acompañar a MAC en los últimos tres años de su ejercicio sexenal, como pasa con el caso de Blanco Bravo en este gobierno. El ex mandatario traía ya mucho desgaste, sobre todo luego de aquel conflicto magisterial del 2008, mientras que el alcalde llegaba con cierta legitimidad.
Hubo dos o tres eventos en los que coincidieron y mientras MMG cosechaba aplausos, el otro se llevaba las rechiflas, de tal manera que decidió no asistir más a actos conjuntos. Sin embargo, en cosa de año y medio, le dio la vuelta.
Cabe decir que el liderazgo de Cuauhtémoc es mucho más fuerte que el que traía Manuel, pero éste estaba siendo respaldado por un Partido Revolucionario Institucional (PRI) que ya se veía venir de regreso. En el caso que nos ocupa, el Partido Social Demócrata (PSD) no tiene los mismos alcances y es Blanco el que ha llevado a estos niveles al instituto político, y todo eso debería ser valorado.
Claro, a diferencia de Garrigós, el actual presidente municipal dispone del respaldo moral de figuras famosas del mundo del deporte y de artistas de primera línea nacional, cosa que igualmente lo proyecta como un personaje nada fácil de doblegar.
Pero además, el famoso futbolista es conocido por su duro carácter: para llegar a la cima del éxito debió vencer fuertes obstáculos e incluso en la cancha mostraba esa reciedumbre que no muchos otros deportistas tienen, y las decisiones que hasta ahora viene asumiendo dan fe de tales antecedentes.
Lo que queda claro es que en este ambiente de enfrentamiento político las cosas se le van a dificultar y habrá de hacer un esfuerzo mucho mayor para poder ir cumpliendo con los compromisos contraídos en campaña. Por lo pronto, la Federación le ayudará en el tema de la seguridad, pero habrá que ver por cuanto tiempo.