"No deberíamos estar buscando héroes,
deberíamos estar buscando buenas ideas.”
Noam Chomsky
El artículo anterior suscitó varias controversias y a raíz de ello, nuevamente decidí hacer una publicación en mi sitio de Facebook en la que mencioné que era importante detener las diversas narrativas que están haciendo muchas personas, unas en pro y otras en contra de nuestro presidente. Mencioné que lo importante era buscar una narrativa diferente, no de odio ni antagonismos, sino de hermandad y de construcción social positiva. Hubo lectores que lo entendieron muy bien, pero, sin embargo, otros, comenzaron discursos de odio y resentimiento atacando a una u otra parte. Esto me llevó a la conclusión de que en realidad estamos llegando al punto del fanatismo. Y lo digo para ambos lados. Los que están a favor y los que están en contra.
Por eso el epígrafe de esta columna de este emblemático psicolingüista, filósofo y político Noam Chomsky quien tiene actualmente 94 años de edad, y que ha vivido muchísimas experiencias, y tiene, siempre ha tenido, puntos de vista bastante controvertidos (dicen ahora, como en inglés, controversiales) sobre lo que sucede en el mundo.
Como he mencionado en artículos anteriores, es de suma importancia guardar un equilibrio en todo lo que compete a la vida pública. Y Chomsky, en ese sentido de la vida pública nos ha regalado mucho para entender lo que ha sucedido en la historia. “El propósito de los medios masivos... no es tanto informar y reportar lo que sucede, sino más bien dar forma a la opinión pública de acuerdo a las agendas del poder corporativo dominante.” Esto lo escribió mucho antes de la aparición de internet. Por lo que ahora que tenemos estos medios sociales, como los llaman, la sociedad cuenta con nuevas formas de manifestar la libertad de expresión. Pero, como también lo he mencionado, también en ellos se publican lo que llamamos fake news o noticias falsas.
Las narrativas que tenemos, los cuentos que nos contamos, y que nos convencen de que siempre tenemos la razón, es materia dañina para el pensamiento. Para el corazón. No hay una sola verdad. No existe la verdad absoluta. Y me refiero a las razones para vivir de manera equilibrada. Podemos, y debemos encontrar los puntos en que podemos unirnos para encontrar la armonía. esa armonía que nos garantiza que podemos vivir en paz y concordia.
Lo dijo Eduardo Galeano, ese gran escritor uruguayo que también nos dejó una gran herencia con sus obras: “Ojalá podamos tener el coraje de estar solos, y la valentía de arriesgarnos a estar juntos.”. podemos ser individualistas en lo que corresponde a tal hecho, pero, al mismo tiempo, como vivimos en comunidad, tenemos que aprender a estar juntos.
Eso nos hará ser libres en consecuencia. En lugar de estar atados a un pensamiento o pensamientos rígidos que han provocado desavenencias, peleas y violencia física por estas narrativas que padecemos, podemos comenzar a buscar nuevas formas para llegar a construir acuerdos y poder vivir en paz.
Te invito, estimada lectora, estimado lector, a dejar a un lado nuestras diferencias ideológicas y buscar alternativas constructivas. No permitas que las narrativas que hoy nos presentan inunden tu corazón de odio. Esta es otra propuesta: Investiga, analiza, reflexiona. No te dejes llevar por una sola corriente de opinión, ni siquiera te dejes llevar por lo que yo digo. Y tampoco te dejes llevar por el famoso algoritmo que hace que, al conocer tus gustos determinados en tus visitas a las redes sociales, te hace llegar “tus preferencias”. Seamos críticos.
Nuestro entorno muestra una cara maltrecha, un cuerpo amorfo que espanta. Que da miedo. Miremos a nuestro alrededor. Todo es caos, violencia, incertidumbre, dolor, horror ante los hechos que cotidianamente padecemos. “Creo que hay que pelear contra el miedo, que se debe asumir que la vida es peligrosa y que eso es lo bueno que la vida tiene para que no se convierta en un mortal aburrimiento”, nos recuerda Eduardo Galeano, e insiste, aunque él ya no esté en este plano terrenal: “Y hoy, más que nunca, es preciso soñar. Soñar, juntos, sueños que se desensueñen y en materia mortal encarnen.”