De otra manera no se podría explicar la grosera posición que se adoptó cuando el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, hizo pública su intención de no asumirlo en Cuernavaca, pero nos quedó mucho más claro, cuando -hace unos días- entrevistado por el conductor de un programa noticioso radiofónico de la cadena nacional Radio Fórmula, el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong habló de su intervención para mediar en el conflicto del gobernador con la alcaldía capitalina.
A pregunta del periodista sobre el tema de Cuernavaca, el funcionario federal dijo palabras más, palabras menos, que “por eso debimos intervenir a fin de que las diferencias no llegaran a más”. Pero agregó que “es interés del presidente de la república fortalecer la presencia de una policía integrada por los tres niveles de gobierno para combatir a la delincuencia”.
Es decir, es disposición superior extenderlo a todos los estados de la república, pero primero se tenía que desarrollar a nivel de experimento y lo inadmisible es que sigamos siendo espacio de compra venta, un estado de tan escasa significancia, como para usarnos a nivel de laboratorio, pero sin tomar en cuenta a sus habitantes.
Esas cosas se arreglan en las cúpulas y debe existir una correspondencia por el favor. Para acabar pronto, el gobierno morelense algo debió pedir por ello, por eso reiteramos que somos objeto de compra-venta, mercancía intercambiable, por la cual los políticos siguen cobrando facturas a costa nuestra.
Pero aquí la pregunta sería, ¿es que el gobierno federal, vía las instancias competentes en esa materia, no están enterados del papel que viene desempeñando el famoso Mando Único? Por lo menos eso pareciera, porque le dan crédito a cifras y estadísticas oficiales que hablan de un supuesto descenso de los delitos de alto impacto, como secuestro, narcotráfico, ejecuciones y algunos otros, cuando como ciudadanos nosotros vemos otra realidad.
Y el problema es que ya se llevó el tema a la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), en la que la mayoría de los mandatarios estatales lo aprobaron para llevarlo a sus respectivos estados. Claro, si en el desempeño de los cuerpos policiacos que conforman esa estrategia de “seguridad”, se tuviera una actitud diferente, otro gallo nos cantara.
El problema fundamental de todo lo que tiene que ver con la prevención del delito es la deshonestidad y corrupción, porque los elementos se dedican a todo, menos a salvaguardar los derechos y seguridad del pueblo, son los primeros en abonar en las extorsiones, el robo, la amenaza, la intimidación, ¿cómo vamos a aceptar que la misma autoridad abuse y viole nuestras garantías?
Aquí está el meollo del asunto, no hay ética, sensibilidad, ni vocación de servicios, la absoluta mayoría de los policías llegaron a buscar que se les contratara, por necesidad de un empleo, de un ingreso seguro, que además no les es suficiente y usan el uniforme y las armas para completar el gasto.
También sigue siendo un secreto a voces que la complicidad con los delincuentes es tan fuerte como en el pasado y eso impide que los territorios se logren limpiar de pandillas que se dedican a causar daño a la sociedad y azotan a la población, prácticamente en todo el estado.
Se les construyeron cuarteles, una fortaleza de inteligencia e investigación, en el caso del C-5, se les dieron armas y vehículos mejores y que hasta se les capacitó, pero el comportamiento de los elementos sigue siendo el mismo de todos los años anteriores, ¿en dónde está la evolución?, por el contrario, como que disponen de mayores posibilidades para causar mayor daño.
Y en lo que se refiere el caso Morelos, con el experimento puesto en práctica, los principales cabecillas del Mando Único, comenzando por el comisionado de seguridad Jesús Alberto Capella, no son de estas tierras zapatistas, la absoluta mayoría de los mandos medios se los trajo el jefe policiaco del norte del país.
Era con los que “trabajaba” cuando desempeñó el cargo en Tijuana, Baja California, y por lo tanto no tienen el mínimo compromiso con la sociedad morelense y por el contrario, si algo llega a salir mal, pues simplemente ponen distancia de por medio, regresan a su estado y punto. Pero incluso eso debió ser muy importante para quienes diseñaron la estrategia, al aceptar realizar aquí el experimento de laboratorio.
Y si el costal de mañas que es el Mando Único se va a reproducir tal cual en el contexto nacional, pues pobres mexicanos, en verdad la van a sufrir. Ojalá que en otras entidades los gobernadores sí tengan la voluntad de imponer condiciones, de asegurarse de que los elementos sean honestos, comprometidos y capaces, para que aquello funcione, o muy pronto en todos lados iniciará el desencanto y la frustración generalizada.
Pero el colmo es que todos aquellos que opinan distinto, o son delincuentes para el gobierno o enemigos públicos que quieren desestabilizar al régimen, ¡hágame usted el favor! El asunto es que nuestro medio informativo sí concede opinión y voz a quienes exigen un compromiso serio de sus autoridades en su responsabilidad constitucional de garantizar seguridad a los gobernados.
Y a quienes insisten en que estamos mal, los invitamos a que hagan una consulta pública y se atengan a los resultados, se van a encontrar con una reacción apabulladora. Pero también estimamos que sería casi inocente que desde el gobierno no se tuviera el pulso de lo que piensan los ciudadanos, deben tener clara la realidad, ¿entonces por qué reaccionan como si lo ignoraran todo? Igual y viven en una burbuja en la que el mundo es color de rosa.
VISITA DEL INE
Por otro lado, ayer en la visita de Lorenzo Córdova Vianello, presidente del Consejo General de Instituto Nacional Electoral, tuvo una participación destacada el diputado Francisco Moreno Merino, su compañero de academia en la UNAM, quien habló de los retos que impone para el desarrollo de la democracia el enfoque constitucional y no político de los conflictos, entre otras cosas.