Como bien es sabido, la semana pasada los habitantes de Tepoztlán vivieron días de angustia y dolor al ver nuevamente sus bosques arder. Atrás había quedado el periodo vacacional y los turistas que quizá encontraron la forma de subir a los cerros, a pesar de que está prohibido durante la sequía, se habían marchado.
Pero su huella estaba ahí, y no, no estoy culpándolos de este incendio en particular, pero si hubo turistas que subieron a los cerros violando una disposición oficial, son responsables, al menos, de los desechos que allá arriba, olvidados en la montaña, pueden provocar el inicio de la tragedia ambiental que testificamos la semana pasada.
Sí, mientras sigamos generando basura que, por alguna razón termine abandonada en un bosque, de los incendios forestales somos responsables todos.
Y es que, ¿cómo una “inocente” basurita, o un “pequeño descuido” puede provocar algo tan grande como la pérdida de 350 hectáreas de bosque?
Si tú eres amante de las fiestas con fuegos artificiales, eres parte del problema. Si en tu boda, parte del ritual fue lanzar globos de Cantoya con buenos deseos, eres parte del problema. Si tú fumas y no manejas adecuadamente tus colillas al momento de desecharlas, eres parte del problema. Si tienes un amigo que tiró su colilla mientras iba manejando en una carretera y tú no le dijiste ¡Amigo date cuenta!, también eres parte del problema. Si tú usas cualquier producto en aerosol y no te enteras de cuál es su destino, si simplemente echas el bote casi vacío a la basura, eres parte del problema. Si tú crees que irte de excursión llevando unas inocente caguamas, o unos drinks pero dejas olvidados los envases en medio del bosque, eres parte del problema.
Y no importa si no has venido a Tepoztlán en años, o si no eres campista. Si eres generador de esos residuos, incluso en la ciudad, y no te responsabilizas de ellos hasta que sabes que son reciclados o destruidos, eres parte del problema, así que, en México, que tiene un pésimo manejo de residuos sólidos ¡todos somos parte del problema! Se tenía que decir y se dijo.
Los aerosoles, colillas o trozos de vidrio pueden convertirse en el origen de un fuego y se estima que más del 90% de los incendios son provocados o causados por actividades humanas.
El impacto medioambiental que provoca arrojar basura u otros objetos en el suelo tiene graves consecuencias para el planeta. En este sentido, el abandono de residuos se ha convertido en un fenómeno generalizado en entornos naturales, que deja clara la necesidad de aumentar la conciencia ciudadana sobre la problemática.
En nuestro país, la primavera es una época de alto riesgo porque las temperaturas se incrementan drásticamente en muchos puntos del país, y la falta de lluvias acrecienta aún más la posibilidad de que se produzca un fuego en el bosque. Además, la forma en la que se han realizado las reforestaciones, priorizando especies maderables que son altamente combustibles como el pino, el encino o el ocote, por encima de otras especies endémicas con las que se podría equilibrar, provoca la fácil expansión del fuego.
Esta realidad se agrava con las actividades humanas. No en vano, hace algunas semanas el ayuntamiento de Tepoztlán prohibió que se subiera a los cerros, para evitar que la basura contribuya al riesgo de incendios. A pesar de esto, resulta casi imposible vigilar 24/7 los accesos a la montaña y no faltan los que, sin escrúpulo alguno, por ganarse algunos pesos, siguen llevando turistas a caminatas a pesar de la prohibición. Así que, si tú has pagado a algún guía para explorar la montaña durante 2020, a pesar de que esta prohibido por la sequía, querido amigo viajero, tú eres parte del problema.
Otro problema también lo representan las quemas agrícolas, una práctica tradicional que lamentablemente no se ha logrado erradicar, por más que el gobierno da capacitación para el manejo controlado de estos fuegos, la gente sigue sin hacer caso. Así que amigo campesino, si tú sigues quemando tus campos sin seguir el protocolo para ello, siento decirte que también eres parte del problema.
Y no se trata de ver quien es más culpable, porque seguro estará el fumador pensando que como su inocente colilla se va a comparar con la quema de toda una milpa, o el que bebe cerveza en lata dirá que él no tiene la culpa porque es con el vidrio con el que se prende, pues no, resulta que cualquier transmisor de calor también puede dar pie al fuego, si se encuentra en un contexto de alta temperatura. Así que fumadores y bebedores, mientras no se hagan responsables de los residuos generados por sus adicciones, ustedes también son parte del problema. Y sí, también los que fumamos cannabis, si nos gusta ir a meditar a la montaña y no apagamos la bacha correctamente, somos parte del problema, para qué nos hacemos tontos.
La realidad es cruda: cualquier conducta incívica o descuido puede ser la causa de una tragedia medioambiental. Es el caso de las fogatas, o las carnes asadas cuando vamos de campamento, o incluso en nuestro jardín si vivimos en medio de la naturaleza, si no apagamos bien las brasas, también somos parte del problema.
Otro gran problema que seguimos viviendo tanto en Tepoztlán como en otros lugares de México, es la quema de basura, que además de contribuir a la aparición de enfermedades respiratorias como bronquitis o enfisemas, también puede ser el inicio de un incendio forestal.
Por todo esto, es indispensable extremar la precaución en las actividades que se desarrollen en entornos naturales y en que no se abandonen residuos nunca, pero sobre todo en la época de sequía, cuando el número de incendios aumenta considerablemente.
Debemos tomar conciencia de que esto no solo no va a mejorar, sino que va a ponerse peor debido al cambio climático. Así que es momento de pensar a futuro y comenzar a cambiar nuestros hábitos de raíz. Si el problema es una colilla, ¿acaso no desaparecería si dejamos de fumar? Si el problema es que dejamos prendidas las brasas de nuestra fogata, y nuestras botellas olvidadas tras nuestro campamento, ¿acaso no es momento de dejar de usar el bosque como jardín de fiestas y visitarlo con respeto para brindarle nuestro servicio? Hagamos caminatas para limpiarlo, todo el año, apostemos por las experiencias turísticas responsables, donde no se permite el consumo de alcohol o drogas, donde no se permite subir con basura, donde se promueve la cultura de residuos cero.
Saquemos la basura, pero no a la calle o al camión, ¡saquémosla de nuestras vidas! Rechacemos los productos con empaques, reutilicemos, compremos a granel.
¿Nos queremos drogar? ¡Muy bien! Si somos adultos, pues hagámoslo responsablemente, en el entorno privado, con medidas de seguridad, sin dañar a nadie ni a nuestro entorno natural. Cada quien sabe qué consume pero que una bacha mal apagada nos deje a todos sin aire o agua, eso no se vale.
Si eres fumador, carga con un recipiente para echar tus colillas, porque además de provocar incendios, contaminan ríos, lagos y aguas subterráneas.
Nunca tires ni dejes basura fuera de los recipientes adecuados. Si no hay uno cerca, guarda los residuos para depositarlos en el contenedor correspondiente más adelante. La basura llegó contigo, que se vaya contigo.
Cuando te ausentes del campamento o te vayas a dormir, no dejes la hoguera ni las lámparas encendidas, aunque sea una zona habilitada para encender fuego.
Y si alguna vez, por haber cometido alguno de estos errores, te ves en medio de un incendio forestal. Si el fuego está muy cerca, intenta bordearlo y huir rápidamente. No subas por la montaña, ya que el fuego avanza más rápidamente que las personas. Pero mejor, evita este tipo de situaciones y cuida nuestros bosques porque, así como los culpables somos todos, todos también podemos cambiar y hacer algo para proteger la naturaleza, porque es lo único que nos mantendrá vivos.