En esta ocasión encontramos algunas caras conocidas, pero la megaurbe oculta la familiaridad. Hacía un mes, en Cuernavaca todos nos reconocíamos, nos saludábamos, nos identificábamos; el pasado domingo, nos sentíamos partícipes, pero ajenos. Algunos la llamamos marcha, otros peregrinación. La marcha exige y reclama; la peregrinación pide milagros y espera favores.
La misma pregunta que surgió al final de la marcha el día 3 de abril retumbaba en miles de cabezas, ahora con mayor insistencia: ¿y qué sigue?
Lydia Cacho (http://www.eluniversal.com.mx/columnas/89512.html), ve un futuro sombrío, reclama la poca participación de todos para resolver el problema, denuncia nuestro egoísmo y espera saber si en el futuro esta marcha fue útil. En su discurso apunta la solución: la participación ciudadana. Lorenzo Meyer, en la radio, también reclama la poca participación, ¿qué esperamos? ¿acaso nuestras necesidades diarias nos agobian tanto que no podemos pensar en el futuro?
Nosotros los ciudadanos, la gente de a pie, todos podemos ser agentes de cambio, Manuel Martínez Fernández (http://crearfuturos.blogspot.com/2010/12/la-persona-como-agente-de-cambio.html) apuntó sobre la necesidad de que todas las personas seamos los agentes del cambio.
¿Quiénes conocen los problemas? La respuesta es clara: quienes los sufren. Así la acción consecuente es: todos debemos hacer a un lado los egoísmos y participar en la construcción de las soluciones a los problemas que nos aquejan.
En esta columna hace algunas semanas comentaba sobre la ciencia desde las raíces de la sociedad como la actividad realizada por los ciudadanos para generar conocimiento. Este movimiento social para generar conocimiento inmediatamente útil es análogo a lo que se llama periodismo ciudadano. Este periodismo es realizado por las personas que reportan los hechos. Ahora más que nunca cada uno de nosotros puede participar a través del twitter, el facebook, en fin de las tecnologías de la información, reportando los sucesos. Ya las cámaras de video han denunciado excesos de los policías y han provocado revueltas en las ciudades. Este periodismo ciudadano es un arma que podemos y necesitamos usar.
Es más, la participación de todos puede generar visiones consensadas de futuro de nuestro entorno sin los problemas actuales. Estas visiones son los marcos referenciales para generar políticas públicas. Los ciudadanos de a pie, todos nosotros, podemos reflexionar, proponer y manifestarnos usando los medios informáticos, ahora a nuestro alcance, usando los conocimientos generados por nosotros mismos para proponer soluciones a largo plazo. Soluciones que involucren acciones continuas, acciones, de más de tres y seis años, hacia una sociedad sustentable. De esta manera, nosotros podemos definir las políticas públicas. A este movimiento social, a esta forma de participación, se le conoce como políticas públicas abiertas (grassroots policy). Nosotros, la sociedad, puede definir la visión de largo plazo, plantearla, establecer los indicadores de su cumplimiento y crear los mecanismos de verificación. Bajo este acuerdo social, los actores políticos pueden retomar la visión y dar matices para su implementación a corto plazo.
Con gusto trabajo para generar esta visión, ¿quién le entra? No me importa hacerle la agenda a los partidos políticos siempre y cuando se respete la visión de largo plazo, la visión de una sociedad que en su desarrollo respete el ambiente y la igualdad entre las generaciones actuales y futuras. Es más esta acción de políticas públicas abiertas debe ser el marco referencial para el desarrollo de las políticas partidistas, todo buen político sabrá matizar, priorizar e implementar las soluciones emanadas de las raíces de la sociedad de acuerdo a su propio marco político.
De esta manera, sabemos responder a la pregunta ¿y qué sigue? ... a trabajar y construir.