Desde luego que difícilmente y aún en el futuro se igualará la intensidad de trabajo y el contacto cercano que mantuvo con la gente en su administración el doctor Lauro Ortega Martínez, por eso logró en sólo seis años transformar el rostro al estado, sin embargo, hoy día se llega casi a la parálisis que evidentemente contrasta con los ofrecimientos que se hicieron en campaña.
Pero lo más incongruente es que mientras el gobierno no ha dejado mayor huella en más de tres años y medio de ejercicio, se observe a un reducido grupo de personajes en la cúpula del poder con un nivel de vida de lujo y enriquecimiento que tampoco tiene precedentes.
A lo mejor y hay exageración, pero quienes tienen cercanía con Graco Ramírez y Elena Cepeda, afirman que vía terceros, han venido haciéndose de una serie de bienes y propiedades no sólo en Morelos, sobre todo en la Ciudad de México, Acapulco y hasta en Veracruz.
Hay incluso un empresario al que se le atribuyen acciones a favor de la familia en el trono, Antonio Erazo, quien además sería el benefactor de fuertes contratos de obra pública en los que se aplica el 20% a través de los corporativos manejados por el hijastro Rodrigo Gayosso Cepeda.
Existen algunos datos interesantes respecto a todo esto, que se antoja de película. Empezaremos por una propiedad que perteneció a doña Purita, la que mantuvo la concesión en la distribución de la Coca-Cola en la entidad y estados vecinos. Ese bien inmueble era en su oportunidad de Raymundo Leal, la señora lo adquirió, pero hace unos meses decidió venderlo y fue adquirido por 220 millones de pesos. ¿Quiénes cree que lo compraron?, se lo dejamos de tarea.
Pero hay más. Un bien conocido como la Campana, a un lado del Cine Morelos, aquí en el primer cuadro de la ciudad, ¿de quién es ahora?, hay que investigarlo. Y existe una zona muy exclusiva en el puerto de Acapulco, conocida como “Tres Vidas”, pues ahí también hay mucho que rastrear, porque se habla de dinero del erario público de la entidad desviado para enriquecimiento de políticos aventureros.
No es todo, falta más: en Polanco, en la capital del país, esos delincuentes de cuello blanco habrían adquirido departamentos para toda la familia, aunque no era necesario, porque ya contaban con lujosos espacios en otras zonas de la metrópoli. Ya ni necesario es hablar del Estadio Agustín “Coruco” Díaz, del Equipo de Futbol Zacatepec o de otros lugares donde parecen esconderse muchos secretos más.
Y ¿quiénes son esos vivales, disfrazados de servidores públicos, que con el peor de los cinismos están desmantelando, conjuntamente con la delincuencia organizada lo poquito que nos queda?, habrá que indagarlo, pero si hay algo de verdad en lo anterior, ya imagina usted el tamaño del botín que se están llevando, el crédito completo de dos mil 806 millones de pesos se queda corto.
UN GOBIERNO A DISTANCIA
Pero decíamos inicialmente que existe un bajísimo nivel de actividad gubernamental y que sobre todo el gobernador parece estar de vacaciones permanentes en Morelos. El 90% del tiempo lo pasa en la Ciudad de México, pero uno de sus escoltas –de quien nos reservaremos el nombre- afirmó a La Unión de Morelos que Graco Ramírez Garrido de hecho vive en la capital, que aún en los días que viene a despachar o a encabezar algún evento, no se queda en Cuernavaca, regresa a Las Lomas, que es donde tiene su domicilio formal.
Es una administración a distancia y no pocos de quienes integran el gabinete hacen lo propio, como en el caso de la titular de Cultura, Cristina Faesler Bremer, que si bien parece ser un personaje interesante en el mundo de la cultura, aquí como que vino a pasarla bien un rato, recomendada por Elena Cepeda.
Y en lugar de ejercer el recurso público en obras de mejora en el rubro de la cultura, las artes, artistas locales o la música, se trajo también a sus recomendados con altos salarios y sin mayor actividad productiva en la localidad, generando una sangría a las arcas públicas.
Y es que si la cabeza no pone orden y por el contrario, da el ejemplo a seguir en lo referente al saqueo inmisericorde del dinero del pueblo, ya se imagina el grado de putrefacción que hay en cada dependencia, las arcas están abiertas para los mandos superiores y de ello la burocracia local da amplio testimonio.
A lo mejor y sólo es la percepción, pudiera ser, pero quienes llevan años laborando en la administración pública dan fe de acciones que se salen de lo lógico y llegan al exceso. Y es que con tantos canales de comunicación que existen hoy día, es imposible que el comportamiento de los funcionarios pase desapercibido, siempre habrá alguien que se entere y lo transmita.
Hablar en este momento de Elena Cepeda, Graco Ramírez o de Rodrigo Gayosso es sinónimo de corrupción, maldad, perversión y autoritarismo. Y es la señora quien impone condiciones en todos los sentidos, incluso sobre Graco. Hace unos meses un secretario de despacho decía al reportero que es muy posible que se dé una desbandada de funcionarios, “es indigno el trato que nos da Cepeda de León, quien además pendejea al gobernador en las reuniones de gabinete, la verdad ya estamos hasta la m…”. Y parece que el ex secretario de información fue una de las víctimas constantes de la señora gobernadora.
Pero esa actitud se reproduce en lo que tiene que ver con el desvío de dinero del gobierno estatal, por eso su hijastro Gayosso es el que recibe los porcentajes en lo referente a compras, contratos de obra y todo lo que signifique dinero. Los acuerdos no los hacen aquí, es en Polanco.