“De aquí no te llevarás lo que tienes.
Sólo te llevarás lo que diste.”
San Francisco de Asís.
Estoy seguro que no hay nadie que no se haya enfrentado al cuestionamiento sobre la muerte durante esta pandemia que nos ha tocado vivir. Lo veo a cada momento en internet, en las publicaciones que veo en Facebook o Twitter. Hay personas que pareciera que se están despidiendo de la vida en lo que escriben. Como si sintieran que ya es hora de marcharse. De hecho, debo confesarlo, también yo he sentido que puedo irme en cualquier momento. Y eso me hace cuestionarme sobre el sentido de la vida y mi misión, si es que hay alguna, en este plano terrenal
En esta pandemia muchas cosas me han regresado a la memoria. Obvio, también la edad me ha causado el mismo efecto desde hace algunos años. Y eso ha causado que, con la magia que ahora tenemos con las tecnologías de la información actuales, pueda regresar al pasado y escuchar aquellas canciones que son parte de la banda sonora de mi vida. Cuestión de buscar en youtube esas viejas melodías e iniciar un viaje maravilloso a esos tiempos de mis mocedades.
De las primeras que escuché con ese mensaje positivo sobre el sentido de la vida, tendría yo unos quince años de edad, está la canción de José María Napoleón, “vive”. “Nada te llevarás cuando te marches / cuando se acerque el día de tu final. / Vive feliz ahora mientras puedes, / tal vez mañana no tengas tiempo / para sentirte despertar. / Siente correr la sangre por tus venas, / Siembra tu tierra y ponte a trabajar. / Deja volar libre tu pensamiento. / Deja el rencor para otro tiempo / y echa tu barca a navegar…”
Esas palabras retumban en mi cabeza frecuentemente. Y en lugar de pensar que me puedo ir en cualquier momento, esas palabras me encienden las ganas de continuar en la vida. No debo pensar en la muerte. En lo que debo pensar es en continuar viviendo la vida al máximo, amar con todas las fuerzas de mi corazón y estar en paz conmigo mismo y con todos los demás. Sembrar mi tierra y ponerme a trabajar.
Estos mensajes son los que necesitamos para darle alegría a mi corazón, como dice la canción de Mercedes Sosa. Recordar que hoy puede ser un gran día donde todo está por descubrir, si lo empleas como el último que te toca vivir, como nos dice Serrat, son los mensajes que necesitamos para seguir adelante. Si escuchas esta canción con Chambao, seguro te va a prender la mecha para iniciar el día con mucha actitud positiva.
Y otro elemento importante es rodearte de gente positiva. Gente que tenga una actitud guerrera ante la desgracia. Gente que, en lugar de quitarte las ganas, le dé luz a tu vida y ganas de seguir adelante. Amigos y amigas que sean como un espejo y como la sombra. Porque el espejo nunca miente, y porque la sombra nunca te abandona. No nos dejemos vencer por esta pandemia ni por ninguna desgracia que nos llegue. Siempre debemos ver la vida con optimismo a pesar de lo malo que nos suceda.
Entiendo que nos sucedan cosas malas, es parte de la vida, y que ellas nos hagan sentir que nos derrumbamos. Podemos llorar por todo lo malo que nos suceda, lamentarnos, desahogarnos. Pero después de eso, tenemos que aprender a levantarnos de en medio de las cenizas como el ave Fénix. Debemos aprender a renacer nuevamente de la desgracia para ser felices.
Cuenta la historia que José María Napoleón, en su juventud, un día, al regresar a la casa familiar, se le hicieron más notorias las carencias en que vivían. Vio las paredes que necesitaban pintura, un montón de ropa que esperaba ser lavada, su madre lavaba ropa ajena, y que mientras su madre le servía un plato de sopa, disculpándose porque era “sopa aguada”, muy aguada para poder compartirla con su hermano, José María se lamentaba por no poder ayudar como él hubiera querido, le dio las gracias a su mamá por la comida. Su madre le contesto lo siguiente: Hay que dar las gracias, pero a diario por tener qué comer, qué vestir y dónde dormir, que ya muerto, ya pa qué. Al escuchar esas palabras de su mamá, se levantó inmediatamente de la silla, le pidió un lápiz a su hermano, tomó el papel de las tortillas, y comenzó a escribir la más emblemática de sus canciones, para mi gusto: “Vive”.
Abre tus brazos fuertes a la vida, / no dejes nada a la deriva, / del cielo nada te caerá. / Trata de ser feliz con lo que tienes / vive la vida intensamente. / Luchando lo conseguirás. / Y cuando llegue al fin tu despedida / seguro es que feliz sonreirás /por haber conseguido lo que amabas, / por encontrar lo que buscabas, / porque viviste hasta el final…
En el Festival OTI de 1976, “Vive” fue la canción ganadora. Lo recuerdo perfectamente como se recuerda un sueño. Yo tenía quince años. Y ahí precisamente, a partir de ahí, La vida de José María Napoleón cambió radicalmente. Y para mí, desde esa edad temprana se sembró la semilla del optimismo para que a pesar de todo lo malo que yo vivía (y viviera de ahí en adelante), aprendiera a sacar lo mejor de la vida para sentir paz en mi corazón.