Algunos pasajeros son groseros con él, pero hace caso omiso.
Desde hace un mes, Eduardo Soto Ávila trabaja de tres a cuatro días como chofer del transporte público y el resto de la semana se dedica a dar mantenimiento a las combis de la organización “Mariano Matamoros”.
Esa labor la realiza gracias a sus conocimientos de mecánica y luego de 19 años de conducir una de las unidades de esta línea de transporte.
“Tengo una carrera técnica de mecánica. Por eso, cuando una combi se descompone me toca arreglarla, la llevo a mi casa y desde ahí trabajo, pero económicamente me va mejor como chofer, por eso no dejo el volante”.
Eduardo trabaja como operador desde 1999 gracias a la recomendación de uno de sus tíos. Antes estuvo como ayudante en un taller mecánico.
De su actividad diaria señaló que le gusta porque obtiene buenos ingresos, sin embargo, es una labor estresante, principalmente por los pasajeros que van de mal humor y que se comportan de manera agresiva con él.
“A veces se molestan por cualquier cosa o porque quieren que uno los baje donde ellos quieren, aunque no es parada y pues no se puede, y por eso nos gritan con groserías. Además, hay que aguantar a los automovilistas particulares que se atraviesan y no respetan el carril”.
Afirmó que también le genera estrés cuando se cierran las avenidas principales por alguna manifestación, pues al tener que buscar vías alternas llegan tarde con el checador.