En 2024 hablaré de mis obsesiones. Primero de ciertas condiciones con las que he lidiado. Luego de 7 temas con 7 entradas cada uno. Quizás llegue al extremo de transparentar mis pensamientos. No es diversión, sino parte de mi legado.
Es una condición que presentan más hombres que mujeres, de cualquier raza o lugar. Es, técnicamente, un trastorno neurológico, en la mayoría de los casos muy molesto, pero no es grave ni mortal, al menos así lo dicen los manuales de medicina. Comparado con otros, el Tourette parece mínimo, pero visto (vivido) desde dentro, es bastante complicado.
Hablaré en primera persona: soy Daniel y tengo síndrome de Tourette. Siempre lo tuve y lo tendré. Se nace y muere con él. Es difícil de comprender. Yo lo supe hasta mis 27 años, cuando tomaba una psicoterapia profunda para sanar mi infancia.
El Tourette se manifiesta principalmente por a) tics en cualquier parte del cuerpo, más en el rostro; b) otros movimientos involuntarios, no tan repetitivos, pero que siguen ciertos patrones; c) extrañas acciones vocales, como repetir sonidos, decir malas palabras, hacer sonidos guturales y otros.
También está asociada la hipersensibilidad, lo que a veces lleva a las personas a una tendencia melancólica, sin embargo, no es determinante, con Tourette se pueden hallar individuos de cualquier temperamento. En su aspecto positivo, la hipersensibilidad me ayudó a concentrarme en el estudio y a desarrollar mi creatividad.
Los tics produjeron en mí gran inseguridad de niño, pero también la voluntad de controlarlos, aunque en su momento no supiera de qué se trataba. Siempre los tuve, pero a partir de los siete años se acrecentaron. Mi traumática infancia tampoco ayudó mucho (de eso hablaré otro día).
Es un síndrome silencioso, en parte porque es desconocido para la mayoría, incluso para quienes lo padecen. De niño me llevaron al médico general por “nerviosismo”, pero nada cambió. Mis padres no se fijaron en mis defectos o no pusieron la atención debida, de otro modo, lo habría sabido desde antes, lo que quizás me habría ayudado a vivir mejor.
Los síntomas del Tourette no desaparecen, pero pueden aminorarse por medio de ejercicio, voluntad, medicación y cualquier cosa que represente equilibrio en mi vida. Por el contrario, los periodos de estrés me detonan una cadena de síntomas, a veces difíciles de controlar, aunque ya menos frecuentes para mí.
Esta condición suele disminuir al dejar la adolescencia, pero no se elimina del todo. Conservo en mi cuerpo la memoria de unos veinte tics, la mayoría no se ven o son tan leves que casi nadie los percibe desde hace mucho tiempo, pero ahí están, como dormidos.
Yo sí los siento y vivo con ellos, pero dicha realidad no condiciona mi vida. No soy discapacitado ni lo seré. Es como el programa aquel de “Mi cuerpo, mi enemigo”, pero en este caso un enemigo constante, aunque no tan fuerte. Claro que cansa, pero también hay formas de trascenderlo y grandes aprendizajes.
Lo mejor para mí ha sido tener hábitos saludables, en especial una dieta adecuada, ejercicio, meditación y bajo estrés. Eso es lo ideal, pero con la vida que he llevado no siempre ha sido posible. Por ejemplo, llegué a tener ataques de pánico y crisis de ansiedad algo fuertes por un tiempo.
Algo que no puedo evitar son las consecuencias tras años de síntomas. En especial, el bruxismo ha dejado secuelas en mis dientes, y otras cosas aún permanecen, como cierta tendencia a las obsesiones o las compulsiones, por suerte sin llegar al TOC. Según entiendo, el Tourette no pertenece al espectro autista, aunque haya quien lo sitúe ahí (ojo).
No me curaré del Tourette, aunque sí puedo vivir mejor y eso intento. Por suerte, mi hija no lo tiene. No hay un tratamiento, aunque reducir el estrés es óptimo. No es vivir haciendo nada, sino equilibrando los distintos elementos de mi vida.
No conozco grupos de apoyo de Tourette, quizás los haya, ¿me invitan a uno? A partir de ahora lo hago público, en pro de la visibilidad y buscando generar empatía. Estaré dispuesto a hablar del tema con más libertad. Somos una rara y casi desconocida minoría. Vivo con esta extraña condición, si tú también, puedes enviarme tu testimonio, solo por compartir.
Además, te invito a inscribirte a mis talleres de escritura: a) Catarsis de año nuevo, b) Novela contemporánea, c) Escribe tu libro y publícalo. Informes: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.
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