“Iguaneitor” el consentidazo

Cuando el grupo de personas entró al corral protegido por una barda de cemento, un animal se alejó arrastrándose por la tierra. Al llegar a una pila de tabicones, trepó hasta la parte más alta y ahí quedó. Los chamacos fueron tras él.

Era de color anaranjado y medía más de un metro con todo y cola. Hileras de espinas recorrían su dorso. En los costados de la cara tenía círculos (escamas subtimpánicas) como tatuajes de guerra y una papada que de vez en vez presumía con movimientos ascendentes y descendentes de cabeza. El reptil tenía sangre fresca en el hocico.

Frente a los chicos y los padres de éstos, Mario Alberto Rebolledo explicó que el ejemplar era una iguana macho de El Salvador. Unas personas se lo llevaron hacía unos días porque no sabían qué hacer con él y lo querían sacrificar. “Su dueño falleció y se quedó solo. Estaba encerrado, nunca había salido del departamento donde vivía con su dueño, ni conocía a otras especies como él. Entonces cuando llegó al iguanario, lo primero que hizo fue apoderarse del territorio y perseguir a las iguanas para aparearse, pero es muy salvaje y ha lastimado a varias, incluso mató a una”.

También contó que al nuevo inquilino es sociable. “Con seguridad su propietario lo tenía cerca, lo quería mucho y lo cuidaba. Le gusta convivir con la gente, aunque aquí con los demás ejemplares sea muy agresivo”.

Mario Alberto invitó a los menores a acercarse y a tocarlo. Cuando los pequeños pasaban su mano sobre la cabeza y cuello de la iguana, ésta cerraba los ojos y movía la cabeza como si fuera un gato o un perro: el contacto físico quizá le recordaba a su amo perdido. Después de conocerlo, chicos y grandes se referirían a él como “Iguaneitor” el consentidazo.

Más especies

En la Unidad, que es una construcción edificada para criar y conservar especies, el doctor Mario Alberto Rebolledo y su familia crían a la iguana negra (Ctenosaura pectinata), a la boa constrictor también conocida comúnmente como “mazacuata”, al Heloderma horridum o escorpión y la víbora de cascabel (Crotalus durissus). Hasta el año pasado había más de 400 individuos de estas especies y algunas cruzas de serpientes endémicas con otras de diferentes partes del mundo.

Hay una de las especies de lagartos venenosos y bellos: se trata del Heloderma horridum, mejor conocido como “lagarto enchaquirado” o monstruo de Gila. Sobre la piel negra y rugosa el reptil, parecido a una iguana, tiene puntos color crema, justamente como chaquiras. En el mercado un animal de éstos puede valer de 3 mil a 12 mil pesos.

La esposa de Mario Alberto, Elvia Moyurido, explicó que estos animalitos son muy tranquilos, sólo atacan cuando de plano se ven amenazados, si llegan a morder tienen un veneno, pero no es para cazar, es un modo de defensa.

La UMA

La Unidad de Manejo Ambiental nació hace cinco años. La familia Rebolledo Moyurido hizo todos los trámites ante las instancias municipales, estatales y federales y obtuvo permiso para la cría y conservación de especies. Después la UMA se amplió a centro productor de pie de cría para colaborar en la investigación científica, la educación ambiental, así como para la venta de ejemplares y sus derivados en el mercado legal.

“Aquí vienen escuelas de todos los niveles a observar a las especies, pero también nos visitan alumnos de licenciatura y maestría para observar y realizar análisis a las muestras de algunas especies”, explicó Mario Alberto Rebolledo

El médico expuso que las especies que conservan y críanno están en peligro de extinción y sí se pueden vender, puesto que hay un control de su conservación y producción, ya que no lo hacen de manera indiscriminada. A la hora de vender entregan una nota de venta, con lo cual se acredita su legal procedencia.

También dijo que las especies se encuentran en un sitio lo más parecido a su hábitat para que sigan conservando sus características y conductas.

Creciendo

En el último año la UMA de Barranca Honda ha ampliado sus instalaciones y ahora cuenta con cuartos de postura para las hembras de lagartos enchaquirados, ya que cuando están preñadas buscan hacer un nido para desovar entre 2 a 12 huevos. La reproducción de esta especie en cautiverio es difícil, pues tienen que buscar las condiciones para su apareamiento.

También se edificaron cuartos de producción de alimento vivo para las especies como grillos, tenebrios, mosca, ratas y ratones.

Las cuatro especies que se protegen en la UMA habitan en esta zona de la selva baja caducifolia y debido a los mitos que existen en torno a su peligrosidad, se ven amenazadas por el miedo que les tiene el hombre.

Hay un cuarto amplio de serpientes de cascabel y de otras que no son venenosas, en donde crían también ratones para alimento de las serpientes.

Objetivo

Mario Alberto Rebolledo expuso que el objetivo de la UMA es incrementar la población de estas especies en cautiverio, para que logremos a un futuro establecer alguna liberación de parte de Semarnat en lugares que tengan que ser repoblados, a la vez que estamos contribuyendo a la conservación de la especie en su hábitat natural, concientizamos a la población de que respeten la especie. Ninguno de estos animales a pesar de que algunos son venenosos, no atacan al ser humano, sólo a sus presas y por cuestiones de supervivencia”.