Claro, tampoco era necesario que desde otros confines de la tierra nos vinieran a decir que somos una nación en la que las leyes y normas legales no se aplican y que todo se resuelve con dádivas, componendas y pactos poco honorables. Los mexicanos lo sabemos, pero ya esas instancias lo han probado con base en investigaciones de profesionales en la materia.
Y hablamos del tema porque entre otras cosas, hace unos días, desde el exterior, se advierte que los órganos de fiscalización y vigilancia del buen destino del dinero del pueblo, ya sea a partir del gobierno federal, los estados o municipios, sólo son entes de simulación que se prestan a todo y son parte misma de las estructuras de corrupción del sistema político mexicano.
Bueno, sólo cuatro o cinco estados de la república lograron alguna calificación positiva y de panzazo, el resto se ubicaron abajo del cinco, que es reprobatorio. Es decir que las famosas contralorías o instancias dizque de fiscalización y práctica de auditorías no cumplen con sus facultades y obligaciones, laboran en componenda con el resto de las dependencias de gobierno y son parte del mismo negocio que controlan los monopolios de poder.
No es como para festejarlo, algo tendrá que pasar en nuestro país y al corto plazo porque no podemos seguir caminando por ese rumbo que ya es materia de crítica desde algunos puntos externos y que además contribuye a la ausencia de credibilidad del pueblo en sus instituciones.
Hoy mismo enfrentamos dificultades casi insuperables, en lo que corresponde a insuficiencia presupuestal a fin de hacerle frente al futuro inmediato, el 2017 amenaza con ser uno de los años más críticos en cuestión de desarrollo y mucho de lo que sucede tiene su origen en la distorsión gubernamental.
Difícilmente alguien podría negar que de unos cinco años a la fecha, el nivel de desarrollo viene en decremento, que particularmente la delincuencia nos sigue pegando por todos lados y que las evidencias nos llevan a sostener que seguimos en medio de toda clase de complicidades entre los gobiernos y los mañosos.
Pero lo que igualmente se nos decía, hace dos o tres días, en el sentido de que el contrabando de productos y de la piratería, como se le conoce popularmente, representa una pérdida estimada de 235 mil millones de pesos para la nación.
O sea, que las instancias “competentes” en vigilar el ingreso de productos del extranjero permiten que estos ingresen al territorio, desplazando a los nuestros y abonando en el quebrando y la pérdida de ingresos, empleos y progreso; eso simplemente no tiene perdón, pero todo indica que estamos casi imposibilitados para actuar, los intereses son muy poderosos e impiden soluciones.
NUEVOS MUNICIPIOS, ¿UN FRACASO?
Y en lo relacionado a la decisión de autorizar la creación de nuevos municipios a partir de las elecciones del 2018, se viene confirmando nuestra versión expuesta en este espacio hace algunas semanas, que los proyectos originales han sido suplantados y de llegar a concretarse sólo representarán más de lo mismo.
Desde pueblos y comunidades como Xoxocotla, Coatetelco, Cuentepec, Tetelcingo, Hueyapan o Santa Catarina, líderes sociales locales iniciaron una lucha desde hace años, en busca de lograr su autonomía erigiéndose como nuevas alcaldías.
Pero mientras reclamaban a las instituciones competentes en la materia, venían trabajando en la construcción de un proyecto de gobierno que hará cuestión de un año lograron concluir y que en verdad se antoja interesante porque ofrece posibilidades reales para demostrar en la práctica, que sí es posible cambiar las cosas y caminar al lado del pueblo mediante acciones democráticas y honestas.
Lamentablemente, las estructuras externas y tradicionales de gobierno empezaron a infiltrarse, a fin de quitarles a los pueblos el control en el proceso para evitar riesgos políticos a futuro y todo indica que lo han logrado. Hoy resulta que quienes llevan el proyecto a ser desarrollado en las nuevas alcaldías, son las autoridades.
Un integrante del movimiento –ya más actual- aceptaba que algunos de quienes buscan convertirse en los primeros ediles de las nacientes presidencias municipales, reconocen que desconocen el proyecto, porque el Congreso local no se los ha querido mostrar, cuando se supone que la decisión venía de abajo hacia arriba.
Uno de esos casos en específico es el de Coatetelco, quien actualmente funge como ayudante municipal, trata de ser el edil en caso de que esa localidad logre ser municipio, pero desconoce todos los antecedentes porque nunca estuvo involucrado en la lucha histórica, a él lo vienen impulsando desde otras trincheras. Por cierto, es del Partido de la Revolución Democrática, cuando se supone que la estrategia era una elección a partir de usos y costumbres mediante una asamblea pública popular.
Claro, el movimiento que le dio origen a esa idea no está muerto, los líderes andan por ahí y por cierto bastante molestos porque reconocen que les vienen arrancando el control. Sin embargo, tampoco se quedarán con las manos cruzadas y a medida que los tiempos de unción de las nuevas comunas se acerquen, se van a hacer presentes.
Uno de ellos dijo a La Unión de Morelos que se perdió la primera batalla pero no la guerra y dejar que sea el mismo gobierno el que decida cuál será el modelo de autoridad a desarrollar, garantiza el fracaso, porque simplemente serán más de lo mismo y esa no es la idea.
Xoxocotla, por ejemplo, buscará adelantarse a los tiempos y declararse municipio indígena autónomo a mediados del 2017, acción que se considera sería secundada por el resto de las comunidades que llevan el mismo objetivo, a fin de impedir el atraco.
Pero al paso del tiempo, les han generado conflicto e impulsado grupos contrarios al interior de sus mismos pueblos, para dificultar y en su caso impedir que aterricen modelos de administración pública distintos, que en un futuro logren generar inercia en el resto de las estructuras municipales.