Se habla de ello como las pequeñas acciones que, casi siempre violentas, tienen una justificación en el machismo. Son tan cotidianas, y muchas veces tan socialmente aceptadas, que pueden parecer algo sin importancia.
Supe de los micromachismos hace apenas pocos años, por las redes sociales. El trasfondo es interesante, porque quienes decidieron darlos a conocer, pretenden eliminarlos de la vida diaria, tanto de mujeres como de hombres de todas las edades.
Creo que conviene conocer los micromachismos para evitarlos, para promover la equidad, pero no para linchar a nadie. Todos tenemos la oportunidad de cambiar, quienes los padecen (mujeres en especial), quienes los ejecutan (hombres en especial) y quienes los permitimos o dejamos que sucedan porque no nos incumbe o no nos afecta (quizás sea tu caso).
Los micromachismos son sutiles y tienen que ver en especial con la creencia de que las mujeres son inferiores, no poseen los mismos derechos que los hombres heterosexuales y que deben hacer cosas “propias de su género”, como los quehaceres de la casa o el cuidado de los hijos.
Son como una guerra de baja intensidad y hay muchos ejemplos. Yo aporto aquí algunos:
- Cuando en el salón se necesita alguna comida y se le encarga de inmediato a una niña o grupo de niñas.
- Cuando un padre dice que “le ayuda” a su pareja con el quehacer de la casa.
- Cuando un novio insiste en ser él quien maneje el auto de su novia.
- Cuando se hacen chistes de que las mujeres manejan mal o por el estilo.
- Cuando se hace burla del feminismo.
- Cuando un hombre se justifica de no hacerse responsable de cocinar, planchar, escombrar o lavar porque esas son “cosas de viejas”.
- Cuando se les llama “viejas” a las mujeres, en especial cuando se las refiere como “mi vieja”.
- Cuando se pretende ayudar a una mujer sin preguntarle su opinión o sin explicarle nada.
- Cuando se le perdona una falta o infracción a una mujer solo por ser “guapa”.
- Cuando se paga la cuenta de una mujer sin que ella lo haya acordado así.
- Si se le tacha de “fácil” o de “puta” a una mujer, sin importar su edad o su forma de ser, solo por cómo se viste.
- Cuando se juzga a una mujer por trabajar y ser mamá al mismo tiempo.
- Frente a cualquier acto de violencia contra la mujer, cuando se dice que “ella se lo buscó”.
- Cuando se afirma que las mujeres deben usar faltas y no pantalones.
- Cuando en el patio de la escuela se le da preferencia al juego de fútbol de niños y no se respetan las actividades de las niñas en el mismo espacio.
Ahora bien, ¿cómo combatir los micromachismos? Podría decir que es fácil: solo es cosa que cuando nos enfrentemos a ellos, por ejemplo, cuando algún compañero de la escuela, un colega del trabajo o un familiar los ejerzan, detenerlos y decir que aquello no nos parece bien, porque es machismo. Muy probablemente te dirán que no pasa nada, que ni es violencia, y no se trata de hacer un drama, pero sí de dejarlo claro.
Otros dos recursos importantes para enfrentarlos e intentar erradicarlos es leyendo y debatiendo (ensayando), mientras más lo hagamos más conoceremos del tema y mejor podremos comportarnos como individuos y como sociedad.
Cada quien debe hacer su propio trabajo personal. Y cada quien tiene su propia opinión, ¿cuál es la tuya? Puedes compartírmela al correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
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