Es otro de los grandes cambios estructurales impulsados por la actual administración federal y que han generado tanta polémica y en cierta manera inconformidad de sectores, como lo que tiene que ver con la educación, que afortunadamente parece ir a la baja en lo que toca al conflicto magisterial.
Y respecto al ámbito laboral, pues también se aprecia que los trabajadores no están muy de acuerdo con los cambios anunciados por el Senado, cuya instancia es el primer paso, porque de ahí deberá pasar a la Cámara baja, para que los legisladores federales la revisen y la aprueben o rechacen.
A nivel de nuestro estado, el dirigente de la Federación de Trabajadores de Morelos (FTM), filial de la CTM, Vinicio Limón Rivera, advierte incluso que podría darse un paro laboral nacional como resistencia a algunas cosas que no les gustan de la reforma.
Pero lo que igualmente se viene anunciando y ya se da por hecho, es que las juntas locales de conciliación y arbitraje en el país dejarán de existir, para dar paso a los tribunales laborales, en lo que sería el fin de una época y el inicio de otra.
Ya ve usted que en lo que toca al resto de las instituciones de justicia, sobre todo penal, pues hemos entrado ya a lo que se conoce como justicia alternativa, que a decir de los expertos en derecho, se trata de un modelo anglosajón y también en torno a la reforma laboral se sostiene lo mismo, que México ha tenido que ir ajustando sus instituciones y reglas a esquemas internacionales, por “sugerencia” del exterior.
Claro, ojalá que todo sea para bien, de nada serviría adoptar otras modalidades cuando los resultados en la práctica siguen siendo los mismos o aún peores. Al menos hasta hoy esa famosa justicia alternativa no ofrece nada novedoso, sigue siendo un problema resolver cualquier conflicto, las instituciones responsables de aplicarla exhiben muchas deficiencias.
Sobre todo falta personal capacitado en la nueva materia y el rezago continúa como antes. Igual y es cosa de ir adecuando las estructuras, pero por el momento no es lo que se nos había prometido a los mexicanos.
Por lo que toca al terreno laboral, pues lo que se puede sostener es que a través de las juntas locales se vivieron décadas de corrupción, manoseo de procesos, robo de expedientes, insuficiencia de equipo y en particular del tecnológico, escaso personal, dos o tres actuarios para un mundo de notificaciones…
Ahora será el Poder Judicial federal el que absorba esta rama de la aplicación del derecho y lo que decíamos, ahí tampoco digamos que ha sido un ambiente de garantía en la aplicación de la ley y ahora le cargan más trabajo, eso también tiene mucho que ver a la hora de desarrollar demandas.
Sin embargo, es claro pues que en la mayoría de las reformas empujadas por el presidente de la república, Enrique Peña Nieto, hay la “sugerencia” externa o la urgente necesidad de modernizarse en ese ámbito, a fin de ser más competitivos en todo el contexto internacional, porque vivimos en un mundo globalizado.
Nuestro país forma parte de bloques de naciones que tienen compromisos mutuos y por ende, intentan que todos los agremiados vayan poniéndose en sintonía a fin de poder beneficiarse mutuamente. Por ejemplo, existen países en los que los derechos del sector obrero son muy distintos a los de nuestra patria.
La huelga es sin duda una “piedra en el zapato” para el inversionista, porque se han dado casos en los que un estallamiento llega a provocar la quiebra de la empresa y los dueños del dinero exigen mayor seguridad para sus proyectos.
México permitió desde épocas ancestrales la evolución de prestaciones en el sector laboral, como conceder vacaciones, aguinaldo, servicio médico y otros beneficios que parecían ser justos, o simplemente lo son. No obstante todo eso, la mayor restricción que se tiene aquí es salarial, porque los ingresos son muy bajos y ello es lo que lleva a una concentración de la riqueza en pocas manos. Al final, con todo y esas prestaciones de ley, los obreros acaban siendo explotados.
Pero la idea fundamental de los cambios en materia laboral, lo decíamos, lleva la intención de satisfacer los reclamos de los inversionistas, a fin de poder ser beneficiados con capitales de poderosas cadenas internacionales que, como quiera que sea, llegan a abrir espacios de trabajo y a dar oportunidades a los mexicanos, eso es todo.
Sí hay afectaciones, no se puede negar, y serán en contra de los obreros y trabajadores en general, pero llega un momento en el que como nación firmante de diversos acuerdos internacionales, está obligada a generar cambios, de otra manera comenzaríamos a quedarnos aislados y las experiencias que podemos ver hoy día en ese sentido son poco afortunadas.
Ahí están los cubanos, tras su revolución socialista, apoyados por la Unión Soviética y en contra de lo que ellos llaman el imperialismo norteamericano, se fueron quedando solos, su economía se fue debilitando, porque el intercambio comercial era cada vez menor.
Hoy vienen de regreso, ya comenzaron a abrirse al mundo e incluso el presidente Barack Obama los visitó reiniciando las relaciones. A lo mejor por algunos años se sintieron libres y autónomos, aunque tampoco podríamos hablar de democracia, porque los Castro siguen siendo los que gobiernan desde los años 60.
Como se puede ver, la única manera de reclamar apoyo internacional es comprometiéndonos a modernizar todas nuestras estructuras funcionales, y es bajo esa visión que Enrique Peña Nieto decidió aceptar las recomendaciones y el terreno laboral tampoco podía escapar.
Más que en otros tiempos, hoy pudiéramos decir que somos ciudadanos del mundo, pero ello implica desarrollar cambios profundos, de otra manera no seremos aceptados como tales. El costo político-electoral del actual gobierno será alto, igual y vuelven a perder la presidencia de la república en el 2018, a consecuencia del rechazo popular a muchos de esos cambios, pero en eso no había otra salida.