“Estoy a favor de un gobierno
que sea vigorosamente frugal y sencillo.”
Thomas Jefferson
Antes de dar inicio a mi disertación, felicito de todo corazón a mis colegas abogadas y abogados en su día, Y al mismo tiempo les pido, de la manera más atenta, leer, releer, reflexionar y cumplir con el decálogo del abogado, escrito por el maestro uruguayo, Eduardo Couture, del cual, el cuarto me parece medular. Lucha: tu deber es luchar por el derecho; pero el día en que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
Esta columna se ha distinguido por llevar un mensaje diferente, de formas de mirar desde otros ángulos, los modelos tradicionales del concepto “justicia” y de la importancia de la participación social en los asuntos públicos para lograr la concordia y la paz en nuestras comunidades.
Nunca han existido otros objetivos más que aquellos que conlleven temas como los medios alternos de solución de conflictos que coadyuven a lograr la implementación de una cultura de paz en la familia, en las escuelas, en las factorías, en las comunidades, en las instancias de gobierno, y en síntesis en todo lugar donde haya relaciones sociales, que es en donde siempre encontraremos conflictos.
Ya he mencionado en otras ocasiones que el conflicto es parte de la naturaleza humana. Y el conflicto tiene dos vertientes: una es aquella del conflicto intrapersonal. No estoy contento con mi vida, no sé qué profesión estudiar, no me gusta cómo me veo, mi autoestima es baja y siento que no quepo en ningún lado, etc.
Este tipo de conflictos sólo pueden ser solucionados por mí mismo. Tengo que trabajar en ellos para sentirme pleno. Debo encontrarle sentido a mi vida. Estos conflictos no pueden ser solucionados por nadie más que yo.
Hay otro tipo de conflictos llamados interpersonales. Son aquellos que se dan en la convivencia cotidiana. Sea en la familia, en la escuela, en el trabajo, en las comunidades, y en todos aquellos escenarios done haya dos o más personas.
Es justamente, en estos escenarios diversos donde el conflicto se hace mucho más grave por la forma de mirar el mundo que cada uno de nosotros tiene. Tenemos diferentes religiones o creencias, tenemos diferentes convencionalismos sociales. En fin, tenemos diferentes percepciones de la vida… y hasta de la muerte. Por eso somos tan diferentes.
Es por estas razones que tenemos que mirar el mundo desde otra perspectiva. De no hacerlo, seguiremos viviendo en el caos en el que hemos estado viviendo por décadas en nuestro país.
Y es por esta razón, también, que es de fundamental importancia que estemos dispuestos al cambio de paradigmas. No siempre tendré la razón en las discusiones o en mis opiniones. Tenemos que aprender a vivir con nuestras diferencias. Entender a los demás, empatizar con ellos para, a pesar de las diferencias que tenemos, podamos lograr vivir en armonía. la diferencia nos enriquece porque podemos ver que hay otras maneras, más eficientes, para la solución de nuestros conflictos.
Por eso es importante el cambio. Siempre recuerdo, y me repito, algo que aprendí hace muchos años: “Lo único que no cambia, es que todo cambia”. La vida es movimiento, la vida es dinámica. Yo tengo que estar listo para el cambio. Yo soy el mismo de siempre, pero no soy el mismo de ayer.
Y hoy hablo de este tema, con mucho respeto, pero de manera firme, porque considero que ya es hora de cambiar el rumbo de este desgobierno que estamos padeciendo. De estas “políticas sociales”, que no veo por ningún lado. Es hora de un cambio radical y contundente. Nuestra sociedad ya no puede más. los índices de violencia han escalado enormemente. Vivimos con mucha inseguridad, con falta de empleo, con carencias económicas. Vivimos con mucha incertidumbre y temor.
Es hora de que las y los ciudadanos, hagamos un frente común para exigir ese cambio, que, de hecho, por todo lo que estamos viviendo, se gestó desde hace tiempo, y está a punto de llegar. Ejerzamos nuestro poder para realizarlo.
Necesitamos un gobierno empático con nuestras necesidades. Un gobierno enérgico que solucione, insisto, con el apoyo ciudadano, los problemas y carencias que vivimos actualmente.
Aristóteles, el gran filósofo de la antigüedad, afirmaba algo que hoy en día sigue vigente: “un estado es gobernado mejor por un hombre bueno que por unas buenas leyes”.
Es hora del cambio de paradigma gubernamental para mejorar y lograr una cultura de paz.