" Ningún hombre es un fracaso
si disfruta de la vida.”
William Feather
Nuevamente agradezco a todas y todos mis lectores que se animan o -¿debería decir?- se atreven a comentar y criticar estas palabras que escribo cada semana. Cuando es así, seguramente ya lo notaste, publico una segunda parte. Y pienso y repienso que, efectivamente, no hay una sola y única respuesta en la vida. Hay muchas respuestas. Muchas razones, muchos motivos que nos impelen a vivir como vivimos.
Gracias a la magia de internet, esta columna llega a diferentes lugares, no sólo en México. También a otros países. Y con respecto del suicidio, que es algo triste y lamentable, y en lo cual debemos enfocar toda nuestra energía, cuidados, políticas públicas y proyectos de salud, recibí comentarios diversos.
Un lector mencionó que el suicidio en Aguascalientes está en segundo lugar. Me puse a investigar el dato, y sí, es verdad. De 100 suicidios que se dan en ese estado, 71 se presentaron en viviendas particulares, y las estadísticas demuestran que el 41.8% tienen una edad de entre 10 y 29 años de edad. Por otro lado, las mismas estadísticas mencionan que el suicidio en adultos mayores es más recurrente cuando se van acercando a los 80 años de edad.
Todos estos datos nos indican que este flagelo afecta a todos por igual, y que tenemos que implementar como sociedad y gobierno, mecanismos de prevención para erradicarlo, o ya, por lo menos, disminuirlo a la brevedad.
El mismo lector mencionó, que, según su apreciación, y por el puesto que tiene en una empresa muy importante a nivel nacional, que él percibe otras causas, además de las ya existentes que son depresión y ansiedad, y que tienen que ver con las jornadas largas de trabajo de 12 horas en la factoría y la infidelidad de su pareja. Él así lo percibe por lo que vive en su día a día.
Al analizar esta situación, es, en cierto modo lógico, que los trabajadores estén muy cansados. Imaginemos que entran a trabajar a las ocho de la mañana y terminan de trabajar a las ocho de la noche. Pensemos que viven en zonas alejadas del centro de trabajo. Pensemos a la hora que sale de casa y la hora de regreso a la misma. ¿A qué hora puede convivir con su pareja o con sus hijos?
Una lectora del norte de la república, mencionó un caso de un amigo que fue asaltado de una manera brutal y pasó bastante tiempo en el hospital y, que después, esta persona quedó muy marcada, al grado tal que comenzó a tener delirio de persecución y sentía miedo de salir a la calle. Al final, este hombre acabó suicidándose. ¿Dónde quedó la ayuda psicológica? ¿La recibió? Enigma total.
De verdad me llegó tanta información y casos, que pareciera que a nadie le importa. Sin embargo, estoy cierto, que, si todos nos organizamos, sociedad y gobierno, podremos hacer frente a este mal que nos aqueja cada vez más.
La implementación de cursos y talleres sobre resiliencia es una opción excelente para informar a la gente de la importancia de desarrollarla en nuestra psique. Practicarla y aplicarla puede aminorar los casos de depresión y ansiedad.
Otra opción maravillosa, también, es la implementación de gestión del conflicto y la mediación. Ésta se aplica en diferentes ámbitos. Tenemos la mediación escolar, que, al ser enseñada a los estudiantes, maestros y administrativos logra un ambiente escolar saludable y armónico, también puede incidir en formas novedosas de gestión del conflicto; existe también la mediación comunitaria o vecinal que coadyuva a que los problemas que puedan existir entre vecinos puedan gestionarse de una manera diferente, más amigable y pacífica, y, entre las ya conocidas actualmente se encuentran: la mediación familiar, civil, mercantil y laboral.
La gestión del conflicto es una herramienta maravillosa, porque estamos acostumbrados desde pequeños a gestionar nuestros problemas de una manera agresiva. Esta no pretende encontrar una solución al problema concreto, sino que consiste más bien en aportar estrategias y métodos que ayuden a las partes en conflicto a establecer una comunicación constructiva para llegar juntas a una solución del problema.
Siempre digo que sólo pasamos una vez por este camino que se llama vida. Y lo mejor es hacerlo de una manera positiva, alegre y amorosa. Todos y todas estamos de paso.
Todos debemos ser parte de la solución. Nunca lo contrario. Me gusta, y siempre trato de actuar como este dicho antiguo y anónimo: “si no formas parte de la solución, entonces pasas a formar parte del problema”.