Sociedad
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Mi cumpleaños


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Érase un niño que se lanzaba a la aventura todos los días

Walt Whitman

Nací hace 44 años en la capital de mi país, Alcaldía Cuauhtémoc, colonia Roma Norte, hoy gentrificada, cinematografiada, hípster pero siempre bella. Agradezco ese origen: haber llegado al centro del centro, en medio del todo, tan lejos de la nada. La vastedad llenó mis venas apenas asomé la cara por el balcón del sanatorio donde fui parido sin dolor.

Crecí un poco en la CDMX, otro tanto en el Estado de México, más en Morelos, en esta paradójica región. Luego estuve en Toluca, San Cristóbal de las Casas, Querétaro y Metro Balderas, pero eso fue más bien circunstancial.

Mi infancia resultó una mezcla entre violencia intrafamiliar-escolar y descubrimiento del mundo (sus vicios y virtudes). Todo desde mi hipersensibilidad y mi ser tartamudo, síntomas de mi condición de síndrome de Tourette. También conocí la amistad, máximo valor en mi ajetreada y nómada vida.

La violencia fue una constante alrededor de mí durante mucho tiempo. A los nueve años entré a karate para defenderme de los trogloditas de mis compañeritos, lo que conseguí en gran medida. La violencia continuó, en múltiples facetas. A nadie le extraña esto, desafortunadamente, vivimos en México y esa ha sido una de las características más constantes de nuestra raza: los mexicanos son violentos por naturaleza, por cultura, por enseñanza y por placer.

La amistad, decía yo, es vasta en mi vida. El destino fue generoso conmigo en ese sentido. Siempre donde he ido o actuado me he encontrado amistades, desde las más longevas y constantes, hasta las más efímeras y puntuales. Sin la amistad la vida no tendría sentido. Gracias. Amo amar a mis amigos y amigas.

En mi adolescencia llegaron las letras, me conmovieron profundamente Pablo Neruda, Herman Hesse, Julio Verne, Antonio Plaza, entre otros, pero más que ellos me sorprendieron las mujeres, las ciudades, los viajes, la comida, la estupidez humana, la magia. En mis contemplaciones, desde mi abandono y mis ganas de ser, tomé una pluma y comencé a reflejar todo aquello que me ocurría.

Fue fácil decidir dedicarme a escribir. Fue una bella forma de elegir vivir, de encontrar más ganas para continuar y no quedarme en la miseria y la tristeza. Más que lector, comencé como escritor. Me enorgullezco más por escribir que por leer. Me parece petulante presumir que lees mucho. Aún sigo contemplando el mundo y maravillándome de él, de sus misterios, leyendo sus calles y a sus gentes.

Luego maduré y busqué una vida mejor. Tomé mi salud en mis manos. El camino de sanar siempre ha sido paralelo a mi carrera como artista. Escribir, en mi caso, depende de sanar. Son cosas paralelas, intrínsecamente relacionadas. Si no hubiera sanado tanto como hasta ahora, no habría escrito todo lo que he publicado.

El arte es mi camino de vida. La sanación es mi camino hacia el arte. Arte y sanación son inseparables para mí, no nos abandonaremos nunca. Escribir desde la sanación, también sanar con el arte, desde él, hacia la esperanza.

Por años fui un artista público bastante exhibido y un hombre privado muy discreto. El artista iba por ahí sin límites, el hombre sabía cuánto le dolía el pasado y le costaba avanzar. Quizás llegó el momento de fusionar al artista (personaje) con la persona (hombre) y que caminen juntos de aquí en adelante, con todas sus luces y sus sombras, su llantos y alegrías, y sin negar nada, claro. Soy responsable de mis acciones, como persona y escritor. Mi arte es resultado de mi avance espiritual, aunque eso suene extraño. Y mi avance espiritual es resultado de mi arte en alguna medida.

Tal vez tiene que ver con que el hombre que soy se ha lastimado a sí mismo, mientras que el artista se ha reconstruido, se ha curado. A la vez, el artista es arriesgado y el hombre demasiado prudente. Son dos fuerzas que será mejor dejarlas actuar juntas. El poder sanador del arte es fuerte y sanar ayuda a crear mejor. Una flecha con dos puntas, por usar un lugar común.

Hoy, recién cumplido un año más, celebro la vida, mi vida, mi calma, mi amor por todos mis yos, mis luces y mis sombras. Bendecida vida, agradecido yo.

#danielzetinaescritor #unescritorenproblemas

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Daniel Zetina

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