La reforma educativa y el servicio profesional docente contemplan entre sus normas reglas claras en las promociones y ascensos, para cuyo efecto se tienen que desarrollar exámenes de oposición, cuyos resultados deben ser dados a conocer públicamente y con base en ello se deben asignar los cargos citados.
A petición de los quejosos, quienes han hecho llegar algunas denuncias a La Unión de Morelos, omitiremos sus nombres, por el fundado temor de perder sus respectivas plazas, porque hasta eso, nadie parece tener la libertad para denunciar las anomalías. Si son descubiertos, está en riesgo su seguridad laboral por la represión que suele darse.
Y dan ejemplos específicos en cuyos procesos parece haber imposición de mandos, como en el caso de la secundaria general número dos, Francisco González Bocanegra, de la colonia Alta Vista, aquí en Cuernavaca, donde el IEBEM nombró director de la institución a Javier Alberto Lagunas Ibarra, violando leyes y reglamentos. Por lo menos eso pudiera ser, porque a pesar de los reclamos que lo anterior ha generado, ninguna autoridad educativa ha dado una respuesta, sobre lo que le decíamos, la exhibición de las pruebas de oposición y de prelación de quienes concursaron.
Ahora bien, la ley en la materia, ya en su nueva versión, busca fortalecer la transparencia y la rendición de cuentas, y por eso agrega algunas condicionantes. Sin embargo, el IEBEM no las viene cumpliendo, lo que es grave, porque se agreden los derechos de los demás.
Como señalan algunos profesores: confiando en las normas actuales, muchos de ellos se preparan en serio para competir por esos lugares, a fin de buscar evolucionar en la carrera magisterial y desde luego, en el aspecto económico. Por eso se nos antoja perverso que se continúe practicando la corrupción y abonando en el descontento de quienes le han visto un lado bueno a la reforma, pero en el escritorio, ya que en la práctica las cosas siguen igual.
El director general, Fernando Celerino Pacheco Godínez, deberá revisar lo que está pasando en torno al tema. Es posible que sean estructuras inferiores las que vicien los procedimientos y tengan intereses que concretan a espaldas de sus jefes superiores.
Hablar del IEBEM es referirnos a un mundo laboral demasiado amplio. Entre profesores, personal de apoyo o administrativo suman cerca de 30 mil personas, y para su funcionamiento existen estructuras bastante complejas: coordinadores, supervisores, delegados y otros cargos, que no siempre actúan con rectitud, y aquí pudiéramos estar frente a uno de esos casos. Las cosas no están como para seguir echándole más leña al fuego, ¿no le parece?
Sí hay mucho desorden en el instituto, incluso algunas dependencia de gobierno pudieran intervenir a fin de encontrar solución a deficiencias en el aspecto laboral.
Un funcionario del gabinete decía que igual y le toca participar en la búsqueda de correcciones, aunque aclaró que no le corresponde legalmente, pero admitió que alguien tiene que hacer la tarea.
Es un monstruo por sus dimensiones, pero eso no justifica los errores, el burocratismo, el incumplimiento de compromisos y por cierto, decía que recientemente surgió otro de tantos conflictos, ya que no se les había pagado la prestación laboral a un sector educativo en lo particular, porque el mismo IEBEM había enviado a la Secretaría de Hacienda una clave que no correspondía a la partida presupuestal.
No era siquiera por falta de dinero, sino por un error de ellos y eso, comentaba, no puede ser. Para todo existe una norma y si no se tiene control entonces se afecta a mucha gente. Claro, son errores, pero también hay acciones claras de corrupción como en lo que se refiere a la asignación de nombramientos en direcciones y subdirecciones. Y aquí se actúa de manera consciente, es decir, por la búsqueda de un beneficio a favor de quienes las promueven o permiten, sólo que el reclamo recaerá siempre en las cabezas, es decir, el director del IEBEM y la secretaria del ramo, Beatriz Ramírez.
JUNTA DE GOBIERNO, ¿FUEGO AMIGO?
En otro tema, al interior de la Junta de Gobierno de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) hay una especie de desencuentro por la manera como el titular de la misma, Raúl Trujillo Escobar viene orientando la asignación de contratos de adquisición de insumos, obras o convenios de seguridad, que a juicio de ciertos compañeros suyos, está favoreciendo a algunas empresas en lo particular, por encima de los resultados de las licitaciones.
El conflicto se observa como “fuego amigo”, porque son los propios miembros de la junta quienes consideran que no se cumple con las reglas a fin de transparentar los procesos.