El coche se encontraba en Yautepec, en casa de los abuelos Dolores Salgado Jacobo y Julio Gil Ramírez. Fue hogar de las gallinas y conejos, y se convirtió en el sitio preferido por los niños. Ahí jugaban a las escondidas, en ese auto velocísimo Sharaku se sentaba en el asiento del piloto, cogía el volante y con imaginación por combustible viajaba hasta los confines del universo.
De Puebla a Yautepec
Luis Gil Salgado, padre de Sharaku, relata que en 1969, él y su hermano leyeron en un periódico que vendían un auto Javelin Jupiter:
“En esa época mi hermano trabajaba en Xalapa, pero lo cambiaron a San Martín Texmelucan, y supo que vendían un auto en Puebla. Fuimos a verlo. Estaba en un almacén y a mi hermano le gustó y lo compró en 2 mil 800 pesos. Era un coche hermoso: era deportivo, de dos plazas, descapotable, tablero y volante de madera bellísimos, chasís tubular, carrocería de aluminio con aleación alta en cromo. El motor era de cuatro cilindros y se enfriaba con agua, era tipo bóxer. Lo manejamos, lo llevamos a Poza Rica, Veracruz, a Gutiérrez Zamora, a Jalapa, y lo trajimos a Yautepec; y ahí se quedó por más de 40 años, como adorno, después como el lugar de juego de los niños y al último como chatarra”.
Diez años después de que el auto llegó a Yautepec, una persona que dijo ser el capitán Marciano Antonio Galindo Alfonseca, combatiente del Escuadrón 201 contra los japoneses en Okinawa, se llevó el motor, un emblema y el parabrisas del auto. Él tenía uno igual y lo estacionaba en las calles de Xola y Andalucía, en la Ciudad de México, era de color gris, explica el papá de Sharaku, quien también dice:
“En una película de Angélica María sale este auto en una escena, está estacionado en algún lugar de la Ciudad de México. También participó en una carrera en México, en 1990, en la carrera Panamericana. Hay una fotografía”.
“Buscamos entre la lista de los combatientes y jamás apareció el nombre del capitán Marciano…”, explica Luis.
De Yautepec a Cuernavaca
El auto, que envejecía y se destartalaba cada vez más, estuvo a punto de ser vendido como fierro viejo, por 17 mil pesos, por un familiar de los Gil, y esto alertó a Sharaku y su padre, quienes en el año 2001 contrataron una grúa para que trasladara el cacharro de Yautepec hasta un patio en la colonia Los Tulipanes, en Cuernavaca, en donde se localiza hoy en día.
“Ha venido mucha gente a preguntar por él, hubo incluso una persona que me ofrecía 100 mil pesos o me daba a cambio un auto nuevo, como le dije que no, me dijo que cuánto quería, pero yo no lo quise vender”, platica Luis.
El interés por el coche
Sharaku Gil relata que él estudiaba en el Tecnológico de Zacatepec y por ahí del año 2001 hubo un auge de películas y programas sobre autos antiguos y coleccionistas:
“Una vez pasó por el tecnológico un Chevy Montecarlo. Me interesé por los autos y comencé a investigar sobre el coche que teníamos en el patio. Mi padre me había dicho que era un “Javelin Jupiter”. Busqué en internet pero había muy poca información y toda me llevaba a una persona: Edmund Nankivell, quien radica en Inglaterra. En 2006 me puse en contacto con él, le mandé fotografías del coche por medio de correo electrónico y así comenzamos una amistad que dura hasta hoy.
De acuerdo con Edmund Nankivell, el auto no es un Javelin, sino un Jupiter Jowett. Se hicieron 850 y hay sólo 450 en el mundo. Salió de la fábrica el 26 de octubre de 1951 y era de color cobre metálico, diseñado especialmente para el Jupiter. Un motor 90.6 cu.in. (pulgadas cúbicas) y 1486 cc (centímetros cúbicos), de 4 cilindros horizontal, dos carburadores, de 4 velocidades, 60 BHP (caballos de fuerza). Contrario a los autos ingleses, éste tenía el volante a la izquierda porque fue construido para el mercado norteamericano.
La estancia en Francia y el brinco a Inglaterra
En el año 2008 Sharaku fue a estudiar a Francia en la Universidad Tecnológica de Compiègne, en Compiègne, y en febrero de 2009 concluyó sus estudios.
En enero de 2009, antes de salir de la Universidad, se puso en contacto con Edmund Nankivell y le prometió que lo visitaría. Su viaje fue toda una aventura.
“Salí de Compiègne en la mañana con rumbo a París, el viaje fue en tren, unos 40 minutos aproximadamente, llegué a Gare du north (terminal del norte), de ahí tuve que caminar a la Gare l'est (terminal del este) como una hora, ahí tomé un tren hacia Ruan, donde tenía que transbordar y tuve que esperar cuatro horas para tomar el siguiente tren, y de ahí una hora más para llegar a Dieppe. De Dieppe salí de la estación de trenes y vi a lo lejos el puerto donde se toma el ferry, sin embargo, me acerqué a una oficina de turistas donde me dijeron que tomara un taxi pues estaba lejos y ya estaba próxima la salida del ferry del que había comprado el ticket, pero llamaron a los dos únicos taxis que había en Dieppe, pues es un lugar muy pequeño y los dos estaban ocupados, así que apresurados me dijeron que corriera para no perder el ferry, y así lo hice y llegué apenas justo para abordar. Fueron cuatro horas en ferry para llegar a New Haven, que es donde está el puerto del lado de Inglaterra, ahí me detuvieron un tiempo para entrar porque no llevaba alguna información clara de a dónde iba y no me creían que iba a visitar a una persona que sólo conocía por correspondencia electrónica desde el año dos mil seis, por motivos de conocimiento de la historia de un auto, hasta que de la sala apareció Edmund y explicó al agente que él me recibiría. De ahí nos dirigimos a casa de Edmund”.
Edmund Nankivell es quien más sabe en el mundo del Jupiter Jowett; ha escrito varios libros: “The Complete Jowett History”; “The Jowett Jupiter, a Car for Road, Rally and Race”; “Jowett Jupiter Social Body”; “Jowett Javelin and Jupiter the Complete History”; “The Jowett Jupiter, the Car that Leaped to Fame”, entre otros.
“Durante mi estancia en Hassocks me presentó a varios poseedores de coches y me llevó a Jupiter Owners Auto Club (Club de Propietarios de Autos Jupiter), que se localiza en la villa Hassocks, del distrito de Mid Sussex, en el condado de West Sussex, en el sureste de Inglaterra, a unos kilómetros de Brighton, en donde vi una gran cantidad de autos como el que nosotros tenemos en Cuernavaca, ya que este club tiene como finalidad resguardar, restaurar y estudiar a este tipo de autos. Iba por un fin de semana y me quedé tres días más”.
Lo van a restaurar
A nuestro Jupiter Jowett sólo le falta el motor, el parabrisas y un emblema, y todo esto se puede conseguir porque en Inglaterra hay personas que puede fabricar cada pieza del auto, explica Luis Gil.
“Sé que va a costar mucho, pero uno de nuestros objetivos con mi padre es restaurar el coche, para regresarlo en el tiempo, revivirlo”, puntualizó Gil Koshiishi.
Y cuando Sharaku relata esto, se le puede ver en sus ojos, casi treinta años atrás, conduciendo el auto en el patio de Yautepec.