Extraño tema, pero actual. Lo tomo como pretexto para reflexionar y reír, como cada semana. Por décadas el hombre ha intentado comunicarse con el espacio exterior (el infinito): astrónomos han enviado sondas y mensajes cifrados… usando algunos lenguajes; al parecer algo ha llegado de vuelta, pero no ha sido comprobado del todo.
Imagínate a un grupo de seres de otro planeta, a quienes les llega un mensaje humano; tratarían de descifrarlo, harían una interpretación y lo expondrían ante otros seres de su mundo, digamos a un programa llamado Venga la Alegría Alienígena… los tratarían de locos, tarados, idiotas, brutos, subnormales, inferiores mentales, ya sabes.
O sea, mientras los humanos intentan contactar extraterrestres, todo okey, si ese mensaje llega a un punto y es interpretado, quizás sea un chiste por allá.
Volviendo a la Tierra, hay quien afirma que han llegado mensajes desde afuera, lo que es, cuando menos, probable (no seguro). Dichos mensajes (según) son recibidos por ciertos humanos especiales, con ciertos poderes, que los interpretan y comparten… y los tratan de locos, tarados, idiotas, brutos, subnormales, inferiores mentales, ya sabes.
La posibilidad de una posible comunicación será ridiculizada intergaláctica. Y solo estoy hablando de una posibilidad, no de una certeza. En fin, la gente es así bien quién sabe cómo aquí y en Marte.
Ahora hay una mujer que no solo recibe mensajes, sino que los entiende, los traduce, incluso aprendió a hablar cierto lenguaje, llegado de, insisto, fuera de nuestro planeta. Todos se burlan. Ella es hispanoparlante, quizás habla inglés y hoy alguna lengua exoplanetaria. Bueno, habla más idiomas que la mayoría de los latinoamericanos, pero no podríamos comprobar por ahora lo que realmente dice, porque es la única que lo sabe. Incluso la gurú que le enseñó a establecer ese contacto alienígena ignora lo que Mafer Walker recibe.
Entremos a la fantasía, pero fantasía real: piensa que sí sea real el lenguaje lejano y que la mujer nos comparte cualquier mensaje del extranjero cósmico: ¿no sería un avance para la humanidad? ¿No se cumplirían diversas profecías o anhelos del homo sapiens? ¿Convendría hacerle caso?
Desde el punto de vista científico, más que un avance, sería un primer paso. Complicado, cierto, pues solo tendríamos a un objeto de estudio (la intérprete), en todo el contexto de la Vía Láctea, cuando menos. Complicado.
Analizado desde la lingüística (siempre más objetiva que cualquier arte o medio de comunicación), podría afirmarse que la mujer habla alguna cosa entre sumerio, babilonio o alguna otra lengua… muerta. Caray, parece que la cosa no mejora. Algo es claro, el supuesto idioma alienígena-colombiano ha desatado burlas en diversos lenguajes (español, memes, emojis, stiickers, reels…). ¿Tú qué crees de todo esto? ¿Tú hablas algún lenguaje extraterrestre que desees compartir con los terrestres? ¿Entiendes algo de lo que dice la médium?
Esta columna ya es una locura, pero cerremos. Yo no creo que la mujer hable alienígena, quizás tiene algún trastorno o un sentido del humor muy refinado. Ignoro, por otro lado, si existan alienígenas; si de existir ellos, hablaran como nosotros y, si fuera el caso, que quisieran hablar con nosotros enviándonos mensajes a través de portales humanos. Puede ser que el tiempo le dé la razón a ella y nos deje a todos los demás en ridículo, ¿verdad? Pero no sé si yo esté vivo para cuando algo así sucediera.
Yo rescato, de este asunto, dos cosas: que los humanos tendemos a buscar misterios dentro y fuera de nuestro mundo, porque no nos basta lo que tenemos y que siempre habrá nuevos lenguajes, tan interesantes como el griego, tan locos como el esperanto, tan temporales como los emojis, tan cursis como el español, tan complejos como el náhuatl, tan nuevos como el coreano. Eso, porque a los seres vivos, insisto, nos gusta comunicarnos, establecer diálogos, hacer debates, oír chismes, buscar pleitos, conocer historias.
Si hablara con aliens, les pediría que me contaran su historia de vida, me encantaría oír sus cuentos y sus canciones; y yo les compartiría mi columna y mis cuentos, para que la lleven a su mundo y rían un poco mientras aprenden algo de nuestra sociedad.
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