" El verdadero amor no es otra cosa
que el deseo inevitable de ayudar al otro
para que sea quien es.”
Jorge Bucay
Hay muchas formas de definir el amor. Y sobre todo de vivirlo. No soy ningún especialista en el tema. Al contrario. Yo también he tratado de vivirlo y de entenderlo. Y hasta ahora ha sido muy difícil. Y a la vez muy hermoso y gratificante. Tal vez por toda la carga generacional que vengo cargando desde niño. Y también por lo que he estudiado y los libros que he leído. Sin embargo, me he atrevido a amar de diferentes maneras. Siempre respetando la forma de pensar de ambas partes. Porque sólo así uno puede ser, o creer, que hay más felicidad en equilibrio.
Cuando niño, aprendí, viendo la conducta de mi padre, que un hombre debía tener el control, de ser enérgico, de enojarse por el comportamiento de la mujer. Ser violento era mejor porque así, eso creía mi padre, podía controlar a mi madre.
Mi madre, por su parte, al tener sólo hijos varones y una mujer, nos enseñó que también nosotros, los varones, nos podíamos encargar de los deberes de la casa. y, además, yo lo veía justo. Justo y necesario para que ella no tuviera tanta carga. Ya era demasiada la carga física y emocional que tenía. Pero ella también cargaba con sus aprendizajes, pues decía que tenía que respetar al señor porque Dios se lo había dado como esposo.
Nunca vi el comportamiento de mi padre como amor verdadero. Y al empezar mi vida independiente, y más tarde viviendo en otros países, me di cuenta que el amor es el sentimiento más hermoso que se puede llevar en el corazón.
Dicen los que saben que hay cinco heridas emocionales que se dieron en la niñez y las cargamos cuando somos adultos. Son lesiones psíquicas que generaron lo que ahora somos. las heridas emocionales aparecen debido a un pasado infantil realmente traumático. Aunque otras veces la herida emocional se origina por una interpretación distorsionada de la realidad por parte del niño.
La primera herida emocional es el miedo al abandono. La Dra. Sharlene Wolchik de la Universidad de Arizona afirma que el miedo a ser abandonados es lo que genera, en gran parte de los casos, las rupturas de pareja.
La segunda herida emocional es el miedo al rechazo. Es la más profunda porque implica el rechazo de nuestro ser interior. Nuestras vivencias, nuestros pensamientos y sentimientos. Se dice que la persona que padece de miedo al rechazo no se siente merecedora de afecto ni comprensión y se aísla en su vacío interior.
La tercera herida emocional es la humillación. Se da cuando sentimos que los demás nos critican o nos desaprueban. Esta herida genera con frecuencia una personalidad dependiente. Pero, por otra parte, nos podemos volver tiranos y egoístas como un mecanismo de defensa humillando a los demás como un escudo protector.
La cuarta herida emocional es la traición o el miedo a confiar. Surge cuando el niño se ha sentido traicionado por uno de sus padres. Incumplir promesas, que no te hayas sentido protegido cuando más lo necesitabas. Es una sensación de vacío y desesperanza. Eso genera desconfianza, frustración, rabia, envidia hacia lo que otros tienen, baja autoestima. Por eso queremos ser controladores. Por eso uno quiere mostrarse como una persona de carácter fuerte.
La quinta herida emocional es la injusticia. Se origina, dicen los especialistas, en un medio en el que los cuidadores principales son fríos y autoritarios. Yong Zhao, respetado especialista en educación, afirma que el autoritarismo en la familia como en la educación afecta al desarrollo psicológico y emocional, así como al rendimiento y potencial de los niños. Menciona que cuando nuestros derechos no son reconocidos y no recibimos apoyo, consideración y una cercanía afectiva válida y significativa, aparecen graves heridas psicológicas. Las consecuencias serán rigidez, baja autoestima, necesidad de perfeccionismo e incapacidad para tomar decisiones con seguridad.
Yo al enterarme de esta información, me doy cuenta qué tan importante es tener un equilibrio emocional verdadero. Es necesario dejar de llevar cargando a nuestras espaldas esas cargas generacionales pues, en principio, nos beneficiará de manera individual para luego tratar de mejorar nuestro entorno familiar, esto nos llevará como consecuencia a una mejor manera de vivir en pareja, y, finalmente, podremos mejorar nuestro entorno social, porque nuestras comunidades son el espejo de lo que estamos siendo actualmente.
Obviamente, estos conceptos los debemos llevar a las escuelas para que nuestros pequeños y pequeñas comiencen con nuevos y mejores conceptos para vivir mejor, porque el amor en comunidad -y también se aplica a la pareja- lo definió muy bien Gotfried Leibniz: Amar es encontrar en la felicidad de otro tu propia felicidad.