No hay un feminismo, son muchos feminismos. Conviene leer Fenimistario (Infinita, 2019), libro de las morelenses Alma Karla Sandoval y Denisse Buendía, que nos da una visión amplia de la diversidad feminista. En adelante, presento ideas sueltas con mi postura sobre el tema. No tengo una visión definitiva, sigo construyendo mi punto de vista (siempre liberal), como en otros asuntos.
El feminismo es un fenómeno que surgió por la necesidad de que las mujeres fueran respetadas en sociedad, luchando contra el machismo social y religioso, pero también legal. Los hombres ya teníamos casi todos los derechos y podíamos ejercerlos. Aquello era una deuda histórica hacia las mujeres.
Admiro profundamente a las feministas, nunca conocí una hipótesis que moviera así a mi género (soy heterosexual, cisgénero, hombre) por las calles y en los medios. Solo vi hombres reunidos (exclusivamente varones) celebrando algo relacionado con el futbol, haciendo destrozos y comportándose como simios. Podríamos unirnos para promover la vasectomía y la responsabilidad emocional como padres, pero quizás no todos estemos preparados para dicho debate, menos para un movimiento de género e identidad.
Cuando una mujer ayuda a otras, eso se llama sororidad, entendida como una estrategia de ellas para enfrentar la vida, pero no solas, con sus amigas, parientes, compañeras. He visto que la sororidad da fortaleza a las mujeres como individuos, pero también como grupo y, al final, como género. Es ayudar a la otra solo porque es otra. Es probable que compartan dolores y necesidades, injusticias y hasta gustos, por lo que algo que inicie como apoyo puede convertirse en una amistad eterna.
Los hombres no tenemos un apoyo solidario entre nosotros solo por ser hombres. Hay un punto parecido, cuando los hombres se unen y se apoyan en sus tropelías: ocultar infidelidades, ayudar a otro a chingarse a su pareja, reunirse para hablar mal de las mujeres, ir a burdeles o contratar prostitutas en despedidas de soltero. Como hombre, para mí esto es asqueroso, nunca me identifiqué con esa postura y no soy el único. Eso no se parece a la sororidad, es machismo puro.
Las feministas mexicanas han hecho movimientos interesantes, con resultados benéficos para la sociedad. Son acciones contemporáneas congruentes, modelos de lucha, ejemplos de miradas críticas y de compasión también. Ahí ubico varias iniciativas (quizás me equivoque): a) mujeres que buscan a sus hijos desaparecidos; b) el movimiento para la despenalización del aborto y la amnistía para mujeres en prisión por abortar, que ya logró que sea ley a nivel nacional; c) las propuestas nacionales y locales para la equidad de género en las elecciones y los puestos de gobierno; d) la visibilización de las mujeres en el deporte; e) Ley Olimpia contra el acoso digital; f) Ley Ingrid para la protección de la imagen de las mujeres; g) el #MeeToo.
En la escritura nacional hay ejemplos de activismo. Quizás no todas se asuman feministas, pero considero que parten de los mismos valores (puedo equivocarme). Citaré cuatro buenos ejemplos: a) EscritorasMX, movimiento generado por Cristina Liceaga para dar espacios a mujeres, porque la mayoría de los foros están destinados a hombres; b) el programa Mujer: escribir cambia tu vida, autoría de Ethel Krauze, una metodología para que escriban su vida, que ha tenido resultados impresionantes; c) el Mapa de escritoras mexicanas contemporáneas, iniciativa de la poeta Esther M. García, que ha mapeado ya a cientos de autoras y va por más; d) el proyecto Vindictas, que promovió Socorro Venegas desde la UNAM y buscaba rescatar escritoras del olvido, pero se ha convertido en un movimiento con diversas actividades y amplias posibilidades.
Los hombres tenemos mucho que aprender del feminismo, no debemos hacernos parte de él, ni solo reflexionar, hace falta tomar acción y ser persistentes. En otro momento podemos hablar de trabajar juntos, hombres y mujeres, por lo pronto, nos queda ponernos a la altura de su discurso y de su pasión por hacer las cosas mejor. El mundo no se cambia con palabras, lo sé, pero es un buen inicio, además, esta es mi herramienta para hacerlo. ¿Qué vas a hacer tú? ¿Quedarte callado?
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