Dentro de una habitación semioscura, las suaves ondas de luz de dos lámparas recorren el cuerpo de una muchacha. En su pelo están revueltos todos los colores del mundo, su piel es morena, se adivina tersa, tiene puesto un blusón oscuro y unas medias negras. Del lado derecho de ella hay un ventanal con las persianas caídas, detrás, como fondo, una gran manta morada teñida: cuatro hombres y dos mujeres observan a la joven. La chica sabe que la miran, se quita lentamente la prenda y queda desnuda, en espera de quien se acerque. De fondo suena un jazz también oscuro.

Uno de los hombres camina hacia ella, toma su cámara, la configura y comienza a capturar la desnudez: la habitación se ilumina en cada disparo que suena como una bala de cristal.

Los demás observan con su cámara en mano. Enrique Torres Agatón está sentado: observa todo, ha visto esa escena cientos o miles de veces.

– Relájate, él te va a decir qué quiere, cómo la quiere, suéltate –le sugiere a la modelo, y cuando dice esto la sesión comienza a fluir como la sintaxis de luz sobre el cuello de la chica.

El fotógrafo y la muchacha danzan por algunos minutos. De pronto, sobre la música instrumental se encarama un ruido de alerta. Es el “Termineitor”, un reloj alarma que el maestro Enrique programa para avisarle al alumno que su tiempo de trabajo con la modelo acabó.

Una fotógrafa está lista para la próxima sesión.

Enrique da cátedra en el Centro Morelense de las Artes, del cual fue fundador, por más de diez años ha impartido talleres de fotografía básica o avanzada, de iluminación, de técnicas diversas, de desnudo.

Cada verano lanza la convocatoria y asisten personas de todas las edades: por su taller han pasado personajes como los fotógrafos Pericles Lavat y Eric Jervaise.

“Algo que también me da mucho gusto, es que algunas chicas que son amateur en el modelaje han salido de este taller y se han vuelto modelos profesionales, como Edáhy León”.

En las sesiones el maestro Torres Agatón aborda el género; revisa a los máximos exponentes de este género y elementos técnicos de iluminación. Comparte sus libros de fotografía. Pero lo más interesante es la práctica fotográfica con las modelos, y aquí también el maestro da algunas sugerencias para una mejor dirección.

El maestro guía a sus alumnos para que puedan resolver en la práctica situaciones de figura, volumen, silueta, textura, línea.

Al final hay una revisión y selección de las mejores fotos logradas, las cuales son expuestas al público.

Enrique relata que durante una década en el taller han pasado muchas cosas y una de las anécdotas que más recuerda fue que hace algunos años, frente al estudio había una construcción y los albañiles se la pasaban mirando porque, de alguna forma, se habían enterado que frente a ellos había un taller de desnudo.

Además de dar clases y talleres, el maestro expone de manera colectiva e individual en México y el extranjero, hace, también, fotografía de obras de arte para catálogos, publicaciones, libros especializados, entre otros.

Torres Agatón siempre tiene proyectos en los cuales está trabajando. Sus temas son la vida, la muerte, el tiempo; es un gran lector de poesía y un observador permanente del inacabable cuerpo humano.