“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos;
un corazón que habita en dos almas.”
Aristóteles
Dicen que un día le preguntaron a un sabio, ¿Por qué se pierden los amigos? El sabio, reflexionando profundamente contestó: Si se pierden, no eran amigos, porque los amigos son para siempre.
No quiero verme ególatra, pero hoy quiero hablar de mí, la edad a la que he llegado y el significado de la palabra “amigo”. Tal vez, con estas reflexiones, coincidamos en algunas cosas.
Al momento de estar escribiendo estas líneas, 18 de julio, estoy cumpliendo sesenta años de edad. Y yo no sé si todas las personas que llegan a ella sientan y piensen lo mismo que yo. Tengo la impresión de que he vivido muy rápido, tanto que no sé dónde quedaron ni cómo han pasado todos estos años. Las experiencias que he tenido en la vida han sido tantas y tan variadas, muchas maravillosas, muy malas algunas, pero todas increíbles, porque me han dejado muchas enseñanzas en mi vida.
Estoy cierto que mis amistades han sido tan fundamentales, que, si no hubiera sido por ellas, tal vez no estaría escribiendo estas líneas. También confirmo aquella frase que dice que las personas más importantes en tu vida no se buscan. La vida te las presenta.
Para mí, siempre ha sido un hecho confirmado que caminar con un amigo en la oscuridad es mejor que caminar solo en la luz. Mis amigas y amigos han estado muy cerca de mí. Con sus palabras, con sus consejos, con sus ausencias o lejanía, con el recuerdo de cómo se enfrentarían a lo que yo me estoy enfrentando, con su silencio, con su mirada, con su buena vibra, con su energía.
Los buenos amigos son un bálsamo de alegría y de paz que nos regala la vida para vivir mejor.
Así que, a todas mis amistades, les agradezco su presencia en mi vida.
Con respecto a la edad, recuerdo en mi infancia cuando iba al puesto de periódicos a comprar el diario para mi padre. Veía algunos titulares en los que leía; “sexagenario tuvo un accidente y resultó herido”. No entendía bien lo que era eso. Pero me imaginaba a un señor muuuuy grande de edad que ya no podía valerse por sí mismo. Y las cosas no han cambiado tanto. Ahora con la pandemia ha sido peor. Por ejemplo, he escuchado los anuncios a la entrada de una gran tienda de herramientas diciendo que “respeten el protocolo de seguridad. Sólo puede entrar una persona por familia. Personas de sesenta años o más pueden entrar acompañados de una persona”.
Sin embargo, considero que las personas mayores de antes, no son como las personas mayores de ahora.
A partir de hoy comienzo a vivir una nueva etapa de mi vida, pero no siento que no puedo conmigo o que he pasado a un grupo de personas que ya no pueden valerse por sí mismas.
De hecho, la OMS establece que: Datos empíricos demuestran que la pérdida de capacidad generalmente asociada con el envejecimiento sólo se relaciona vagamente con la edad cronológica de una persona. No existe una persona mayor “típica”… Aunque a la larga la mayoría de las personas mayores experimentarán múltiples problemas de salud, la edad avanzada no implica dependencia. Además, contrariamente a lo que suele suponerse, el envejecimiento tiene mucha menos influencia en los gastos en atención de la salud que otros factores, como el alto costo de las nuevas tecnologías médicas.
La edad es, en nuestro país, un referente de discriminación, pues se considera que después de determinada edad ya no se es productivo. Nada más alejado de la realidad. Nos quedamos estancados en los estereotipos del pasado. Se tienen que establecer políticas públicas adecuadas para enfrentar los nuevos retos que implica ser adulto mayor en nuestros tiempos. Refiriéndome nuevamente a la OMS, dicha organización nos dice que algunos de los obstáculos más importantes para formular una buena política de salud pública sobre el envejecimiento son los conceptos, actitudes y suposiciones erróneos y generalizados acerca de las personas mayores. Aunque hay pruebas considerables de que los adultos mayores contribuyen a la sociedad en muchos sentidos, a menudo se los ve de manera estereotipada como una carga o como personas débiles, alejadas de la realidad o dependientes.
De hecho, según la OMS, las actitudes discriminatorias por motivos de edad se dan de forma generalizada en todas las sociedades y no se limitan a un grupo social o un grupo étnico. Algunas investigaciones indican que es posible que la discriminación por motivos de edad actualmente sea una forma más generalizada de discriminación que el sexismo o el racismo Esto tiene graves consecuencias tanto para las personas mayores como para la sociedad en general. Puede ser un gran obstáculo para formular buenas políticas, ya que limita las opciones. También puede tener efectos graves en la calidad de la atención sanitaria y social que las personas mayores reciben.
Así que, sépanlo de una buena vez, es importante que los que vamos llegando a ser adultos mayores (con las formas actuales me faltan cinco años más) nos unamos y evidenciemos nuestras capacidades productivas y que le entremos al estudio, propuestas y desarrollo de políticas públicas adecuadas para que se tomen en cuenta nuestras capacidades y formas de enfrentar el futuro. Porque la discriminación por motivos de edad que encierran estas actitudes limita la forma en que se conceptualizan los problemas. Y los problemas de antaño no son como los de hoy.
He dicho.