El día de hoy quiero comentar sobre el aspecto de movilidad sustentable.
Ya he mencionado las ventajas económicas de recorrer un kilómetro usando un vehículo eléctrico (VE). Un sencillo cálculo nos indica que el costo de recorrer un kilómetro con una vehículo impulsado con un motor de combustión interna, gasolina por ejemplo, es casi el doble que cuando se utiliza un VE. En este sencillo cálculo se consideró que para cargar el sistema de baterías del VE se paga la tarifa más cara en el mercado eléctrico mexicano, la tarifa Domiciliaria de Alto Consumo (DAC), este cálculo se realizó con la mayor desventaja posible para el VE.
Hace uno 20 años se decía que los sistemas fotovoltaicos, que sirven para generar electricidad a partir de la energía solar, eran muy caros. Hoy en día estos sistemas generan electricidad a un costo menor que la tarifa DAC o la tarifa 2, esta última es la tarifa que pagan los pequeños negocios. En otras palabras, hoy en día lo que era caro es más barato. Sí, la energía solar es más barata que la energía que nos vende la CFE hoy en día.
En el año 2013 la reunión de ministerios de energía y la Agencia Internacional de Energía propusieron una iniciativa para impulsar el uso de vehículos eléctrico para la movilidad (http://www.cleanenergyministerial.org/Our-Work/Initiatives/Electric-Vehicles). Los países que han decido apoyar esta iniciativa son: Alemania, China, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Gran Bretaña, Holanda, India, Italia, Japón, Portugal, Suecia y Sudáfrica y pretende alcanzar los 20 millones de VE rodando para el año 2020.
En México no hemos retomado esta propuesta. Parece que a pesar de los avances que se tiene en los últimos años en los VE, todavía hay importantes obstáculos que se interponen en el camino de la adopción generalizada y en nuestro país esto ha pesado mucho para evitar unirse a la iniciativa. Retos tecnológicos, de mercado, y los desafíos de política financiera han dificultado la transformación del mercado de vehículos basados en motores de combustión interna. En mi opinión, la colaboración público-privada es necesaria para brindar soluciones políticas, de negocios innovadores y, así, poder migrar a un transporte menos contaminante.
Los desafíos más apremiantes para la implementación pueden ser resueltos con la colaboración de los gobiernos locales y nacionales, en coordinación con el sector privado y la comunidad en general.
México como país se ha colocado como uno de los líderes exportadores de automóviles. Si deseamos que esto continúe por varias décadas la industria automotriz en general debe apuntar sus esfuerzos de innovación en generar oportunidades de negocio en los VE. Para ello los retos tecnológicos están fundamentalmente en el sistema de almacenamiento de energía, las baterías, que también son el mayor riesgo contaminante.
El principal reto es el financiero, a los precios actuales los automóviles eléctricos llegan al punto de equilibrio al recorrer más de 200 mil kilómetros solo considerando los aspectos monetarios y, por esta razón, esta distancia todavía no es atractiva. Los gobiernos locales tienen la oportunidad de impulsar la transición a VE que redundaran en beneficios directos a la población al proponer esquemas de inversión en el sistema de transporte público con los beneficios adicionales de promover la movilidad masiva en lugar de la individual. Los VE, por su naturaleza, son más fácilmente monitorizados con lo que la generación de datos puede ser una fuente de conocimiento importante para mejorar la movilidad sustentable.
El costo total al propietario es menor en la vida útil del VE que en uno de combustión interna. Esto debido al ahorro del combustible, una eficiencia mayor, menor costo de servicios, mantenimiento y reparaciones que aproximadamente se reducen en un 30% comparado con los gastos para los vehículos de combustión interna.
Aquí las oportunidades de negocios pueden ser amplias y en Morelos, y en México en general, hay experiencia en el sector científico. El reto en este aspectos sería cuadruplicar la capacidad de almacenamiento de energía en las actuales condiciones. Para resolver este problema el financiamiento gubernamental para la investigación puede ayudar a lograr la solución. En este sentido CONACyT cuenta con esquemas de apoyo que habría que enfocar hacia el almacenamiento de energía. Por supuesto que las oficinas encargadas de los aspectos de ciencia y tecnología en los estados podrían contribuir.
En el ámbito estatal, una decidida apuesta por un transporte público eléctrico puede iniciarse con la convocatoria para que las universidades o instituciones de investigación propongan alternativas innovadores tanto en el ámbito científico-tecnológico como en aspectos de normatividad, urbanismo y educación para la transición hacia una movilidad menos contaminante. Con el lanzamiento de un plan de largo plazo que incluya los cúmulos empresariales (clusters) y su articulación en el largo plazo podrá impulsar la generación de una cadena de valor que beneficiará primeramente a la población donde se instrumenten apoyos financieros para la migración del transporte masivo de combustión interna a uno eléctrico.
En Morelos podemos iniciar la transformación del sistema de transporte hacia uno eléctrico. Es una región pequeña que requeriría de una inversión no tan onerosa y contamos con personal capacitado para proponer los esquemas. Además, este sistema podría ser un atractor de turismo también. Empecemos a trabajar en ello.