"Puede que seas capaz de engañar
a los votantes, pero no a la atmósfera.”
-Donella Meadows-
Tengo deseos de escribir sobre muchas cosas porque creo que están conectadas con lo que nos sucede. Hoy en la mañana desperté recordando una película que vi en los 90’s llamada “Historias del Kronen”, basada en la novela homónima de José Ángel Mañas, y con la que por cierto llegó a ser finalista del Premio Nadal en enero de 1994.
El autor tenía 23 años cuando la escribió y, se tardó, según el autor, quince días en hacerlo. Trata sobre la juventud española de ese entonces y la vacuidad en la que vivían. (Yo digo que ya se veía el futuro).
Hay una escena que me llamó mucho la atención en la que Carlos, el protagonista, tiene un diálogo con su abuelo. Éste le dice, si mal no recuerdo, que le da miedo lo que ve, señala la televisión, dice que la gente no tiene principios. Lo peor es que nadie sabe contra qué lucha, antes sabías contra qué luchabas. Tenías tu lucha. Ahora se lucha contra nada. Todo esto en referencia a lo que había conseguido la sociedad española.
Y hace unos días vi un documental sobre esta joven política americana que de la nada ganó las elecciones al congreso estadunidense, Alexandria Ocasio-Cortez. Cuando digo ganó de la nada, es porque siendo ella una mesera, viniendo de la clase, y enfrentándose a un dinosaurio de la política americana, como los muchos que hay en nuestro país.
Mientras ella iba de casa en casa y haciendo reuniones comunitarias, su oponente mandaba su propaganda como inserto en los catálogos de compras de compañías que eran enviadas por correo. Con veintiocho años, es la congresista más joven en Estados Unidos. Es progresista y miembro de la organización Socialistas Democráticos de América. Defensora de la salud universal y del programa de trabajo “Jobs Guarantee” – “Garantía Laboral”-, aboga por acabar con la privatización de las cárceles y por el acceso a una universidad pública y gratuita.
Mi mente está disparada en estos momentos. Aparentemente los dos temas expuestos no tienen nada en común. Y menos tienen que ver, aparentemente, insisto, con la agenda 2030. Pero en realidad tienen mucho que ver. Están conectadísimos, porque todo son ciclos. Tal vez mucha gente piense que ya no hay nada por qué luchar. Pero hay otros, sobre todo, los que vienen de la clase trabajadora, se dan cuenta que, si no participan activamente en los problemas sociales, todo va a empeorar.
Ocasio-Cortez, por las necesidades que tuvo que pasar, aprendió a tomar las riendas de su destino y no conformarse. Vean dónde está ahora. Ella defiende sus ideales a pesar de todos los detractores que tiene. Pero ella busca verdaderas soluciones sociales y no como los otros, que buscan su propio beneficio.
En la lucha social siempre vamos a encontrar divergencias ante los “ismos”: capitalismo, socialismo, comunismo, anarquismo, fascismo… y todas esas historias que nos han vendido desde siempre.
Si sólo nos pusiéramos en los zapatos de los otros, tal vez entenderíamos sus necesidades. Pero en el caso de la madre tierra no hay “ismos”. Aquí vivimos todos, hombres, mujeres, niñas y niños, jóvenes y viejos.
Hemos estado destruyendo nuestro entorno de manera que estamos llegando al punto de no retorno. Al callejón sin salida. Aunque en realidad han sido los grandes empresarios, los que detentan el poder y, obvio, el dinero que ostentan, los que nos han traído hasta aquí, nosotros podemos poner nuestro granito de arena.
La Agenda 2030 es un plan de acción de la ONU cuyo objetivo principal es velar por la protección de las personas, el planeta y la prosperidad. Dicha agenda desea asegurar, en base a sus objetivos, el progreso social y económico sostenible y fortalecer la paz en cada uno de los rincones del mundo.
Son diecisiete los objetivos de desarrollo sostenible: Fin a la pobreza; hambre cero; salud y bienestar; educación de calidad; igualdad de género; agua limpia y saneamiento; energía asequible y no contaminante; trabajo decente y crecimiento económico; industria, innovación e infraestructura; reducción de las desigualdades; ciudades y comunidades sostenibles; producción y consumo responsables; acción por el clima; vida submarina; vida de ecosistemas terrestres; paz, justicia e instituciones sólidas; y, alianzas para lograr los objetivos.
Parece difícil, pero, otra vez, todo está conectado. Hagamos lo que nos corresponde. Las pequeñas obras traen grandes resultados. Trabaja desde tu trinchera. Es obvio que antes de que el medio ambiente se acabe, primero desapareceremos nosotros. Si envenenamos al medio ambiente también nosotros nos envenenamos. Hay un dicho muy viejo que dice: Envenena al río, y el río te envenenará a ti.
No lo permitamos. Sembremos lo mejor para los que vienen detrás de nosotros. Y en el caso de la clase política, es hora de trabajar verdaderamente por una mejor sociedad en equilibrio.